Pulpo Rojo: La fábrica de cerveza artesanal de Chubut que recuperó una tradición trelewense de hace cien años
La cooperativa de jóvenes trelewenses es la única fábrica de cerveza consolidada de Chubut, comercializa sus productos en el Valle y en Puerto Madryn, y dio sus primeros pasos en Comodoro Rivadavia. Los socios fundadores se inspiraron en la primera cervecería que hubo en Trelew en 1912, cuando se cultivaban cereales, que desapareció durante la crisis del '30.
Lo que comenzó como una aventura de tres amigos que volvieron a Trelew después de estudiar en La Plata y en Buenos Aires, hoy se convirtió en la única fábrica de cerveza artesanal de Chubut en la que trabajan más de 20 personas asociadas que comercializan sus productos en el Valle, Puerto Madryn y están incursionando en Comodoro Rivadavia.
El Pulpo Rojo, con su cabeza y sus tentáculos, simboliza la épica perdida que estos 20 jóvenes trelewenses –algunos de ellos abogados, contadores, gastronómicos- persiguen como si fuera una ballena blanca con esta cooperativa: volver a ser lo que alguna vez Trelew fue.
Valentín Laborda, referente de la cooperativa, en las oficinas de la fábrica cita a Matthew Henry Jones quien en “Trelew, un desafío patagónico” (1912) escribe que “no deja de llamar la atención que en todos estos años no se hayan reunido capitales en la zona para construir y poner en marcha una moderna cervecería”.
La profecía del descendiente de los colonos galeses, no pierde vigencia después de un siglo: por aquellos años hubo un alemán, Kurt Guttwein, que montó la primera fábrica de cerveza artesanal en Trelew cuando sembraban trigo en el valle.
La fábrica cervecera de Guttwein quebró con el Crack del ´29 y, en la década del ´30, la reflotó una familia de Rawson, pero tiempo después la absorbió la empresa que hoy lidera el mercado en La Argentina. El galés Matthew Henry Jones iba a tener que esperar un siglo para ver realizado su sueño.
Valentín Laborda y los amigos sabían del pasado agrícola en la zona del Virch, y pensaron que si alguna vez cultivaron cereales, ellos también podían seguir las huellas de Henry Jones y del germano Guttwein, y fabricar cerveza artesanal.
“Vimos que teníamos la capacidad técnica de hacerlo y hay capacidad agronómica en el valle para eventualmente desarrollar toda la cadena alrededor de la cebada cervecera”, cuenta Valentín Laborda quien explica que todas las cervecerías procuran tener una fuente de agua abundante, cereal y lúpulo en la zona, y el cuarto elemento, la energía.
Pulpo Rojo pasó su prueba de fuego durante estos dos años de pandemia en los que consiguió reponerse a pesar de que en 2020 estuvo al borde de declararse insolvente. Hace dos años la cooperativa acumulaba barriles de cerveza que no podían colocar en el mercado debido al cierre de pubs, boliches y restaurantes.
“La situación generada a partir de la pandemia fue brutal. En 2020 se cancelaron todas las bocas de expendio. Adaptamos los métodos, dejamos de producir un mes por tener la planta llena de producto, y tenemos clientes que nos respaldaron”, cuenta Valentín.
UNA CUESTIÓN DE AGUA
La fábrica Pulpo Rojo tiene capacidad para producir 16.000 litros de cerveza mensuales. En la actualidad, trae la cebada de la pampa húmeda y el lúpulo de la cordillera en el límite entre Chubut y Río Negro. “Trabajamos con un agricultor que tiene un establecimiento en el Mallín Ahogado que hace un cultivo diferencial”, dice Valenín.
Pulpo Rojo, en la avenida La Plata de Trelew, la única fábrica de Chubut que cuenta con una planta moderna. Los otros emprendimientos cerveceros que hay en la provincia son de fabricación casera en menor escala.
La cooperativa distribuye la cerveza en barriles en bares, restaurantes y confiterías de Trelew, Puerto Madryn, Rawson, Playa Unión, Gaiman, Dolavon, 28 de Julio y también llega a Las Plumas. Además, incursionaron en Comodoro Rivadavia donde esperan abrir una sala de degustación “para llevar el agua del río Chubut al Golfo San Jorge”, dice Valentín.
¿Qué cuenta la leyenda del santo bebedor de cerveza? Valentín Laborda dice que lo ideal es tomar la cerveza a una temperatura de entre 4 y 6 grados para percibir los sabores. Las variedades IPA y APA de Pulpo Rojo, que son aromáticas, son las que más lleva la gente. La “IPA Argenta” es reconocida en el mundo como una de las dos cervezas made in La Argentina junto con la “Dorada Pampeana”.
El agua es uno de los componentes esenciales que determina la calidad de la cerveza. Nada más alejado de la realidad que si cortan el agua –como sucede a menudo en Trelew- es la coartada perfecta para abrir una cerveza.
“El agua es más del 90 por ciento de la cerveza. Según el lugar varía su composición, que va a acentuar diversos perfiles de lúpulo o maltas”, explica Wenu quien interviene en los procesos de fabricación.
ENTRE CARPANII Y MOSCONI
En las oficinas de Pulpo Rojo hay un Carpani con una frase del general Mosconi en defensa del patrimonio chubutense, que le regalaron los trabajadores petroleros jerárquicos una de las tantas veces que fueron a Comodoro Rivadavia.
La frase de Mosconi contra los "trusts extranjeros" cobra otro sentido a la luz de la pelea de la industria de la cerveza artesanal en el mundo contra las corporaciones multinacionales que dominan el mercado.
La producción de cerveza artesanal representa apenas el 3 por ciento del mercado en la Argentina. El resto se la reparten dos grandes conglomerados de empresas que acaparan a todas las marcas conocidas que se pueden encontrar en las góndolas de los supermercados, kioscos y almacenes de barrio.
Lejos de ser vistas como una competencia, las nuevas marcas de cervezas artesanales que llegan a Trelew son bienvenidas en la fraternidad de los santos bebedores. Las cervezas artesanales no compiten entre ellas, sino que se retroalimentan y persiguen la misión secreta de crear cultura de consumo de cerveza alternativa.
“El público disfruta de la variedad; en la medida que van llegando propuestas gastronómicas y productores conocidos a la zona no lo vemos como una amenaza, sino como la posibilidad de aprovechar una vidriera mejor. Son gente que viene con buenas prácticas, métodos probados y cerveza de calidad. Eso apuntala el mercado”, explica Valentin Laborda.
Después de la pandemia resurgieron en Trelew varias cervecerías que parecen confirmar que la cultura de la cerveza artesanal está en expansión y no tiene techo. Hay una movida under cervecera (también llamada craft beer) que convoca a músicos y artistas locales, y que no le esquiva a los debates ideológicos, pero tampoco deja entrar a la política partidaria.
En el ámbito de las cervezas artesanales, las únicas reglas que no se pueden romper son bajar la calidad del producto -es un duro golpe todos los productores de cerveza- o hacer prácticas desleales como, por ejemplo, obligar un bar a que no venda tal o cual marca para beneficiar a otra.
Los productores de cerveza artesanal defienden su sello de distintivo de calidad frente a las corporaciones que trabajan con cerveza industrial. “Lo único que nos pone en una situación de competencia es cuando hay productor que no elabora un producto de calidad. El consumidor de cerveza artesanal, como el consumidor de vino, no se casa con una marca, se casa con una categoría, sabe que hay otra forma de beber cerveza”, dice Valentìn Laborda.
Las perspectivas de expandirse de la cooperativa Pulp Rojo no están ajenas a la dura realidad económica de Trelew, la provincia y del país. Lo que a los emprendedores le preocupa es contar con mano de obra calificada para sumar a la fábrica puesto que tienen perspectivas de seguir creciendo.
"Nos preocupa saber a quién vamos a contratar dentro de unos años si esto sigue creciendo, porque gente sin instrucción no está preparada para venir temprano a trabajar y seguir instrucciones o un estatuto. Para fabricar más cerveza estamos tomando gente que tiene conocimiento previo”, dice Valentín Laborda.
La escalada inflacionaria, las variables macroeconómicas y los conflictos internaciones como la invasión de Rusia a Ucrania, impactan en el mercado de los cereales que abastencen a las fabricación de cerveza.
En Trelew la crisis también se hace sentir en el mercado de la cerveza artesanal cuando la gente no tiene dinero en el bolsillo. “Hay que seguir remando, el problema es financiero, la cerveza se vende y gusta”, dice Valentín Laborda quien es optimista y celebra que cada nuevo bar y restaurante que abre en la ciudad contribuye a crear cultura e identidad cervecera o craft beer.
La profecía de Matthew Henry Jones en Trelew, como la espada Excálubir clavada en la piedra, sigue alimentando el pasado mitológico de los santos bebedores de cerveza. "No dudo que en muy poco tiempo (la cervecería) también coparía el mercado de toda la Patagonia, tal cual ocurriera en las dos ocasiones anteriores", escribió el pionero galés y la frase todavía resuena en la cabeza de perseguidores de ballenas blancas doradas como cervezas.