Para el Padre Zubeldía los problemas de Caleta son la falta de agua, droga e inseguridad
El sacerdote de Caleta Olivia, Néstor Zubeldía, quien participó en el levantamiento de la ciudad para reclamar la falta de agua, indicó que a dicha problemática también se sumó la inseguridad, droga y temor a perder el trabajo en el sector petrolero.
CALETA OLIVIA (ADNSUR) - “Mi llegada a Caleta Olivia coincidió con el último Gobierno municipal, y escucho y me dicen, y veo la desastrosa gestión municipal que hubo. Obviamente no es sólo este, y un montón de aspectos, responsable del Gobierno municipal, sino provincial nacional, y si bien existen otros problemas laborales y económicos que son visibles, el agua está ligada a la vida, y no hay; en una zona con riqueza petrolera y por ejemplo, con pesca récord de langostino. Pero no tenemos agua, algo básico”, advirtió el sacerdote a Tiempo Sur.
El párroco aseguró que las problemáticas “son demasiadas y evidentes”, como es “la droga e inseguridad”. “Ahora hay robos a mano armada que culminan en muerte, algo nunca visto, y esto eclosionó también en otros lugares, pero acá no sólo tiene que ver con la problemática local ni siquiera del ámbito político, es un cóctel muy complicado”, detalló.
NECESIDAD DE ACUERDOS
Zubeldía sostuvo que es “necesario y saludable” que existan acuerdos entre todos los sectores, ya que “es el único modo de salir adelante”. Advirtió que se “escucha y olfatea” en la comunidad el “temor y preocupación” a perder los puestos laborales, principalmente en el sector petrolero.
Y agregó que “también hay una preocupación de que vuelva la usurpación, o de gente que a pesar a vivienda que le prometieron. Si bien no es masivo, se siente”, precisó.
En otro aspecto, reconoció que “he tenido cuestionamiento en otro contexto. Creo que si alguien ve lo contrario le ruego que me lo diga, porque no he dicho ninguna mentira, ni nada. No he tenido una mirada partidista”, remarcó.
En tal sentido, advirtió que el propio Papa Francisco I, señaló en su encíclica y hablando con los obispos, que en tiempos conflictivos, prefería una iglesia accidentada por estar en la calle, que enferma por estar encerrada, y esto tiene que ver con esto: “hay que comprometerse y decir las cosas”, indicó.