Parásitos: las enfermedades debilitan el rendimiento de los chicos
El debate sobre perros sueltos demanda un cambio de paradigma.
COMODORO RIVADAVIA (Por Geambiente / Especial para ADNSUR) - Los alimentos, el agua y el suelo contaminado con heces son una de las principales vías de transmisión de microorganismos al hombre.
En zonas urbanas, la posibilidad de contaminación por excretas humanas está controlada, en mayor o menor grado, por la infraestructura del servicio cloacal y de agua potable.
La contaminación ocasionada por materia fecal canina (MFC) está directamente relacionada con los hábitos culturales de la población, que favorece la dispersión de heces en lugares públicos. La contaminación biológica de estos espacios con heces caninas conteniendo formas parasitarias infectantes, es un factor de riesgo para los niños y adultos.
Las parasitosis relacionadas a parásitos caninos (pi), tienen una profunda repercusión en el desarrollo socio-económico y productivo de las comunidades que afectan, siendo el primer eslabón en la secuencia de adquisición – y trasmisión- la exposición del ser humano a elementos parasitarios infectivos presentes en el ambiente.
Las infecciones causadas por parásitos son endémicas en los países en desarrollo, constituyendo su prevalencia e incidencia, buenos indicadores de las condiciones sanitarias y ecológicas del entorno de sus hospedadores.
LOS RIESGOS DE LA FALTA DE INFORMACIÓN
La falta de información epidemiológica proveniente de los sectores de la población más desprotegidos, contribuyen a la invisibilidad del problema en estas sociedades.
En algunas regiones, se ha reportado que las enfermedades ocultas e ignoradas -neglected diseases-, atrapan a la población de bajos recursos en un espiral de pobreza; debido a la tendencia de estas patologías a perjudicar el desarrollo de la población infantil, a afectar la salud de la población y a impactar en la productividad laboral.
Entre estas enfermedades, se encuentran zoonosis parasitarias tales como hidatidosis, toxocariosis, giardiosis, amebiosis y toxoplasmosis, entre otras.
Existen evidencias en países desarrollados que las parasitosis dan a la pobreza una base fundada, considerándolas como determinantes de disparidades sociales y económicas en el mundo. Existe entonces, una asociación incuestionable entre las zoonosis parasitarias ocultas/ignoradas y la pobreza, provocando aquellas un impacto socio-económico negativo y perpetuando los ciclos de pobreza, inequidad y hambre, en las comunidades.
EN LOS CHICOS
Estas zoonosis frecuentemente se inician en la infancia, debilitando a los individuos afectados, impactando en sus oportunidades de educación y, en el mediano y largo plazo, en la productividad laboral y desarrollo integral.
Investigaciones sobre las geohelmintiosis endémicas en países en desarrollo, muestran que un niño parasitado tiene 20% menos de posibilidades de alcanzar un adecuado rendimiento escolar, reduciéndose así en un 40% las posibilidades futuras de empleo en la adultez.
En términos monetarios, la inversión a realizar en prevención, control y tratamiento de las zoonosis parasitarias, es significativamente más económica que las pérdidas que se generan por los costos directos, indirectos e intangibles, asociados a dichas patologías.
Esta información a su vez, es esencial en análisis de tipo costo-beneficio o costo-efectividad, necesarios para evaluar la utilidad real de cualquier intervención sanitaria dirigida a reducir el impacto en la sociedad de aquellas patologías.
Ello supone un cambio de paradigma en la toma de decisiones sanitarias, con epicentro en el valor social de dichas intervenciones, y no solo en su eficacia.
Numerosas investigaciones realizadas en Argentina, han demostrado la presencia de parásitos intestinales (pi) de interés zoonóticos en ambientes urbanos, en muestras de materia fecal canina, de suelo, y de aguas de consumo y recreacionales.
IMPACTO EN COMODORO
En estudios llevados a cabo por nuestro grupo en diferentes barrios de Comodoro Rivadavia (Chubut, Argentina), se hallaron parásitos patógenos de importancia en salud pública humana resaltando la importancia de Giardia spp, Coccidios, Toxocara canis, Taenia/Echinococcus spp.
Estos pi se encontraron en muestras de materia fecal canina ambiental, con frecuencias de aparición de heces positivas comprendidas entre el 34,9% y el 51,2% (N= 481), y de suelo, resultando un 44.3% de muestras positivas para pi y un 17.3% de muestras conteniendo más de una especie parasitaria.
Las muestras fueron recolectadas en espacios públicos de uso recreacional situados en barrios en los cuales el 82.6% de la población se ubicaba en un nivel socioeconómico medio, con viviendas con adecuada infraestructura sanitaria, y en los que se registró que el 52% de los dueños de mascotas (perros y gatos) no desparasitaba periódicamente a las mismas, o solo lo hace con los de raza, y el 58% las dejaba salir habitualmente a la vía pública, sin supervisión “a dar una vueltita”.
La investigación local permitió dimensionar la situación real de los barrios estudiados, determinándose la contaminación biológica por parásitos intestinales de los espacios recreacionales.
Nuestros trabajos muestran un 42% de frecuencia del “gusano” nemato de toxocara en materia fecal canina (por su ciclo biológico aparece en cachorros, hembras preñadas o lactando) en las muestras de los espacios públicos relevados.
Investigaciones de la FCM – UNLP muestran que hay relación entre asma bronquial y la toxocarosis.
Dentro de la población con asma resultó tener anticuerpos para toxocara el 68.42%, diferenciándose significativamente de la población control (13.63%). Concluyeron que el grupo de pacientes con asma bronquial presentó una indudable asociación con una toxocarosis encubierta. En este sentido es importante observar a la hora del diagnóstico diferencial en el consultorio médico-pediátrico, teniendo en cuenta la situación ambiental descripta.
Los esfuerzos para evitar y controlar las zoonosis parasitarias, deben ser maximizados especialmente en las regiones endémicas para las mismas, teniendo presente que los fenómenos de globalización y de cambio climático, suponen condiciones nuevas de transmisión y diseminación de estas infecciones.
Autores: Cátedra de Parasitología Clínica-FCN-UNPSJB (C. Torrecillas, P.Sánchez Thevenet, I.Mellado, M. Sánchez)
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