Susto y angustia en un vuelo de Aerolíneas que llegaba a Ushuaia por un problema eléctrico
El avión había partido de Córdoba. Una supuesta falla eléctrica provocó angustia entre los pasajeros y dificultades en el aterrizaje en el aeropuerto Malvinas Argentinas. "El avión comenzó a perder altura, se apagaron todas las luces y disminuyó la velocidad”, contó un periodista que se encontraba en el avión.
USHUAIA (ADNSUR) - Los pasajeros del vuelo de Aerolíneas Argentinas que arribaba a Ushuaia, desde la ciudad de Córdoba, vivieron momentos de tensión y angustia el sábado.
El vuelo en cuestión fue el AR 2861, que partió del aeropuerto Ambrosio Taravella de la capital cordobesa a las 12: 15 y debía arribar al Malvinas Argentinas a las 16 horas.
“Faltando alrededor de una hora aproximadamente algo pasó, ya que el avión comenzó a perder altura, se apagaron todas las luces y disminuyó la velocidad”, según contó el periodista fueguino Raúl Vázquez en Facebook, quien agregó que "después de algunos minutos habló el comandante de la nave para decir que había un problema eléctrico y que era posible que tuviera que descender en el aeropuerto más cercano, que todos permanecieran sentados y con los cinturones ajustados”.
“Luego de unos 15 minutos más o menos, nuevamente habló para comunicar que se habían seguido todos los pasos del protocolo para este tipo de situaciones, pero que seguía la posibilidad de tener que bajar en el aeropuerto más cercano”, agregó, según publicó radiofueguina.com.ar
El nerviosismo crecía entre los pasajeros mientras que la tripulación se movía notoriamente alterada a lo largo de la cabina.
“Pronto se encendieron las luces, luego se apagaron nuevamente y después se volvieron a encender”, resumió el periodista y añadió: “Entonces habló el comandante para decir que se iba a seguir con el vuelo para descender en Ushuaia, pero al acercarnos a la ciudad había mucho viento norte y comenzó el baile, como se acostumbra a decir, lo que, sumado al nerviosismo que ya traíamos, muchos pasajeros empezaron a angustiarse aún más”.
Tras el dificultoso aterrizaje, la nave no se acercó a la manga, como ocurre habitualmente. Los pasajeros descendieron por una escalerilla y debieron caminar los 20 metros que los separaban del edificio de la terminal.
“Lo peor del caso es que nunca se nos explicó lo que había ocurrido realmente, así que bajamos pensando en que fuimos testigos de un milagro y que como decimos… No era nuestra hora”, relató.
Al llegar al edificio principal nadie de la empresa se acercó a los pasajeros para darles contención o explicaciones qué había ocurrido. “Lo único que queríamos era irnos lo más rápido posible a casa”, aseguró Vázquez, en diálogo con radiofueguina.com.