Se recibió de psicóloga y le dedicó el título a su abuelo: "Nunca dejó de creer en mí"
La joven se emocionó cuando se dio el momento del reencuentro. “Durante todo este tiempo se dedicó a contarle a la gente que tenía una nieta que se estaba por recibir de psicóloga”, comentó.
Florencia Barreneche y su abuelo Juan son los protagonistas de una historia que se viralizó a través de las redes sociales. “Le mostré el tuit y no entendía nada. En Instagram tenía más de tres mil comentarios. Quería que nos sentemos y les respondamos a todos”, contó la joven que se recibió como psicóloga en una universidad de La Rioja y se hizo viral.
La joven le dedicó el logro dedicó a su abuelo, cuyo encuentro quedó registrado en un emotivo video y una serie de fotos que se replicaron rápida y masivamente en las redes.
“Cinco años esperando este momento para compartirlo con vos, abuelo. Te amo”, escribió ella junto a dos imágenes en las que se los distingue visiblemente emocionados.
“Él me crio. Me creó el hábito de estudiar, investigar, aprender y conocer. Soy como él. Me enseñó muchos valores”, comentó Florencia, en diálogo con TN, sobre su nono, que nació en Córdoba y de grande decidió mudarse a La Rioja.
“Con él salimos mucho a desayunar o merendar. Él es muy sociable. Y durante todo este tiempo se dedicó a contarle a la gente que tenía una nieta que se estaba por recibir de psicóloga”, agregó.
“Sabe muchísimas cosas, es muy culto. Tal vez estamos sentados frente a una plaza y me cuenta la historia de ese lugar. O me explica cosas de La Rioja”, comentó.
Tras recibirse y celebrar junto a sus familiares y amigos, Florencia subió a la parte trasera de una camioneta para dirigirse, entre lágrimas, a un abrazo inolvidable con Juan. “El momento más lindo de mi día. ¡Abuelo cuánto te amo, para siempre!”, publicó.
“No me veía haciendo otra cosa que siendo psicóloga. Sacrifiqué mucho mis vínculos sociales porque me la pasaba estudiando. Y me fue mal en muchos exámenes, pero mi abuelo siempre estuvo ahí, confiando y creyendo en mí”, añadió.
“La primera vez que me fue mal lo llamé llorando. Me dijo: ‘estamos juntos, va a pasar, podés rendir el recuperatorio’. Ese día terminé yendo a la casa y él me pedía que no llorara. Él me motivaba, me hizo ver la capacidad que tengo y lo que puedo lograr. Él me vio crecer”, culminó la flamante psicóloga.