Sin fronteras: los comodorenses que viven en el exterior y mantienen contacto a través de ADNSUR
Dardo Satragno se crió en Comodoro Rivadavia. Sin embargo, hace tres décadas dejó la ciudad y se fue a vivir a Suiza. Adrián Acosta es mucho más joven, es NyC y hace dos años vive en España junto a su esposa y sus hijos. A ambos los une la búsqueda de una salida en tiempos de gobierno neoliberales y el contacto que mantienen con su ciudad y sus seres queridos a través de las nuevas tecnologías, siendo ADNSUR un espacio de unión entre las fronteras.
COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) – Comienza la transmisión por Facebook Live. Apenas pasaron unos minutos de las 8:00 de la mañana y todo indica que será una jornada hermosa y sin viento. Soledad “La Rusa” Chorny cuenta las primeras novedades del día, y uno a uno los lectores de ADNSUR comienzan a aparecer, saludar y decir dejar algún mensaje en "Buen Día Comodoro".
Del otro lado de la pantalla cada lector está en su propio destino, quizás a miles de kilómetros o en el inicio de la jornada laboral. Uno de ellos está al otro lado del charco, en los Alpes suizos, donde todo es distinto, desde la lengua hasta las costumbres y la forma de vivir.
Para Dardo Satragno, uno de los protagonistas de esta historia, ya es mediodía y se está preparando para comer en la pequeña Lucerna, una ciudad del centro norte suizo donde se habla alemán.
“Hace 23 años que vivo acá. Me vine en el 97, estaba Menem, vi que empezaron las privatizaciones, y mi ocurrencia, con 38 años, fue pensar qué va a ocurrir cuándo esta plata se termine. Mi señora es hija de suizos, ellos nacieron en Argentina y mi suegro los asentó en la embajada, entonces mi mujer me dijo ‘por qué no vamos a probar un año y si no nos va bien nos volvemos para acá, y acá estamos”, contó.
Desde Suiza, "Dardy" como lo conocen sus amigos, asegura que es un fiel seguidor de "Buen Día Comodoro", y entre risas, cuenta que su hija se llama igual a Ornella, quien está a cargo del "Buenas Noches Comodoro". Ambas cuentan con el reemplazo de Mariana García, siempre lista para tomar la posta.
“Desde que me empezaron a entrar avisos de ADNSUR, que había pasado tal cosa, los empecé a seguir y de un día para otro empecé a seguir el 'Buen Día Comodoro' de la Sole, y le empecé a escribir, y un día ella me pregunto de dónde era. Le comento a su marido y resulta que las familias se conocían”, contó.
Dardy tiene 61 años, nació en Río Grande pero al año medio se vino a vivir Comodoro Rivadavia. Se siente y es comodorense, y en está ciudad es conocido en el automovilismo de la zona, tanto que hace tres años lo nombraron socio honorario del Automoto Club.
A la distancia asegura que irse a Suiza fue todo una apuesta. Sus dos hijas estaban en la Primaria y él trabajaba en Carlos Representaciones, una casa de repuestos del automotor. Su patrón, con quien corrió automovilismo y alcanzó un segundo puesto por detrás de Emilio Moratinos, le prometió que le guardaba un año el lugar. Eso bastó para tirarse al agua y apostar.
“Gracias a Dios nos fue bien”, dice a este medio, aprovechando las bondades de las nueva tecnologías que todo lo hacen instantáneo. “Es una vida totalmente diferente a la vida de allá. Te mentiría si te diría que no extraño mi Argentina, mi Comodoro, quiero mucho a mi país, tengo muchos amigos en Buenos Aires, Neuquén, pero acá estamos bien”.
"Dardy" aseguró que el idioma fue lo que le costó más al llegar a esa zona de Suiza, donde se habla alemán, con un dialecto propio. “Tuve que hacer dos cursos de alemán intensivos y ahí salí a trabajar. Aprendí mucho en la calle y con la gente, pero al principio me producía estrés, no sabía si entendía bien los pedidos en el trabajo, en un año le agarre la mano", recuerda.
"Dardy" trabajó en una importadora y exportadora de autos. Allí trataba con clientes y llevaban los autos al control. Ochos años duró en esa empresa hasta que sufrió artritis psoriásica destructiva, enfermedad que casi lo dejó paralitico.
“Estuve casi paralitico, anduve con muletas dos años. Ahora camino perfecto, ando en bicicleta pero estoy medicado de por vida. Perdí mucha fuerza, sobre todo del lado izquierdo. Se me deformó la cintura. Fue un momento muy feo, pero lo superé”, cuenta.
En la actualidad Dardo disfruta de la vida en Suiza junto a sus tres hijos, dos mujeres y un varón, su esposa y sus cinco nietos. Aún extraña su lugar, su gente, y sus amigos, pero se las ingenia para mantener algunas tradiciones. “Consigo todo: asado, chorizo, morcilla, entraña, mollejas, chinchulines. En Berna hay un carnicero casado con una argentina y trae buena carne. Acá comemos angus, porque es todo pequeño y las pasturas son totalmente diversas. Es como si estuvieras viendo El Bolsón, Villa La Angostura, y también por ahí se consigue carne argentina, pero caro: un bife lo pagas 38 dólares".
En 2009 "Dardy" volvió a la ciudad, se encontró un Comodoro grande, desconocido, y en 2016 y 2017 se dio el gusto de venirse cinco meses. Desde entonces sigue en contacto con la ciudad a través de los medios, principalmente ADNSUR, pero también con su familia y gracias a las redes sociales.
“Yo me manejo por Twitter, Whatsapp, Meseenger y Faceboook. Arranque con todo eso sin saber nada, porque cuando nosotros éramos chicos y queriamos hablar con la novia teníamos que ir a la casa, pero uno aprende. Mi mamá tiene 82 años y me manejo con ella con WhatsApp y Skype. Gracias a esto me mantengo en contacto. Cuando vine en el 98 nos mandábamos fax, después correos electrónicos y Messenger, pero con esto del Facebook recupere contacto con un montón de amigos”, reconoció.
LA HISTORIA DE RULO
Mientras "Dardy" habla, Adrián “Rulo” Acosta (38) está a miles de kilómetros, en Denia, al norte de Alicante y sur de Valencia, en España.
Allí es la misma hora que en Suiza y él se encuentra trabajando en un taller de tematizaciones que el último mes fabricó el premio del Mvp de la Copa del Rey y ahora está realizando los trofeos de las finales de la NBA.
Cuando termina la tarde, "Rulo" llega a su casa, con su familia, y luego de unos 20 minutos hace un alto a la jornada para dialogar con ADNSUR, sitio al que también sigue a través de sus noticias y "Buen Día Comodoro".
“Me vine hace dos años con mi familia. Yo ya viví antes en esta ciudad, viví tres años, del 2003 al 2006, y siempre me quedaron las ganas de volver. Ya teniendo hijos pequeños y viendo lo que se venía le dije a mi mujer ‘esto se va a poner feo, ¿y si nos vamos?’. Primero ella no quería, pero luego decidimos venirnos por el tema de la educación y la inseguridad. Por ahí teniendo hijos pequeños uno piensa de otra manera”, cuenta.
En Comodoro, "Rulo" trabajó en Weatherford Argentina y Clear Petroleum, además produjo eventos para una empresa de Puerto Madryn y jugó al rugby en Portugués, pasión que intenta seguir en España, donde su vida dio un giro de 180 grados.
“Acá todo es distinto. Lo que me gusta es vivir tranquilo, el costo de vida es súper barato, no andan perros sueltos por la calle y hay otro tipo de conciencia ciudadana, se vive más a gusto”, explica.
A la distancia reconoce que por estos días es mucho más fácil comunicarse que a principio de siglo. "En 2003 no existía WhatsApp, solo Messenger y nada más. Hoy por hoy es mucho más fácil, podés hablar con alguien viéndolo en vivo. Tengo dos sobrinos que no conozco personalmente pero los veo cada tanto. No se extraña tanto como antes que tenías que irte a un locutorio y cuando cerraba se terminó. Ahora a cualquier hora podes hablar con tu familia”.
"Rulo" asegura que las nuevas tecnologías no solo permiten seguir el contacto de cerca con la familia, sino también saber todo lo que sucede en sus pagos. En su caso, por el trabajo, cuando puede ve "Buen Día Comodoro", aunque reconoce que lo hace principalmente los feriados, tomando unos mates con su esposa.
Por estos días en España es invierno. En Denia la temperatura alcanza los 20° grados y el viento no existe. “La otra vez corrió como 80 kilómetros de viento y decían que era un tornado. Si vieran el viento de verdad...”, dice entre risas, sabiendo que todo es distinto, inclusive la educación .
"Rulo" cuenta que su hijo de cuatro años va a Infantil y el de 8 a Primaria, en un colegio valenciano donde cursa de 9 a 15, en un calendario que se extiende de septiembre a junio, y donde debe saber leer y escribir en inglés y valenciano.
El acento se le nota distinto y ante la consulta admite que es más fácil hablar como sus vecinos que como suele hacerlo en Argentina. “Si hablás como se habla allá no te entienden. Los chistes los tirás y no lo entienden. Estás todo el día con ellos, entonces se te pega el acento, no queda otra", reconoce.
Pese a los miles de kilómetros, Rulo y su familia mantienen la costumbre del mate y el asado del domingo. Asegura que “la carne es un lujo”, principalmente en la carnicería de unos colombianos que tiene productos de primera calidad.
A esta hora, mientras usted lee está nota, seguramente "Rulo" y "Dardy" ya la leyeron. Cuando en Comodoro estaba amaneciendo, en España y Suiza ya se estaban preparando para comer. Seguramente algún amigo, familiar o conocido les hizo llegar un mensaje a la distancia, algo impensado en otra época, cuando los inmigrantes tenían que conformarse con cartas que llegaban hasta un mes después de haber sido enviadas. Tiempos en que comunicarse y estar informado era totalmente distinto.