COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - Una carrera contra el tiempo. Esa es la lucha que hace más de un año da el mundo contra el Covid - 19, virus que a pesar de la vacunación aún está lejos de ser controlado. 

Por estos días, a poco de cumplirse el primer aniversario del primer caso que se registró en Comodoro Rivadavia, la preocupación es la segunda ola; un posible incremento de casos paulatino que volvería a colapsar el sistema sanitario.

Comodoro Rivadavia no está exento de esta preocupación nacional que pone entre las cuerdas al gobierno de Alberto Fernández. Si bien en la ciudad aún son bajos los casos de coronavirus que se detectan a diario, y a diferencia de meses anteriores casi no se registran muertes ni hay alta ocupación de terapia intensiva, preocupa un posible aumento de casos, algo que ya estaría ocurriendo, según admitió Miryám Monasterolo, directora del Área Programática Sur, quien aseguró en declaraciones a La Tribuna Radio que aumentaron los testeos en el Detectar.

Por esa razón, la ciudad -también por el decreto de provincia- adhirió a las medidas restrictivas que se dictaron hasta el 20 de abril, con el objetivo de controlar un posible incremento de casos. 

En la población, en tanto, muchos se preguntan por qué preocupa tanto la segunda ola, con una población vacunada y la experiencia del año anterior. La respuesta es amplia y compleja.

OTRA REALIDAD

Emilia Villibar es la infectóloga del Área Programática Sur y en diálogo con ADNSUR explicó algunas de las razones que vuelven el panorama más complejo en este 2021.

“No es que sea más peligroso, sino que será más difícil de afrontar para el equipo de salud porque además de los casos de Covid confirmados, sus contactos estrechos y la vigilancia epidemiológica que eso demanda, se sumarán otras realidades que ya conocemos, como por ejemplo los accidentes de tránsito, las enfermedades crónicas, y lo que nos pasa todo los años; la circulación de influenza y el aumento de casos de gripe. A eso se suma que la población de riesgo es la misma para el Covid, y estamos hablando de un equipo de salud que viene trabajando mucho hace un año, a un ritmo más intenso que otros años”, indicó la infectologa.

Lo que dice Villibar es la raíz de la cuestión y para entenderlo solo hace falta recordar cómo estábamos el año pasado cuando se registraron los primeros casos de coronavirus y en septiembre cuando explotaron los casos y aumentó la demanda de camas de terapia intensiva y muertes. Estábamos aislados.

Cuando se detectó el primer caso, a mediados de abril, recién terminaba la primera etapa de la cuarentena total, y prácticamente el funcionamiento de la ciudad era el esencial, solo con personal de salud y seguridad en movimiento. No había escuelas, partidos de fútbol, tampoco bares y restaurantes abiertos, y mucha gente trabajaba en modo home office. 

El efecto de ese aislamiento también se hizo sentir en la salud pública, ya que al estar los niños encerrados casi no hubo bronquiolitis y la terapia intensiva infantil estuvo desocupada. Mientras que tampoco se registraron accidentes de tránsito graves y muchos menos heridos; una realidad a la que el Hospital Regional, donde se reciben las urgencias, no está acostumbrado.

Este año, con la flexibilización en su pico máximo, el panorama cambia. Los chicos desde nivel inicial a secundaria ya asisten parcialmente a clases y el movimiento en la ciudad es normal, con urgencias cotidianas que atender, sino basta recordar el accidente donde murió un remisero producto de un infarto, el asalto a un hombre de 57 años afuera de un cajero automático o el caso del camionero que murió en Garayalde, tras sufrir un paro cardiaco.  

Esto significa que el sistema de salud ya volvió a sus tareas habituales, a las cuales les deberá sumar los efectos de la segunda ola Covid - 19, sabiendo que habrá menos camas en terapia intensiva y menos personal para atender la pandemia, ya que el año pasado al estar suspendidas las cirugías programadas o no funcionar ciertos servicios, había personal que se podía reacomodar.

En este marco, dos realidades chocan entre sí en el sistema de salud: la experiencia y el cansancio, tal como refleja Villivar. “Yo creo que en este año que pasó muchas cosas aprendimos. y cuando uno trabaja con algo conocido trabaja más tranquilo, trabaja más ordenado. Eso es algo positivo. Después es cierto que la gente no lleva a cabo las medidas de prevención de forma eficiente. Nosotros salimos a la calle y cualquiera puede ver que el barbijo está mal colocado, el amontonamiento de la gente existe, y que no hay distancia entre persona y persona. Entonces creo que tiene que ver con un relajamiento de las medidas. Estamos teniendo brotes de Covid a partir de eventos sociales. Ahí hay una clara prueba de que las medidas de prevención no están siendo correctamente aplicadas, y es algo muy costo - efectivo, porque es barato tener bien puesto el barbijo cubriendo desde arriba de la nariz hasta abajo del mentón, mantener la distancia y lavarte las manos frecuentemente con agua y jabón”. 

EL EFECTO DE LA VACUNACIÓN

En este complejo marco, otra pregunta que surge es cuáles son los efectos sociales de la vacunación, qué rol cumplirán en esta segunda ola, Villibar lo gráfica claramente. "Las personas que tuvieron Covid tienen síntesis de anticuerpos, quedan protegidos. Sabemos que tres meses seguro, y hay un grupo muy chiquito que no genera. Por esa razón a las personas que tuvieron Covid la vacunación se la va a planificar a partir de los 3 a 6 meses de haber tenido la infección. Entonces, esto te asegura tener a mayor población con una dosis, tiene que ver con esto, porque de nada nos sirve tener poca población con el esquema completo, con dos dosis, y a mucha población sin vacunar. Y sabemos que una dosis estimula la producción de anticuerpos”.

Más allá de todo, como dice Villibar la mejor receta para controlar la segunda ola es no relajarse, apelar a los cuidados que ya aprendimos durante todo un año, repasar la forma de actuar ante un posible Covid - 19 y no olvidar que la vacunación evita un caso grave de coronavirus, pero no la posibilidad de contagiarse y contagiar.

Quizás la buena noticia, sea que está vez la población de mayor riesgo ya tiene cierta inmunidad, y que la vacunación en personal de salud permitirá que vuelvan a trabajar muchos agentes que estaban exceptuados por ser personal de riesgo, lo que sin duda traerá un poco de alivio a un sistema de salud tan castigado durante el último año. 

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