Con la llegada de la primavera, el paisaje patagónico se llena de colores y aromas, destacándose una planta en particular: la lavanda. Más allá de su innegable belleza y suave perfume, este cultivo se convirtió en un pilar de la agroecología y el bienestar. Aunque muchos ignoran que esta es la mejor época para plantar lavanda, su ciclo de vida perenne se adapta perfectamente a las condiciones de riego constante y a una adecuada preparación del suelo.

A nivel mundial, la lavanda cobró relevancia en países como Francia, España e Italia, pero en Argentina, la experiencia familiar de Lavandas del Limay está revolucionando su cultivo bajo un enfoque completamente agroecológico. Ubicada a orillas del río Limay, esta finca se convirtió en un ejemplo de cómo cultivar lavanda de manera sostenible.

El cultivo agroecológico: un enfoque natural y eficiente

La agroecología se centra en un sistema de producción que prioriza el equilibrio natural del ecosistema, evitando el uso de agroquímicos tradicionales. En Lavandas del Limay, Cristian Signorelli, uno de los propietarios, enfatiza: “Todo lo que aplicamos a nuestras plantas es natural”. Esta filosofía no solo elimina los químicos, sino que implementa prácticas eficientes como el riego por goteo automatizado y un manejo responsable de los nutrientes del suelo, asegurando un producto final de calidad superior.

La etapa de cultivo requiere atención y cuidado para asegurar una buena floración. Aunque la lavanda es resistente a la sequía, necesita un riego regular durante los primeros meses de vida y en las épocas más secas. Gracias al riego por goteo, Lavandas del Limay maximiza el uso del agua, minimizando el desperdicio y asegurando que las plantas reciban la hidratación necesaria.

La poda es otro aspecto crucial del manejo de la lavanda. Después de la floración, las plantas son podadas para estimular el crecimiento de nuevos brotes. Algunas variedades, como el lavandín y la angustifolia, florecen anualmente, mientras que otras, como la lavándula dentata, pueden florecer varias veces en verano. Este cuidado permite obtener flores frescas y ramas para la producción de aceites esenciales, así como productos decorativos.

Propiedades y beneficios de la lavanda

La lavanda es conocida no solo por su función decorativa, sino también por sus múltiples aplicaciones en cosmética, aromaterapia y bienestar. Su aroma relajante ha sido utilizado durante siglos para calmar nervios y reducir la ansiedad, y estudios científicos respaldan su efectividad en el sistema nervioso, ayudando a disminuir el estrés y mejorar el sueño. No es sorprendente que el aceite esencial de lavanda sea un ingrediente popular en productos de belleza y bienestar.

El cultivo de lavanda ha experimentado un auge internacional, con regiones como Provenza, Francia, siendo emblemáticas. Según el World Lavender Market Research, se espera que el mercado de productos derivados de la lavanda crezca anualmente un 4.1%, impulsado por la demanda de productos naturales en el sector cosmético y de bienestar.

Innovación y sostenibilidad en la Patagonia

En la Patagonia argentina, Lavandas del Limay no solo adaptó el cultivo a un clima desafiante, sino que ha convertido la lavanda en un medio para potenciar tanto el negocio como el medio ambiente. El apoyo del INTA Bariloche ha sido fundamental, implementando tecnologías avanzadas como sensores de humedad para optimizar el uso del agua.

El enfoque agroecológico no solo permite obtener productos libres de agroquímicos, sino que también promueve un futuro más saludable tanto para el ambiente como para los consumidores. En Lavandas del Limay, cada paso del proceso está diseñado para minimizar el impacto ambiental y garantizar productos de alta calidad, como jabones, biocosméticos y aceites esenciales.

Con información de Infobae, bajo supervisión y edición de un periodista de ADNSUR. 

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