Se tatuó el logo de una marca de ollas y aseguró: "Por mis venas corre aluminio"
Sobre gustos, no hay nada escrito, dice el refrán. Y eso aplica a todos los aspectos de la vida. A los insólitos tatuajes de paquetes de mayonesa, marcas de diseñador y alfajores, ahora se suma la logo de una reconocida -y costosa- marca de cacerolas.
Antonela Cuenca se presenta como empresaria y tiene más de 150 mil seguidores en Instagram. Al igual que muchas otras mujeres hace años decidió emprender de la mano de una famosa marca de cacerolas. "Por mis venas corre aluminio", escribía en una de sus historias. Y para reforzar su devoción, decidió tatuarse en su piel el logo de la marca de ollas que vende.
La imagen podría haber pasado inadvertida. Pero alguien detectó el detalle y en cuanto lo comentó la imagen se convirtió en viral.
Ella misma se dio cuenta de la "locura" que estaba haciendo. Pero a la vez, estaba muy segura de grabarse para siempre el logo de la marca que le cambió la vida.
"Pensarás que estoy loca por haber hecho esto, pero lo llevó con orgullo y con la frente bien en alto de vender las mejores cacerolas del mundo. Gracias a este emprendimiento conseguí todos los logros que ustedes ya conocen. Y si llevas esta misma pasión que tengo, no lo dudes más: probá y anímate a emprender conmigo. Por mucho más luchando por mis sueños… ?????????GRACIAS", concluía el mensaje en el que Antonela, vendedora de Essen, mostraba el tatuaje que pronto se viralizó.
Los comentarios, en múltiples direcciones, ayudaron a que la imagen de Antonela, con su flamante tatuaje de Essen, se viralizara. "Pero hoy es el día nacional de los tatuajes pelotudos? ¡Ojo que si se conoce con el boludo que se tatuó MercadoPago y tienen un hijo, viene LAPOCALIPSIS!", decía alguien indignado.
Y otro envió una captura de pantalla mostrando información sobre el éxito que esta vendedora tiene dentro de la compañía. Y a partir de ahí muchos comentaron que se harían cualquier tatuaje en caso de cobrar tanto dinero por trabajar en una compañía.
Alguien comentó que se tatuó su perfume predilecto y alguien dio a entender que tenía más sentido un logo que las iniciales de un ex.
Lo claro es que sobre gustos y preferencias no existen límites, sobre todo cuando es decisión de cada uno con que adorna su propio cuerpo... Como ese comodorense que se tatuó al conductor televisivo Darío Barassi, la que se tatuó un envase de mayonesa, o el olvidadizo que prefirió llevar el código QR de su tarjeta impresa en la muñeca para no volver a pasar vergüenza al no encontrarla en el momento de pagar sus compras.