CAPITAL FEDERAL (ADNSUR) - Daniel Horacio Del Potro, padre del tenista Juan Martín, murió hoy a los 63 años tras haber sido operado del corazón en diciembre pasado. Desde ese entonces se encontraba internado en una clínica porteña.

Daniel del Potro era médico veterinario. A pesar de que siempre acompañó a su hijo en su carrera tenística, solía mantener un perfil muy bajo.

Estuvo al lado del tenista en sus comienzo, cuando jugaba en las categorías infantiles, aunque luego le delegó esa responsabilidad al Negro Gómez, el primer entrenador de Juan Martín, que empezó a hacerse cargo de viajar con el exnúmero 3 del mundo.

Si bien muchas veces participó de las acciones comerciales de Juan Martín, con la confección de contratos o discusión por los premios, Horacio del Potro se dedicaba específicamente a trabajar en su campo, donde la especialidad era la cría de bovinos, informó TN.

La muerte de su papá representa un duro golpe para Delpo en medio de su búsqueda de regresar al circuito luego de tres operaciones en la rodilla derecha por una lesión que no le permite competir desde junio de 2019. La última intervención se desarrolló el pasado 26 de agosto en Berna, Suiza, hacia donde viajó a atenderse con Roland Biedert, el médico que trata a Roger Federer y Stanislas Wawrinka. La última escala fue en Porto Alegre, con la esperanza de que el fisioterapeuta Luiz Fernando García logre resultados similares a los que tuvo alguna vez el símbolo del fútbol uruguayo Diego Lugano.

Tener a sus papás cerca en las grandes citas del tenis resultó, precisamente, una de las grandes motivaciones para vencer las lesiones y regresar al más alto nivel. Lo narró en junio de 2020, en una entrevista con Alejandro Fantino, por ESPN.

“Mi papá y mi mamá no me vieron nunca en vivo en un gran torneo. Me han visto jugar Copa Davis acá con mi hermana, ella sí viajó al US Open. Con este tema de la lesión de la rodilla y de la vuelta, esto de mis viejos es algo que a mí no me deja estar tranquilo, no me deja bajar los brazos. Me hace decir ‘yo tengo que volver a jugar’ y tengo que ir con mi mamá y mi papá y decirle a Federer: ‘Roger, saludá a mis viejos’”, contó.

“Desde los comienzos mis viejos han hecho lo imposible para que yo pudiera viajar. Mi papá es veterinario, mi mamá es maestra en literatura y lengua y bueno, ellos tienen sus trabajos y yo viajaba cuando podía. Cuando ellos juntaban un poco de plata me mandaban a los torneos y había veces que no podían hacerlo”, continuó, emocionado por los sacrificios de sus progenitores, publicó Infobae.

“Esa cultura de trabajo que ellos tienen siempre se aplicó durante mi carrera. Muchas veces había oportunidades para que viajen y mi mamá no quería faltar a la escuela para no dejar de dar clases, lo mismo mi papá con algún trabajo en el campo. Mi hermana sí ha tenido la oportunidad de viajar y verme un poco más, pero lo de mis viejos sí es algo que me quedó pendiente, ahora por culpa de la lesión de la rodilla”, lamentó.

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