COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) – A los 31 años, Manuel España volvió a la ciudad para estar con su familia y cumplir con una actividad profesional con la que seguirá salvando vidas: una ablación multiorgánica en el Hospital Regional. En diálogo con ADNSUR, recordó su historia y repasó el operativo que en la última semana llevó un mensaje de esperanza de vida a al menos 6 personas que esperaban una donación de órganos en diferentes puntos del país.

España es el mayor de dos hermanas mujeres, nació y creció en la ciudad del viento, hizo la primaria en la Escuela N°1 y el secundario en la ex Enet N°1. En el 2007 decidió irse a Córdoba para cumplir su sueño: recibirse en la carrera de Medicina. Buen estudiante desde sus primeros años, enfocó su ingenio en aprender más, uno de sus mayores intereses. España reconoce una infancia en la que “era pésimo” jugando al fútbol y que fue allí en donde se dio cuenta que “lo mío era el estudio”, reconoció entre risas. “Mis padres me inculcaron el sacrificio para lograr lo que uno quiere”, recordó.

Estudió la tecnicatura en Electromecánica en la ex Enet N°1 pero “siempre me gustó la Medicina. Aunque estaba seguro de eso, cuando llegó el momento de tener que elegir una escuela secundaria pensé en aprender un oficio por las dudas. Sabía que irme a estudiar a otro lado no era fácil y significaba un esfuerzo económico muy grande. Entonces quise tener esa herramienta por las dudas”, aseguró.

Pese a ser un adolescente, “durante la secundaria hice algunas changas para tener dinero extra para comprarme cosas para mi como la PlayStation. Ayudaba a mi abuelo que era albañil, trabajé en un bazar, también ayude en una florería”. Aclaró, “no necesitaba el dinero para necesidades básicas pero siempre me gusto trabajar”.

España transitó una infancia y adolescencia rodeado de afectos. Con familiares en una zona de campos en Chile, le gustaba presenciar cuando carneaban a las vacas. Cuando tenía 3 o 4 años, “fueron a un campo y cuando salieron a ver dónde estaba Manuel había abierto un pollo y separado por parte todos los órganos. Un tío dijo entonces que (Manuel) iba va a ser cirujano”, contó Muriel, su hermana menor del médico.

EN CÓRDOBA

Finalizada la secundaria, España viajó a la provincia de Córdoba e ingresó a la Universidad Nacional. Recordó que irse a vivir a otra ciudad “fue muy duro, acostumbrado a estar siempre con la familia e irme con 17 años, fue muy duro. Tuve que sacrificar muchísimas cosas, perderme de fiestas, perderme de cumpleaños, dejar de estar con la familia”.

Sus primeros pasos en la capital cordobesa fueron de supervivencia. “Al principio era el día a día, después superar las materias de primer año. Una vez que aprobé, encaré las siguientes. El primer objetivo era recibirme”, dijo.

Pero cuando cumplió el objetivo que lo llevó a hacer un cambio rotundo de su vida, empezó nuevamente una “etapa dura. Uno siente que cuando se recibe ya está, pero en nuestra carrera hay que decidir qué vas hacer”, aseguró España.

De todas formas, “siempre supe que quería ser cirujano. Pero empiezan las dudas, ¿dónde?, ¿cómo? Y muchas más. Entonces es muy difícil porque hay que sacar buenas notas, tener buenos promedios e influye la nota del examen para acceder a un buen lugar”, explicó.

Pero para el doctor comodorense nada fue imposible porque con esfuerzo logró ser parte de un “buen lugar”, y luego de recibirse en el 2013 de médico general, empezó a especializarse en el Hospital Privado Universitario de Córdoba.  “Cirugía general lo elegí porque era algo que tenía que hacerlo si o si. En este Hospital en particular, incluye trasplante, en cirugía general incluye el trasplante hepático y de renopáncreas. Finalicé la especialidad en mayo del año pasado e ingresé a cirugía toráxica”.

España contó que “me podría haber dedicado a esa especialidad. Pero también podés hacer una subespecialidad que es lo que estoy haciendo ahora. Eso implica pasar por el estrés de un examen, rendir, competir, ir nuevamente a entrevistas y demostrar en un lapso corto de tiempo porque tienen que elegirte para formar parte del staff". Y aseguró “que es una etapa muy difícil”.

VOLVER A COMODORO PARA LA ABLACIÓN

Tras largos años de formación, España tuvo la oportunidad de volver a Comodoro para aplicar lo aprendido. Formó parte del operativo de ablación multiorgánica que desarrolló el Hospital Regional de Comodoro, un procedimiento clave para salvar la vida de otros.

España relató que “cuando se presentó la posibilidad de ir a mi ciudad, me avisaron a las 10 de la mañana y a las 13.45 estábamos aterrizando en Comodoro. Me ofrecieron ir a ayudar porque es algo que conozco. Lo hice durante 5 años y me hizo volver a mi ciudad. No es la primera ablación que hago, dentro de los cinco años debo haber participado de 20/25 o quizás más”, afirmó.

Para realizar una ablación, antes “se realizan muchos estudios. Se analizan (en el paciente donante) todas esas enfermedades para descartarlas y no contagiar al que recibe los órganos. Se buscan tumores para no implantar un cáncer a la otra persona”. Contó que el caso que se dio en Comodoro no es muy común: “se trató de una ablación multiorgánica. Se da generalmente cuando son pacientes jóvenes y sanos” que, en este caso, llegó con diferentes órganos a seis personas que esperaban un trasplante. 

España participó del trabajo con el equipo de médicos que realizó la ablación durante aproximadamente 5 horas. “El problema en las ablaciones es que generalmente son de distintos lugares. Hay que coordinar mucho y hasta que no están todos los equipos no se puede iniciar, deben estar todos presentes porque cada uno se encarga de su órgano”. Explicó que “las ablaciones multiorgánicas son las más complejas porque somos un montón de gente coordinada, chocándonos para proteger su órgano y llevarlo en las mejores condiciones”.

PANDEMIA Y DONACIÓN

El operativo que se concretó la semana pasada en Comodoro tuvo como telón de fondo otro obstáculo: la pandemia. España reconoció que el COVID-19 complica los procedimientos de ablación: “en un principio se habían parado un poco pero ahora se están reactivando. La principal causa de donación son los accidentes de tránsito y teniendo en cuenta la cuarentena en el país, los accidentes se redujeron un montón”, aseguró.

“Por supuesto que esto es positivo porque no hay gente que fallezca de estas causas, pero por el otro indefectiblemente baja la cantidad de donantes.”, explicó. Agregó que el coronavirus “estamos obligados a utilizar barbijos N95 que son los que más filtran, pero también hay que hacer mayor esfuerzo para poder respirar, además de unas antiparras que son como las que se usan en el ámbito petrolero para que la gente tenga referencia y más una escafandra por arriba, que son como las que usa la gente cuando usan amoladora”, detalló.

Al pasar las horas, “el problema de las antiparras es que se te empañan, al estar muchas horas te empieza a doler mucho la cabeza y se pone duro”. Después durante todo el día utilizan sólo el barbijo y escafandra, pero “ya te acostumbras. Si te olvidaste la escafandra sentís que estas desnudo, te sentís incómodo”. Aunque, “no deja de ser tedioso a la hora de acercarse a observar algo, se dificulta”.

Actualmente en la ciudad de Córdoba explica que han superado distintas fases. “Empezamos con mucho miedo, pero a medida que conocemos el virus y entendemos su comportamiento, seguimos tomando las medidas, pero estamos un poco más tranquilos, ahora sabemos que, si uno se cuida, no te contagias”.

Aunque teme que, “el relajamiento de la sociedad nos juegue en contra, porque la gente le perdió el miedo y el respeto. La gente lo minimiza, eso puede hacernos tomar decisiones equivocadas y traernos problemas”.

España detalló a ADNSUR que los órganos que son donados de manera más frecuentes son los riñones y páncreas, pero el resto son complicados porque tienen que estar “en muy buenas condiciones”.

Contó que el implante de páncreas “generalmente es para pacientes diabéticos mal controlados”, que son los que les cambia la vida totalmente porque “son pacientes con diálisis, que pasan de estar tres veces por semana haciendo diálisis en turnos de 8 horas a no hacerlo más, y a estar inyectándose 4/5 veces insulina por día a no hacerlo más, además de frenar el avance de los daños de la diabetes”, enfatizó.

A la hora de repasar sus logros, dijo que “se los debo a mis papás, mis hermanas, mis 4 abuelos y toda la familia que siempre me apoyo y confiaban en más en mí que yo mismo. Todas las personas que pasaron por mi vida aportaron en algo y me ayudaron a construir lo que soy. Mi pareja, Julieta, con quién vivo y es un pilar fundamental que me siempre me apoyó”.

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