ESQUEL - En el marco de una beca postdoctoral cofinanciada por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva del Chubut, Gonzalo Romano se encuentra trabajando en el aprovechamiento de residuos vegetales y actualmente está involucrado en el desarrollo de una Planta Piloto de producción de hongos comestibles a partir de basura recuperada por la Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (GIRSU) del Municipio de Esquel.

“En esta planta de tratamiento se hace una separación muy profesional de los residuos orgánicos y se elabora compost. Al observar ese proceso, noté que ese compost es ideal para el cultivo de hongos”, explicó el investigador.

Los hongos son los principales degradadores de materia orgánica y según indica el especialista, el objetivo del proyecto es tratar de aprovechar al máximo los residuos orgánicos que generan los habitantes de la ciudad de Esquel para desarrollar un producto comestible con valor agregado.

“Lo que yo hago es usar los hongos para hacer lo que ya hacen por naturaleza, degradar materia orgánica. La idea es reproducir esto en condiciones controladas para cultivar champiñones y portobellos (Agaricus bisporus), que son dos especies que se consumen en el país y su cultivo comercial se realiza sobre compost”, afirma Romano.

En la planta de tratamiento de la ciudad de Esquel también se acumula el residuo de poda que es material orgánico óptimo para poder cultivar otra especie de hongo: Gírgola (Pleurotus ostreatus).

Este desarrollo que actualmente está dando sus primeros pasos pero que ya ha obtenido buenos resultados, se encuentra enmarcado en un Convenio de Asistencia, Colaboración y Desarrollo Productivo con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Provincia de Chubut y otro, entre la planta (representada por la Municipalidad de Esquel), la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco y Gonzalo Romano.

“Ya se ha realizado un ciclo productivo completo de gírgola. En lo que respecta a los champiñones, se hicieron ensayos de crecimiento en pequeña escala que resultaron exitosos y se está por comenzar a ensayar su producción a gran escala”, explica el científico.

Según comenta Romano, el aprendizaje más valioso que el proyecto pretende transmitir está representado por el principio de la economía azul: todo excedente de una industria puede ser utilizado como materia prima para otra industria. “Además se busca que todo el conocimiento generado durante este proceso sea a futuro compartido a través de cursos de capacitación con todas las personas interesadas en aprender a cultivar hongos comestibles, al mismo tiempo que se brindará asesoramiento a productores activos y se dictarán cursos de introducción al reconocimiento de especies silvestres”, concluye.

Fuente: Alejandro Cannizzaro - CCT CONICET CENPAT

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