Por un tumor en la cabeza le daban 3 días de vida: se recuperó y viajó desde Canadá hasta la Patagonia en bicicleta
Después de 17 meses, Darius Braun cumplió el objetivo de recorrer la ruta Panamericana desde Canadá hasta Ushuaia. "Cuando me diagnosticaron el tumor maligno en la cabeza, los médicos me daban tres de vida, pero yo tuve una visión y me vi recuperado", relató el ciclista.
Un ciclista alemán de 33 años, finalizó recientemente un viaje de más de 20.000 kilómetros, desde Vancouver, Canadá, hasta Ushuaia, Argentina, en el extremo sur del continente. Este viaje se convirtió en un mensaje de resiliencia, ya que el ciclista se había recuperado de un tumor cerebral "del tamaño de una papa" que le paralizó la mitad de su cuerpo. Este increíble logro representa un testimonio inspirador de determinación y superación.
Darius Braun partió de Norteamérica en agosto de 2022 y llegó hace unos días al Fin del Mundo, en una travesía de 17 meses por la Ruta Panamericana en la que enfrentó peligros de todo tipo pero también recibió apoyos y logró difundir su historia como un motivo de inspiración hacia otras personas.
"A los 15 años me diagnosticaron un tumor maligno en la cabeza. Tenía el tamaño de una papa o de una pelota de tenis. La situación era tan grave que los médicos me daban tres días de vida y tuvieron que operarme de urgencia", contó a Télam Darius.
El joven sobrevivió a la intervención quirúrgica pero la mitad de su cuerpo quedó paralizado: no podía mover la pierna, el brazo y la mano izquierda, con lo que tampoco podía ni hablar ni caminar.
"Me dijeron que era casi imposible volver a tener una vida normal, pero yo tuve una visión y me vi recuperado. Necesité meses para darme cuenta de que era posible y casi diez años para lograrlo. Recién a los 24 años pude correr de nuevo, y volví a saltar a los 25", relató el aventurero.
Cuando era chico, Darius leía libros de exploradores, como Hermando de Magallanes o Cristóbal Colón, aunque fue un documental sobre la Ruta Panamericana el que lo convenció a iniciar la travesía más importante de su vida. Antes de ello, cuando tenía 27 años, conoció a un cura y a un psicólogo que le recomendaron contar su historia porque "podía ayudar a mucha gente".
A partir de allí, el joven planificó que la aventura debía reunir ambas consignas: la del viaje y la del mensaje a quienes hubieran atravesado una situación similar.
Los problemas comenzaron desde antes de salir: la compañía aérea le perdió la bicicleta que trasladaba desde Europa hasta Canadá y la partida de la travesía se demoró varias semanas.
"Decidí hacerlo solo por varios motivos. La experiencia es más dura de este modo pero necesitaba tiempo para conectarme con mis sentimientos. Quería aprender el idioma porque no sabía nada de español. Y quería ir explorando y conectándome con la gente", explicó el ciclista.
En México le hicieron la primera entrevista que empezó a hacer conocida su historia y también lo cargaron de energías, cuando una mujer le regaló una medalla de la Virgen de Guadalupe heredada de su abuela para que le sirviera de amuleto, obsequio que aún conserva con cariño.
El joven ciclista destacó aquel gesto porque se trataba de una reliquia familiar y porque "ella eligió regalármela para que me acompañe en mi viaje, y eso fue algo increíble", señaló.
Sobre las características de las carreteras que recorrió, Darius dijo que "los peores caminos fueron los de Perú. Con mucho ruido y sin ningún cuidado por parte de los conductores. Por Argentina y Chile viajé super tranquilo. Hay mucha hospitalidad y la gente es muy amable", valoró.
En el país estuvo en varios lugares donde lo entrevistaron y rescataron su historia de superación, como en Bariloche y en Mendoza.
“Los límites son los que nos ponemos nosotros mismos. En la ruta aprendí que no necesito nada material, solo vivir, estar presente en el momento y disfrutar”.
El ciclista también recordó el momento de "la última curva" en la Ruta Nacional Nº3, cuando "por fin pude ver el ingreso a Ushuaia y de fondo el Canal Beagle. Me sentí muy feliz de haberlo logrado", valoró.
También explicó que las dificultades del camino, como el viento o el frío, "fueron en realidad una motivación, porque así es la vida. Los límites son los que nos ponemos nosotros mismos. En la ruta aprendí que no necesito nada material, solo vivir, estar presente en el momento y disfrutar", reflexionó.
Darius colabora con la organización alemana "Deutsche Hirntumorhilfe" para pacientes con cáncer, y en cada lugar que puede visita enfermos en clínicas u hospitales, para inspirarlos a que no se rindan y que una recuperación es posible.
En su caso, a pesar de los notorios avances que ha logrado, todavía sobrelleva limitaciones en la motricidad fina.
"Cuando bajo una escalera tengo que estar concentrado. Con la bicicleta me desenvuelvo bien en espacios abiertos, pero me canso y debo estar muy concentrado cuando el camino es estrecho o hay mucho tránsito", comentó a Télam.
En Tierra del Fuego Darius recorrió senderos, dio charlas inspiradoras y visitó instituciones. Además, la Cámara de Comercio de Ushuaia lo recibió especialmente y su presidenta, Claudia Fernández, le entregó una distinción que reconoce su "proeza" y haber superado "todas las adversidades".
Darius tiene pensado retornar a Buenos Aires en avión para luego emprender el regreso a Alemania, país en el que lo espera su familia para pasar las fiestas de Navidad y Fin de Año. El joven asegura que si bien este tiempo en la ruta "constituye la mejor época de mi vida hasta el momento" también "hubo días muy duros".
"Fue igual que con mi tumor. Hubo días de desesperanza, de desmotivación o de depresión. Siempre pienso que si hoy es un día malo, mañana eso puede cambiar. Siempre hay que levantarse con esa mentalidad. Cada día es una nueva oportunidad", reflexionó el aventurero.
Con información de Télam