Los "avistajes" en Comodoro y Rada Tilly: la investigación que monitorea a las ballenas que pasan frente a estas costas
La aparición de una ballena muerta en las costas de Kilómetro 8 volvió a poner en los ojos de todos el paso de esta especie por las costas del Golfo San Jorge. Sin embargo, lejos de ser algo casual, cada vez es posible ver más ballenas en la zona. En este informe, te contamos el trabajo que realiza un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, que en conjunto con el Municipio de Rada Tilly y Pan American Energy, hace dos años comenzaron a estudiar la presencia de estos cetáceos en el sector; una población que crece cada vez más.
40 ballenas en un día nadando por las costas de Comodoro Rivadavia y Rada Tilly. ¿Es posible?, la respuesta es sí, y un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, lo pudo corroborar y estudiar.
La última semana, la aparición de una ballena muerta en las costas de Kilómetro 8 volvió a poner en los ojos de todos el paso de esta especie por las costas del Golfo San Jorge. Muchos creen que se trata de algo casual. Sin embargo, lo cierto, es que cada vez se ven más ballenas en la zona, y ante este fenómeno un grupo de investigadores, en conjunto con instituciones y empresas comenzó a estudiar la presencia de esta especie.
El proyecto se titula: “Cetáceos en el Área Natural Protegida Punta Marqués, zona central del Golfo San Jorge”, y lo realizan unas 15 personas, entre profesores - investigadores de la Facultad de Ciencias Naturales y Ciencias de la Salud, doctorandos, estudiantes de doctorados del CENPAT, alumnos de la licenciatura en Ciencias Biológicas, personal de la Reserva Natural Punta del Marqués, entre ellos Daniel Luchetti, quien opera el dron, y el fotógrafo Diego Cabanas.
El mismo surgió por iniciativa de la bióloga Marina Riera y es dirigido por el biólogo Mariano Coscarella, docente de la universidad e investigador del CONICET. Ambos está semana dialogaron con ADNSUR y contaron de qué se trata el proyecto que se realiza a través de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la UNPSJB.
MIRAR MÁS ALLÁ DEL MAR
Según contó Riera, todo comenzó en 2018, cuando empezó a ver que cada vez se veían más ballenas en la zona de Punta del Marqués. “Yo conozco a los chicos de la Reserva hace mucho y una amiga trabajaba ahí, y empezamos a ver que los avistajes eran cada vez más frecuentes. Íbamos hoy y había, íbamos mañana y había, pero necesitábamos un director que tenga los antecedentes para el proyecto. Ya conocíamos a Mariano y en un viaje a Madryn por la Red de Fauna, de la que también participamos, le mostramos videos, y empezamos a ver la cuestión y surgió el proyecto de investigación”, indicó.
En 2019 el grupo de investigación comenzó a trabajar en la recolección de información y la búsqueda de apoyo externo, algo fundamental para este tipo de proyectos.
Así consiguieron el apoyo de la operadora Pan American Energy (PAE), Fundación Azara, y la Municipalidad de Rada Tilly, administradora de la Reserva Natural Protegida “Punta del Marqués”, sede del trabajo.
Riera asegura que esto es fundamental, en virtud que “estos proyectos sin financiamiento no funcionan”. “Nos han ayudado muchísimo. El municipio de Rada Tilly nos ha ayudado un montón. Nos ha ayudado con la compra del dron, del monocular para hacer los escaneos, nos colabora también con las salidas que tenemos con el Club Náutico. Y el apoyo de Pan American Energy también es fundamental porque estos proyectos de investigación sin financiamiento no funcionan”.
CUATRO PREGUNTAS BÁSICAS
¿Pero qué es a lo que apunta el trabajo? Coscarella lo contesta con cuatro preguntas. “Cuando empieza un proyecto de este tipo, hay cuatro preguntas básicas que uno se hace: ¿Qué especie son?, ¿Cuándo aparecen?, ¿Cuántos son? y ¿Qué vienen a hacer?. Entonces el primer objetivo general que tenemos es hacer un estudio de base con las especies que se han visto desde Punta del Marqués, porque una cosa es decir vemos estás especies y otra hacer un estudio sistemático donde ves la abundancia, la diversidad, en qué mes son más frecuentes y cuándo baja”, explica.
Coscarella asegura que ya hay gente trabajando en cada una de esas preguntas que permitirán ir ampliando el conocimiento paso a paso. Es que como admiten, al principio no sabían en qué fechas vienen, ni qué especie e incluso les costaba diferenciar una de otra. Sin embargo, en estos dos años de trabajo, a pesar de la pandemia, pudieron lograr avanzar y tener un conocimiento más amplio de los ejemplares que eligen estas costas, como parte de su ruta migratoria.
Así, hoy saben que la ballena Sei es la que más elige la zona, y a priori, el motivo parece ser la alimentación. También saben que se avistan ballenas Fin y Minke, y que a veces aparecen algunas jorobadas, como la que se vio el fin de semana; y alguna Franca, la reina de Puerto Madryn y el Golfo Nuevo, que atrae a miles de turistas cada año.
“De tres grupos, acá se ven dos”, dice al respecto Coscarella. “La ballena franca es un grupo y el resto son rorcuales, que son ballenas más largas que tiene aletas, pliegues en la garganta y son muy parecidas en las especies”.
“Al verlas en el agua, más el video de dron, vemos que la mayoría son ballenas Sei. un día vimos 40 animales en simultáneo. Y su comportamiento es muy diferente a las ballenas Francas. Estás son muchísimo más ágiles, cambian el rumbo constantemente”, agrega Riera.
Las preguntas de los investigadores de a poco van teniendo respuestas. Ya con la población un poco más identificada, ahora llega el momento de responder la segunda pregunta. ¿Qué vienen a hacer?
Al respecto, el director explica. “La idea es ver qué está pasando con estos animales, porque hace 15 años no se veían y hoy se ven y queremos entender un poco cuál es el motivo de su frecuencia y que viene a hacer. En realidad todas estas ballenas históricamente fueron cazadas y llegaron al borde de la extinción de muchas especies. En 1935 la Comisión Ballenera le puso un freno a la caza y hay una moratoria estricta desde 1986. Entonces las especies, algunas, empiezan a recuperarse. Esto lleva muchísimo tiempo, porque son animales, que tienen una sola cría al año, o cada dos o tres años, y lo que estamos empezando a ver es esta recuperación... Es probable que estas ballenas hayan estado acá en el siglo XVIII o XIX y ahora están recuperando esas áreas. Con la ballena Franca pasa lo mismo, entonces lo que estamos viendo es el regreso de algunas especies a lugares que ocupaban antes. Es lo que está pasando con las ballenas”, dice con orgullo.
Por el momento es imposible aventurar de dónde vienen. Algunos datos permiten pensar que podría ser de las Islas Malvinas, donde se han visto ejemplares. Respecto a Yubarta (ballena Jorobada) se sabe que comen en aguas subantárticas y se reproducen en Brasil, así que es posible que este sea solo un destino de paso.
Lo cierto es que todo el año pasan ballenas, excepto algunos meses en particular, y en abril y mayo, por lo que se ha podido analizar, alcanza el punto máximo de visitas, que inicia alrededor de octubre.
Para hacer el avistaje se utiliza un monocular con el que se barre el área, y además el drone de la reserva, que permite ver en detalle cómo se mueven y alimentan estas especies, ampliando aún más el campo de investigación.
Para ejemplificarlo, basta decir que recientemente Riera y parte del equipo presentó un trabajo sobre una nueva técnica de alimentación de la ballena jorobada en la restinga de Punta del Marqués.
Por supuesto, el equipo sabe que hay animales que pasan por fuera del campo de estudio. Por esa razón, se está trabajando en la firma de un convenio con la Fuerza Aérea para realizar vuelos de avistaje, a baja velocidad y 150 metros de altura, que permitan tener estimaciones de abundancia a través de muestreos de distancia en la zona central del Golfo San Jorge. Esto permitirá saber qué cantidad de animales y qué especie hay en cada zona.
En paralelo también se trabaja en otros aspectos. Por ejemplo, un estudiante de la universidad trabaja en la identificación de individuos para ver si los ejemplares suelen volver a la zona. Mientras que otra estudiante estudia en qué zona se ven con mayor frecuencia, y la Universidad realiza un proyecto de extensión para la gente sepa todo lo que conoce alrededor de las ballenas en la zona.
Por supuesto, el horizonte siempre permite soñar, y por qué no imaginar una costa marítima como la del Golfo Nuevo con avistajes turísticos y demás.
Al respecto, Coscarella, dice: “Ese es uno de los objetivos últimos del proyecto, es comenzar a pensar en cómo se pueden desarrollar los avistajes que se desarrollan en Puerto Madryn acá. Es una alternativa. Por supuesto no solo tiene que ver con la biología de los animales y otra información que estamos buscando. Hay otros aspectos que tienen que ver con el circuito turístico, la capacidad de inversores privados para explotar el atractivo turístico, pero es una de las raras veces que el caballo va por delante del carro y no al revés, y eso es positivo. Pero eso es a mediano plazo, algo que el proyecto considera a modo de estudio” sentencia.
Así, es posible pensar en un mundo de ballenas en los alrededores de Comodoro Rivadavia y Rada Tilly, una experiencia que muchos han podido disfrutar, pero de la que se necesita saber mucho más, no solo para pensar en posibles avistajes, sino para avanzar en políticas de conservación, en un área donde la naturaleza todavía está virgen, y a solo unos pocos kilómetros del balneario que alguna vez fue un paseo de fin de semana para Comodoro.