La Piedra del Oso: caminatas, naturaleza y vistas únicas en un barrio histórico de Comodoro
Muchas veces los puntos más atractivos de un paseo se ocultan a plena vista y no hace falta hacer muchos kilómetros para encontrar interesantes senderos y panorámicas espectaculares, como la Piedra del Oso en el barrio Diadema Argentina
El barrio Diadema Argentina fue creado en 1921 y creció vinculado a una empresa petrolera. Ubicado a 27 kilómetros al oeste de Comodoro, por la Ruta 39, destaca por el peculiar diseño de sus antiguas viviendas y la silueta de la iglesia Santa Bárbara. Con amplias zonas arboladas y parquizadas, está rodeada de los cerros típicos de la meseta patagónica.
Estos espacios naturales son escenarios de habituales caminatas y bicicleteadas, no solo por parte de los vecinos del barrio sino de otros comodorenses que se acercan a disfrutar de sus encantos.
Y es que entre las matas, las alturas y las rocas destacan algunos puntos "celebres" que son destinos obligados. Entre ellos, la conocida Piedra del Oso.
Quizás desde el punto de vista equivocado puede parecer simplemente un afloramiento rocoso, pero desde la vereda de la Iglesia de Santa Bárbara, mirando hacia el oeste, ya puede observarse sobre el cerro que la sostiene.
A medida que uno se acerca, siguiendo por la ruta 39 y dejando atrás las casas del barrio, la silueta es más nítida: un oso, parado en sus cuatro patas, con la cabeza levemente elevada hacia delante.
El camino que lleva a la cueva ubicada frente a este oso de piedra puede ser recorrido caminando o en bicicleta; siempre se recomienda un calzado adecuado, algo de abrigo y agua para hidratarse.
Desde allí, a unos 280 metros de altura sobre el nivel del mar, la vista del barrio y de esta porción de la estepa patagónica es espectacular.
Si bien esta travesía no ofrece una dificultad extrema, siempre existe el riesgo de desorientarse y terminar perdido, por lo cual no se recomienda lanzarse solo a la aventura de manera improvisada; si es posible ir con alguien que ya conozca el camino, y dar aviso del paseo que uno está a punto de emprender.