COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) – Jimena Rámirez es una joven radatilense de 20 años que días atrás cumplió su sueño y tocó junto a su banda ´Tatu Cumbiero´ en el programa Pasión de Sábado. La banda tropical logró su debut después de varios meses de espera y están a la espera de otra posible fecha durante febrero. En diálogo con ADNSUR resumió cómo fueron sus inicios en el mundo de la música, confesó que ama el folklore pero optó por este otro género porque para llegar al público "tenés que hacer cumbia" y aseguró que uno de sus mayores anhelos sería "llenar un Luna Park”.

La joven vivió toda su infancia y adolescencia en la ciudad balnearia. Fue al jardín y a la primaria en el Complejo Educativo Everardo de Casa Tilly y el secundario lo comenzó en el Austral finalizándolo en el Colegio Leonardo Da Vinci. Sus comienzos musicales datan de cuando era muy pequeña, debido a que, en su familia, “el que no canta toca algún instrumento”, cuenta y agrega: “Mi familia son los ´Sotos´. Mi tía es Noelia Soto, la finalista del Reality American Idol, así que me crié con la música”.

La señal para dedicarse a cantar

Jimena vive en Buenos Aires desde hace dos años. La joven nunca imaginó estudiar algo relacionado a la música, y mucho menos cantar cumbia. En diálogo con ADNSUR, la radatilense explica que antes de mudarse había tenido un año alejado de la música porque su abuelo estaba muy enfermo; por eso no tenía definido qué estudiar. “Mi idea era estudiar algo relacionado con la moda –recuerda-. Ese año había cortado con la música. Mi abuelo tenía demencia senil y se le iban los recuerdos; por ahí no me conocía, pero nunca dejaba de preguntarme si había cantado el fin de semana o si había ido a canto. Ese año él falleció, y al tiempo de vivir en Capital conocí a Nazareno, el productor de la banda. Fue entonces cuando dije: “esto me lo mandó él”, detalla emocionada.

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TATU CUMBIERO EN PASION DE SABADO 25 ENERO 2020

Además, “cuando empecé a grabar con Naza Music, la productora, eran todos los temas que mi abuelo me había dicho que escuche: Leo Dan, Leo Mattioli. Y ahí dije: ´Sí, es esto´”, añade.

Fue entonces cuando la joven empezó a encaminar sus decisiones en el mundo musical. Este año, incluso, empezará a estudiar Musicoterapia en la UBA. “La música es mi terapia; por eso creo que puedo ayudar a muchas personas transmitiendo lo que a mí me ayuda a sanar mi vida. Si yo lo siento así, creo que puedo ayudar a las personas”, confía la cantante chubutense.

Vivir en una familia de músicos

Jimena cuenta a ADNSUR que siempre tuvo relación con la música. De hecho, varios de sus tíos tienen bandas musicales de distintos géneros, y si bien su madre se dedica a otra profesión también tiene como hobby cantar.

Desde chica empecé a cantar y todos me acompañan, no sólo los de mi núcleo familiar, sino mis tíos y hasta mis tías de corazón, mi madrina, las amigas de mi mamá; me siguen a todos lados. Quizás no pasa todo el tiempo que te acompañe la familia, y a mí me pasa desde siempre”, subraya Jimena.

“Recuerdo que en mi bautismo o en mis cumpleaños estaban todas las bandas de mi familia tocando, en mi cumpleaños de quince también; toda la banda de mi tío, desde salsa a folklore. La versatilidad en los ritmos me sirvió mucho porque ahora puedo cantar cualquier cosa. Cuando era muy chica me quedaba sólo con cantar en inglés. Después descubrí que podía cantar distintos ritmos, y eso ya es un viaje de ida”, dice en medio de otra gran sonrisa, provocada por su notoria pasión.

Romper el hielo

A los 11 años comenzó a estudiar en la Academia de Canto Grignon, actualmente Escuela de Música S y G con la profesora Soraida. Según cuenta, en su primera presentación sentía que tenía que hacer algo para poder mostrar su esencia y no sólo quedarse parada en el medio del escenario con el micrófono.“La primera vez que yo me subí a un escenario veía que era muy grande y pensaba: ‘tengo que hacer algo´. Entonces, en un momento de la canción, recuerdo que mi mamá había comprado un saquito rosa para que me pusiera y se me ocurrió revolearlo al público”, revive a carcajadas. “Tenía once años y la canción era muy tranquila, de Gloria Estefan, pero yo lo revoleé igual y cuando bajé no podía creer lo que había hecho. Recordar eso ahora me da la pauta de que tengo que creerme la mejor, y no lo digo de mala forma, sino que así yo transmito lo que realmente soy en la vida y por eso soy lo que soy en el escenario”, reflexiona la joven, que aprendió así a dejar los nervios a un costado.

Jimena confiesa que, antes de salir a cantar, “la letra se repasa sin la canción. Hay que conectarse con la letra. No importa si a vos te pasa o no lo que dice la letra. Hay alguna persona a la que le está pasando y si se lo contás como si te estuviera pasando a vos, a la gente le va a llegar”.

“Pasión de Sábado”, la cuna de la movida tropical

“Me fui de acá con la idea de alguna vez cantar folklore, pero al llegar allá (a Buenos Aires) entendí que para llegar a la gente en Argentina tenés que hacer cumbia. Porque realmente el folklore se escucha, pero la cumbia suena en todos lados: en un boliche, en una casa, en un asado; la gente la canta, la baila de noche, de día y a la tarde. Está presente todo el tiempo; es una entrada más fácil a la movida. Tenemos muy buenos músicos con otros tipos de ritmos pero no son tan conocidos. Es muy difícil en Argentina llegar con eso”, reflexiona la cantante de Tatu Cumbiero.

El productor de Naza Music le propuso hacer una banda de cumbia donde “fusionar varios tipos de cumbia, no sólo tener lo simple, sino tener de todo: fusionar la cumbia vieja con la nueva, también fusionar el trap y el rap en algunas partes de las canciones” y la cantante radatilense aceptó.

Cuando no te conoce nadie, es muy difícil ir hacer alguna presentación, y el productor nos dijo que la primera tenía que ser en Pasión de Sábado porque es la cuna de la movida tropical. Primero empezamos a sonar en la radio y después de haberse escuchado varias veces las canciones fuimos a la televisión. Cuando terminamos de tocar en vivo, nos hicieron una entrevista al aire en la radio. La idea es volver a salir los últimos días de febrero, pero todavía no estaría confirmado. Todo fue una locura, todavía no caigo”, confiesa.

“En la banda somos muchos. Es por eso que ahora tocamos la mitad. Hay varios instrumentos de viento, trompeta, acordeón, varios guitarristas, pero (a la presentación) fue sólo el de la eléctrica, porque el escenario es chico y no nos podíamos ver todos”, cuenta Jimena, quien asegura que “cuantos más seamos es mejor; es increíble cómo cambia cuando le vas sumando instrumentos a la canción”, dice.

Volar bien alto

“La idea con la banda es seguir metiéndole a “Pasión” para que la gente nos conozca, que alguna vez digan: ´qué bueno es lo que hacen´”, comenta la cantante, quien resalta que también le “encantaría estar en Cosquín o en Jesús María cantando folklore; me gusta lo nacional para esos festivales. Y algo así muy arriba sería llenar un Luna Park”, dice ilusionada.

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