Quinn hizo historia este viernes al convertirse en la primera persona transgénero no binaria en ganar una medalla olímpica. Su activismo por la visibilización de la comunidad LGBT, así también como sus méritos deportivos, le valieron ser una de las personalidades más destacadas de Tokio 2020. Como integrante de la selección de fútbol de Canadá que compite en la rama femenina, se subió al primer lugar del podio luego de vencer a Suecia en una final que extendió su definición hasta la tanda de penales. .

“¿Es real esto que acaba de pasar?”, escribió Quinn en sus redes sociales tras lograr el máximo mérito con su selección. Horas después de terminado el reñido partido ante el elenco europeo, publicó una foto suya en el podio sonriente y con la medalla colgando de su cuello. De seguro esa imagen se convertirá en un símbolo, no solo de la cita asiática, sino también de la conquista de derechos por parte de las personas trans en el mundo deportivo.

En septiembre del año pasado, Quinn hizo una publicación en su cuenta de Instagram en la que anunció públicamente su identidad como persona transgénero no binaria y también contó que a partir de ese momento utilizaría los pronombres neutros They/Them.

Quinn hizo historia: por primera vez una persona transgénero no binaria ganó una medalla olímpica

Quinn nació en Toronto, Canadá, en 1995. En su infancia participó en equipos de hockey, baloncesto y hasta ski, pero su hermana gemela fue quien le inculcó el amor por el fútbol. Tras lucirse en el equipo de fútbol de la Universidad de Duke en Carolina del Norte, comenzó a jugar en Washington Spirit de la poderosa liga de Estados Unidos. Durante su carrera tuvo pasos por el París FC de Francia y el Vittsjö GIK de Suecia, y actualmente milita en el OL Reign de la NWSL.

En su selección ha brillado a lo largo de los años tanto en las categorías juveniles como en el conjunto de mayores y su presencia es recurrente en las distintas convocatorias. Esta no es la primera vez que se sube a un podio olímpico: antes de presentarse públicamente como una persona no binaria, participó del combinado canadiense que se alzó con la medalla de bronce en Río de Janeiro 2016 tras vencer a Brasil en un partido por el tercer puesto que se llevó todas las miradas por el favoritismo que tenían las locales. También fue parte de su equipo nacional en el Mundial de Francia 2019.

Quinn, que tiene un título universitario en Biología, se luce como mediocampista y no solo logró llevar a su equipo a lo más alto, sino quetambién consiguió aún mayor visibilidad para el mensaje que quiere transmitir a la sociedad. “He vivido abiertamente como una persona trans con la gente que amo durante muchos años y siempre me pregunté cómo sería cuando lo hiciera públicamente”, dijo el día que habló en sus redes sociales de su identidad de género.

En la previa de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro de 2016, el Comité Olímpico Internacional (COI) cambió sus políticas y determinó que ya no es necesario que los deportistas transgénero atraviesen una operación para competir en la rama correspondiente a la identidad de género que expresan. De todos modos, mantuvo sus recomendaciones respecto a la medición de la testosterona: las mujeres trans deben mantener sus niveles por debajo de los 10nmol/L durante todo el año previo a la competencia. Los varones trans no deben cumplir con esos requerimientos.

Este viernes, Quinn fue titular en el conjunto canadiense que se midió ante Suecia por la gran final olímpica. Jugó solo 45 minutos y en su lugar ingresó Julia Grosso en el entretiempo. Stina Blackstenius adelantó en el marcador al elenco europeo a los 34 minutos del primer tiempo y la igualdad de las norteamericanas llegó de los pies de Jessie Fleming a partir de un disparo desde el punto del penal ejecutado a los 22′ del complemento. La igualdad en el tiempo reglamentario obligó a disputar una prórroga en la que no se sacaron diferencias. En la instancia desde los doce pasos hubo múltiples fallos de parte de ambos seleccionados, pero finalmente la victoria -y el oro- quedó del lado de las dirigidas por Beverly Prietsman.

Quinn se convierte así es una referencia a la hora de hablar de Tokio 2020 como los Juegos Olímpicos con mayor diversidad de todos los tiempos hasta el momento. No solo es la competencia que más se ha acercado a una plena paridad de género, sino que también es el evento en el que ha habido mayor representación de personas que se identifican como miembros de la comunidad LGBT.

Fuente: Infobae

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