A Grecia Jara siempre le llamaron la atención las piedras. Cuando era chica, cada vez que iba de viaje con su familia traía piedras de aquel lugar que había visitado; era como quedarse con un pedacito de aquella ciudad que le había gustado tanto. Por ese entonces era una nena, y no imaginaba que quizás ese gusto por las piedras tenía una explicación.

A la distancia, hoy, Grecia ve todo distinto, y de alguna forma cree que esa pequeña costumbre le estaba marcando lo que iba a ser su futuro, la geología. 

En la actualidad, la joven de 26 años cursa el cuarto año de la carrera en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, aquella institución donde es estudiante, pero también madre. Para entenderlo vamos al principio.

DEL TURISMO A LA GEOLOGÍA 

Grecia nació en Neuquén y con apenas unos meses vino a Comodoro Rivadavia; el petróleo trajo a su familia. Primero se instalaron en las 1008 Viviendas. Entre edificios, departamentos y la escuela 155, Grecia creció y vivió su infancia. Sin saber, que la adolescencia iba a estar en Standard, entre la Enet N° 1 y la 745 de Kilómetro 5, donde finalmente se graduó.

Cuando se recibió, como le gustaba viajar decidió estudiar Turismo, y se metió de lleno en la vida universitaria, sin saber si era el camino correcto.

 “Me anoté en Turismo porque me gustaba la naturaleza, viajar e inglés. Pero era como que no sabía bien para dónde ir. Me acuerdo que ví el plan de estudio de Geología y como era todo matemáticas me asuste. Entonces empecé con Turismo. Pero cuando comencé a cursar tuve una materia que se llama geomorfología. Ahí dije esto es lo que me gusta y me cambié”.

Era el año 2014, Grecia estaba contenta con la universidad pero quedó embarazada. Junto al padre de su hija decidieron tener a su pequeña, y así 9 meses después, el 15 de marzo de 2015, Emma llegó a sus vidas.

La vida de la joven cambió completamente, y decidió abocarse de lleno a la maternidad, sabiendo que en algún momento iba a volver a los libros. Pero todo no fue fácil. A pesar de su convicción, la joven, a la distancia, admite que en el camino dudó, y mucho.

“Yo era muy consciente que iba a seguir estudiando y estando con la bebé. Obviamente que uno no sabe todos los desafíos que tiene que enfrentar, pero cuando me tomé el año para estar con ella se me pasaron por la cabeza un montón de preguntas: ¿Si retomar la carrera, que era larguísima o hacer algo terciario?. Pero mi familia me dijo 'dale para adelante a tu carrera, hace algo que te gusta'. Y fue lo mejor, porque era dejar de lado mi sueño y hacer algo por trabajo. Ahí decidí volver. Dije esto es lo que quiero para mi, y me aferre de eso”.

ESTUDIAR SIENDO MADRE

El primer año que volvió a la uni, su familia y la del padre de Emma fueron fundamentales para poder cursar. Ellos cuidaban a la pequeña que por entonces ya tenía un año. Es que a esa edad es casi imposible ir a cursar y oficiar de madre, en un contexto donde prima la concentración. Pero cuando Emma creció todo cambió, y la joven madre un día decidió llevarla consigo a la universidad. Así, Emma, que hoy asiste a primer grado en la Escuela 143, comenzó a ir a la casa de estudios de Kilómetro 4, donde encontraron la contención necesaria.

“Mis compañeros ya estaban todos acostumbrados con la nena. Así que alguno siempre me ayudaba y la entretenía, o algunos profesores le daban algo para jugar. En ese sentido, tenía un acompañamiento de los docentes y mis compañeros. Pero tampoco era que la llevaba siempre, la llevaba en horarios cortos, en una materia en específica”. 

Se anotó en la Universidad de Comodoro, quedó embarazada y ahora cursa Geología junto a su pequeña hija de 6 años

En la actualidad, Grecia cursa cuarto año de Geología y está rindiendo algunos finales de tercero. Mientras tanto, avanza con las 48 salidas de campo que debe realizar, uno de los tres requisitos a cumplir para poder graduarse, además de la tesis de grado y la práctica profesional.

Admite que “la carrera es compleja”, mucho más cuando se pasa por “una situación económica desfavorable” y cuando está “la responsabilidad de criar a una criatura”. 

Con varios años encima como estudiante, acepta que muchas veces se vio desbordada, pero cree que ese nivel de estrés hoy hace que todo sea más llevadero. Es que como dice, tuvo que adaptarse a una doble vida: la de estudiante de cuadernos y mates, y la de madre, entre pañales, llantos, y mimos para contener. De todas formas, Grecia admite que todo lo que sucedió la hizo más fuerte, y en su carrera encontró un motivo para aferrarse a sus estudios.

“Cuando tenía un momento malo lo que más me hizo aferrarme a la carrera fue saber que era algo mío. Yo sabía que era por el futuro de ella, que me iba a cambiar mi estilo de vida, pero más allá de eso, era decir es mi carrera, mi tiempo, me pertenece. Pensándolo de esa manera, era como que me aferraba más y me levantaba y seguía estudiando y seguía haciendo todo lo que tenía que hacer. Por supuesto, también fue fundamental el apoyo de mi familia, porque un estudiante necesita eso: el apoyo de una familia que te esté conteniendo cuando te pasa por la mente dejar la carrera y ponerte a trabajar. Porque cuando tenés un hijo te pasa mucho más, porque pensás tengo que hacerme cargo económicamente de mi hija, pero ahí estuvo mi familia apoyándome”.

Se anotó en la Universidad de Comodoro, quedó embarazada y ahora cursa Geología junto a su pequeña hija de 6 años

UN PREMIO AL ESFUERZO

Desde el año pasado, Grecia es becaria de Pan American Energy, y recibe una ayuda económica para jóvenes talentos. Como nada fue fácil para ella, acceder a la beca no fue una excepción, y recién luego de tres intentos pudo lograrlo, gracias a sus buenas calificaciones. 

Hoy Grecia está agradecida de poder acceder a ese beneficio, y al curso de inglés que este año le brindó la compañía, y no duda en decirlo. “Estoy agradecida de las oportunidades que nos dan, porque nos abren las puertas en un montón de cosas”.

Por supuesto, también se siente agradecida de toda su familia, la del padre de Emma y también de Julián, un muchacho que trabaja en una empresa de aguas con quien se animó a rehacer su vida, encontrando un gran apoyo en el cuidado de la niña. 

Al mirar atrás la joven, no puede creer todo el camino recorrido, y aunque sabe que aún queda mucho tiempo de cursada sabe que hizo lo correcto. “Miro para atrás y siento mucho orgullo. La verdad que no fue nada fácil, pero lo volvería a hacer. Pero es algo que cualquier chica que esté en mi misma situación puede hacer. Obviamente que es fundamental tener ese acompañamiento detrás, pero todos tenemos la fuerza para sacar adelante a nuestros hijos y nuestros proyectos personales. Además es un lindo ejemplo para Emma, porque uno quiere que el día de mañana sus hijos sean independientes y fuertes, pero si uno no da el ejemplo queda ahí. Entonces yo primero tengo que ser un ejemplo para ella, para que el día de mañana sea una mujer empoderada”, sentencia esta joven que decidió criar con el ejemplo, y mostrarle a su pequeña hija lo que significa estudiar, sacrificarse, y pensar en un futuro. 

Se anotó en la Universidad de Comodoro, quedó embarazada y ahora cursa Geología junto a su pequeña hija de 6 años
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