Neuquén: cómo es la historia del monumento al General San Martín
Inaugurado en 1954, el monumento tiene una historia fascinante desde su construcción hasta la rifa de un automóvil para financiar su edificación.
El Monumento al General José de San Martín en Neuquén, erigido en septiembre de 1954, guarda una historia rica que se remonta a sus primeros días de construcción.
El monumento se construyó en el sitio donde inicialmente se encontraba la pirámide fundacional, que tuvo que trasladarse unos metros hacia el norte en la Avenida Argentina, por entonces llamada Avenida Eva Perón.
Según el diario local "El Territorio", la Comisión a cargo de la erección decidió ubicar el monumento en la intersección de la Avenida Eva Perón entre Presidente Roca y Ministro González, cerca de la pirámide de fundación original. El proceso delicado de trasladar la pirámide estuvo bajo la dirección del ingeniero Luis Alonso.
El día de la inauguración, según "La Provincia" del 12 de septiembre de 1954, Neuquén se vistió de fiesta, con calles llenas de gente y entusiasmo popular. Las asociaciones del pueblo depositaron ofrendas florales al pie del monumento. El Obispo de Mendoza y Neuquén, Monseñor Doctor Alfonso Butteler, bendijo el monumento, seguido de discursos de diversas personalidades, incluyendo al Gobernador del Territorio, Dr. Pedro Luis Quarta.
En la misma edición, "Opinión Pública" informaba que alrededor de 15.000 personas participaron en los actos de inauguración. La construcción del monumento estuvo a cargo de la empresa italiana Falcone, y la estatua, realizada en bronce, fue traída desde Buenos Aires.
Sin embargo, la historia del monumento es aún más peculiar. Según la especialista en Patrimonio Arquitectónico, Liliana Montes Lefort, en 1952, la Comisión Territorial de homenaje al General San Martín solicitó al gobernador del territorio importar un automóvil Ford V8 desde Estados Unidos para rifarlo y financiar la construcción del basamento del monumento. La rifa, que consistió en 5.000 boletos de 50 pesos cada uno, fue una estrategia ingeniosa para recaudar fondos.
Este monumento, una de las decenas de copias de la estatua original realizada por Louis Daumas en 1859, continúa siendo un emblema en Neuquén.