Según Harvard, la capacidad de dormir la siesta se encuentra en los genes
Los estudios fueron realizados a partir de tres posibles mecanismos dentro del genoma que promueven la siesta en algunas personas y no en otras, relacionados al sueño interrimpido, el despertar temprano en la mañana y la propensión al sueño.
ESTADOS UNIDOS - Un nuevo estudio realizado por la prestigiosa universidad de Harvard concluyó que la necesidad de dormir una siesta por la tarde podría ser más que una consecuencia del agotamiento, y que la misma estaría relacionada a un "impulso biológico".
Investigadores del Hospital General de Massachusetts identificaron tres posibles mecanismos dentro del genoma que promueven la siesta en algunas personas y no en otras.
En los primeros de ellos, identificados con el sueño interrumpido y el despertar temprano en la mañana, se relacionan a las personas que duermen la siesta porque no durmieron lo suficiente la noche anterior o se despertaron al amanecer. El tercero se refería a la propensión al sueño, es decir, cuánto sueño necesita un individuo en particular.
Algunos de los rasgos genéticos identificados en el estudio publicado en la revista Nature Communications, identificaron los investigadores, también se relacionaban a distintos problemas de salud como lo pueden ser la obesidad y la presión arterial alta. En adición se relacionó a distintas variantes del gen de la siesta con la orexina, un neuropéptido relacionado con la vigilia, una vía que según Iyas Daghlas, estudiante de medicina de la universidad, "está involucrada en trastornos raros del sueño como la narcolepsia, pero nuestros hallazgos muestran que pequeñas perturbaciones en la vía pueden explicar por qué algunas personas duermen más siestas que otras”
Los científicos analizaron la información genética de 452.633 participantes en el Biobanco del Reino Unido, preguntando a cada uno de los participantes con qué frecuencia tomaban siestas dándoles tres opciones para responder: nunca/rara vez, a veces o generalmente. A algunos se les pidió que usaran un monitor de actividad, o acelerómetros, para asegurarse de que informaban sus siestas con precisión, para luego llevar a cabo un estudio de asociación de todo el genoma (GWAS) para identificar variaciones genéticas asociadas con la siesta.
Esto se realizó a través de un escaneo de conjuntos completos de ADN, o genomas, para una gran cantidad de personas.