“Salvá a mi amigo porque te mato”, le dice un pibe a una doctora que está ingresando a un paciente herido en una camilla. En el pasillo nadie dice nada. Hay actuar rápido, nada puede salir mal. El amigo, acuchillado a la salida del boliche, tiene las horas contadas. No es el único. Ella lo sabe.

“Te voy a denunciar”, escucha ella cuando abre la puerta. Del otro lado hay un mundo de gente esperándola. Pacientes con fiebre, dolores estomacal, alguna molestia que no saben explicar. Todos quieren que los atiendan ahora.

El herido en camilla pasa junto a otros internados. No deberían estar ahí pero no hay otro sitio donde ubicarlos. Un hombre cubierto con una sábana. Una chica sentada con suero. Hay sangre por todas partes. El pibe allá afuera puede tener un cuchillo. Un policía lo contiene.

Así es un día en la vida de la guardia del Hospital. Hay dos médicas que atajan todo y un tercero de apoyo del Prosate. El Triage discrimina los casos urgentes de los que pueden esperar.  

Cuando logra salvar al herido -y tranquiliza al chico que amenazó con matarla- se encuentra con una marea de pacientes enfurecidos. “Pasá, por favor", se oye. Hay que atender al siguiente. Las denuncias son moneda corriente.

Hay días en que las médicas llegan a atender a 120 pacientes código verde, que no corren riesgo de vida. Los pacientes código rojo, cuya vida está en sus manos, llegan a unos 50 diarios.

En la guardia del Hospital hay pacientes internados que deberían estar en otro sitio.
En la guardia del Hospital hay pacientes internados que deberían estar en otro sitio.

¿Puede absorber el sistema de salud pública la creciente demanda de pacientes no solo de Trelew sino también del Valle y la Meseta? ¿Por qué los médicos últimamente eligen volcarse al sistema de salud privado? Estas son preguntas que se hacen muchos y que no tienen una sola respuesta.

Una médica de la guardia cobra $700 la hora mientras que en una clínica privada puede llegar a cobrar dos veces más o el triple.  

Las profesionales, de unos 30 a 40 años, tienen empleada doméstica o niñera -pieza infaltable en la estructura familiar- a las que les pagan $600 la hora. 

La ecuación es simple: casi nadie quiere entrar a trabajar en el Hospital porque no les conviene. 

 En el 2017 había 15 médicos en la Unidad de Medicina de Urgencias, mientras que hoy son ocho en planta y otros dos contratados por el Prosate. Ellos sostienen que debería haber cuatro médicos por día para estar cubiertos.

Las mismas doctoras tienen que subirse a la ambulancia cuando llega un alerta de una apuñalado en el INTA, el Moreira y Planta de Gas. 

Un accidente de tránsito en el centro puede esperar; lo más probable es que sea un borracho que va a sanar rápido. Pero los apuñalados van hacia una muerte segura. 

Algunas veces los médicos van en ambulancia al muere. Cuando se bajan para salvar a un herido se encuentran con la familia que los recibe a los piedrazos. 

El equipamiento de la guardia del Hospital.
El equipamiento de la guardia del Hospital.

Hay doctores que aseguran que, después de la pandemia, ingresan pacientes cada vez más graves. Esto vendría a explicar, en parte, que el sistema de salud no da abasto. 

Otros profesionales todavía no terminaron de cicatrizar las heridas de la pandemia. Los trabajadores de la salud estaban en la línea de fuego. 

El Hospital absorbía la demanda de pacientes con síntomas de Covid. Muchos de ellos sienten que todavía quedan deudas pendientes.

PEDIATRÍA EN CRISIS

"No hay residentes", es lo primero que dicen los médicos del área de Pediatría. Hay dos médicos en la guardia que están al salto de los casos que les presentan todos los días; atienden tanto las urgencias como las internaciones.

Cinco profesionales se reparten los turnos para cubrir la grilla. Aseguran que si siguen quedando cada vez menos, la terapia va a terminar desapareciendo. Parece una broma pero la cosa va en serio: el rumor que circula es que la terapia se está vaciando.

En el Hospital de Trelew funciona la única terapia de pediatría que hay en el Valle. Si se quedara sin médicos las familias de Rawson, Gaiman, Dolavon, 28 de Julio y otras localidades del interior, tendrían que derivar a sus hijos a Puerto Madryn o a Comodoro Rivadavia.

Los pediatras no quieren ingresar al Hospital porque entienden que no ganan lo suficiente para las responsabilidades que tienen. Llegan a atender por día entre 80 y 100 pacientes que no tienen donde ir ante una urgencia.

Una sala de internación del área de Pediatría del Hospital.
Una sala de internación del área de Pediatría del Hospital.

EL INFIERNO TAN TEMIDO

Hace poco hubo un caso trágico en el que murió un nene de tres años. La madre acusó a los médicos de negligencia y habló de ir a la Justicia.  

Hay médicos que asumen con profundo dolor que “se nos murió a todos”. No sienten que hayan cometido una negligencia: lo dicen en sentido figurado, en términos simbólicos. 

La muerte del niño es el fracaso de un sistema que “nos sobrepasa”, entienden. 

La tragedia puso al descubierto que fallaron los anticuerpos que el sistema debería tener para orientar a una madre con su hijo enfermo. 

Después de vivir este infierno nada parece haber cambiado. 

“Todo sigue igual”, lamentan. 

Los médicos creen que el sistema estaría mejor preparado para atajar estos casos si hubiese más personal; si hubiera una mejor interacción con los CAPS; si no tuvieran que preocuparse por llenar cientos de formularios que se van acumulando, para que la Policía los proteja cuando van a salvar a un apuñalado.

EL POLÉMICO PROYECTO

En el Concejo Deliberante hay en danza un proyecto de ordenanza que obliga a las clínicas a disponer de guardias médicas y pediátricas los fines de semana y feriados a la noche, como requisito para obtener la habilitación municipal.

Con esta iniciativa buscan que el intendente Adrián Maderna tome las riendas del problema de la salud pública como jefe político de la ciudad y acuerde con las clínicas dar cobertura a una demanda que está desbordada.

La salud en terapia intensiva: por qué escasean las guardias médicas y pediátricas en Trelew

La letra del proyecto dice el sistema de salud se ve sobrecargado debido a la falta de guardias médicas y pediátricas nocturnas en las clínicas privadas, los fines de semana y los feriados. 

También subraya que esto hace que las personas que pagan su obra social no tengan otro remedio que recaer en el Hospital. La norma se enfoca solamente en las horas guardias del turno noche. 

Pero hay médicos de la salud pública que entienden que la ordenanza debería extender este plazo a las 24 horas. 

La iniciativa del edil Oscar Villarroel, del bloque “Chubut al Frente”, ingresó al Concejo el viernes y pasó a la comisión de Asuntos Legales. 

¿Están en condiciones los sanatorios y las clínicas de cubrir la demanda? ¿Cuál es el rol que debe desempeñar estado? Estas son alguna de las cuestiones que los concejales tendrán que discutir cuando el proyecto esté sobre la mesa.

Las clínicas privadas en general aducen que pueden atajar la demanda de pacientes con las guardias que hoy disponen.

Un instituto consultado, por ejemplo, cuenta con atención de urgencias médicas las 24 horas, y recibe un promedio de 40 pacientes diarios en la semana, y 15 los sábados y domingos. 

Una fuente del ámbito admitió que les cuesta conseguir médicos que quieran hacer guardias, por más que están muy bien pagas.

Los privados que cuentan con el equipamiento necesario, no tendrían mayores inconvenientes en dar respuesta a las urgencias. 

Después de todo -confió un médico- esto les permite brindar una atención más integral a los pacientes.

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