Murió el “Capitán Optimista”, el joven pediatra que recetaba sonrisas
La enfermedad contra la que él luchaba como médico, el cáncer, terminó con su vida a los 36 años.
El "Capitán Optimista", Antonio Javier Cepillo Boluda, era un joven pediatra oncólogo español que recetaba "altas dosis de optimismo" y "sonrisas" a sus pequeños pacientes. A los 36 años, la enfermedad contra la que siempre recetó una sonrisa acabó con su vida. Y murió hace una semana.
Contó su experiencia con el cáncer en el discurso de despedida a los residentes, en 2016, cuando confesaba que había aprendido en primera persona cómo un médico no debe tratar a un paciente.
Durante su tercer año de formación como médico residente en el Hospital Universitario de Albacete, España, se detectó un bulto y, de la noche a la mañana, se convirtió en un enfermo de cáncer más tratando de contener la tristeza en una sala de espera de Oncología.
Un año después de aquel emotivo acto de despedida a los residentes, en junio de 2017, el pediatra se convirtió en "Capitán Optimista", un galardón que otorga la Fundación Hospital Optimista al médico español que mejor "humanizan los cuidados", y cuyo distintivo es una nariz de payaso que el doctor lucía con orgullo.
Pero esa batalla contra el cáncer la perdió. Y el querido médico español falleció el 2 de abril a los 36 años. Muy conocido en España, distintas personalidades lo despidieron en las redes sociales.
"Amigo, capitán, tu lucha, generosidad, amabilidad, altruismo, dedicación han sido y serán un ejemplo para todos. Un beso muy fuerte para la familia y amigos. Descansa en paz, Cepi". El sentido mensaje del futbolista Andrés Iniesta en Instagram el pasado miércoles resumió el sentimiento de la sociedad española.
El estilo del médico revolucionó la manera de ver a los pacientes. El decía que los médicos no tenían que olvidarse de una misión: cuidar al paciente. Y que si bien curar no siempre es posible, sí se puede cuidar.
Los médicos, según el "Capitán Optimista", no deben sentir pena por los pacientes. Es el peor sentimiento. Sí deben sentir compasión y no hacer que la gente se sienta enferma. "No sean ese médico al que nadie quiere volver a ver", recomendó.