Taller Guanaco, el emprendimiento de Comodoro que produce domos de madera para casas o invernaderos
Daniel Strubia cuenta que Sebastián Ortega fue una de las primeras personas que conoció cuando se vino a vivir a Comodoro junto a su pareja, una comodorense que estudió fotografía y diseño gráfico en Córdoba. Juntos iniciaron un vínculo que luego se transformó en amistad y ahora en sociedad, cuando en plena pandemia, aprovechando sus profesiones, comenzaron a hacer domos de madera. Este domingo te contamos sobre Taller Huanaco, un emprendimiento que apunta a brindar soluciones habitacionales sustentables y a la construcción de espacios para huertas, con materiales reciclados.
El primer libro que compró Sebastián Ortega (35) cuando supo que quería ser arquitecto fue “Vivienda y clima”. Por ese entonces, recién comenzaba la carrera, sin saber que el futuro lo llevaría a lo sustentable; primero con la construcción de hornos y casas de barro y luego con un gran proyecto que apunta a la construcción de domos de madera.
Sebastián es uno de los propietarios de Taller Huanaco, un emprendimiento que apunta a brindar soluciones habitacionales sustentables y a la construcción de espacios de huertas con materiales reciclados.
Junto a su socio, Daniel Strubia (37), hace un año y medio comenzaron a meterse en este mundo de maderas y diseño, sin saber que el futuro iba a ser tan auspicioso a pesar de la pandemia.
En este tiempo, los emprendedores ya llevan construidos cinco domos en Comodoro Rivadavia, Trevelin y Rada Tilly; implementaron la venta de huerteros a través de la venta online y sueñan con que su taller, ubicado en el barrio Los Bretes, se convierta en un coworking para amantes de la madera; un proyecto innovador por donde se lo mire.
EL INICIO DE TODO
Era octubre del 2019 cuando Sebastián y Daniel comenzaron a trabajar juntos. Sebastián, que es comodorense, estaba metido de lleno en sus trabajos en obra y hornos. Mientras que Daniel estaba abocado a la fotografía de espectáculos, trabajando en recitales de Arriba el Telón, CDM Producciones, pero también en espacios independientes, como El Sótano o el Trahuil.
Ambos se conocían por Emilia, la novia de Daniel y amiga de Sebastián. Cuenta, Daniel que cuando llegó a Comodoro, hace 8 años, fue una de las primeras personas que conoció, pero nunca imaginó que iban a terminar trabajando juntos, hasta que un día Sebastián le contó de un trabajo que le habían pedido un amigo y lo invitó a que lo hagan juntos.
“Mi amigo quería hacer un domo geodésico y me preguntó si me animaba”, recuerda Sebastián sobre cómo comenzó el emprendimiento. “Entonces arranque toda la parte de diseño y cuando el proyecto empezó a tomar volumen me contacté con Dani y le dije hagámoslo juntos, porque lo mío es muy específico. Le dije vamos a darle una vuelta de rosca y laburar en conjunto, porque siempre que se labura en conjunto se enriquece mucho más”.
Daniel, por ese entonces, estaba volcando 100% a la cámara y los flashes. Sin embargo, enseguida supo que era un buen momento para volver al diseño industrial, la carrera que había estudiado en sus pagos.
A la distancia reconoce que no se “imaginaba estar haciendo esto”. Sin embargo, le “interesó la oportunidad de trabajar sobre algo en diseño”. Así, en enero del 2020 dijo que sí y pusieron manos a la obra.
EMPRENDER EN PANDEMIA
Ese verano, como cada uno tenía sus obligaciones pendientes, trabajaron principalmente de tarde, aprovechando la luz del día hasta que la noche llegaba. Todo iba a bien, con muchas ganas y entusiasmo, pero un día de marzo todo cambió: las severas restricciones que impuso el Gobierno nacional por la pandemia obligaron a parar los trabajos en la cervecería artesanal de Rada Tilly donde construían ese primer domo.
En cuanto ellos pudieron regresaron. Así, las terminaciones las hicieron con permisos de circulación y horarios restringidos. Mientras tanto, lejos de quedarse esperando a ver que sucedía comenzaron a desarrollar elementos de huerta; desde huerteros hasta composteras.
UN PROYECTO QUE CRECE
Una semana antes de la primera nevada del año Sebastián y Daniel terminaron ese primer domo. Ya sabían que tenían pendiente un pedido en Trevelin, pero ni las condiciones sanitarias ni el clima podían hacer cumplir con esa tarea, lo que recién pudieron hacer a finales del año pasado. Así solo quedó esperar.
Sebastián y Daniel a la distancia no ocultan su satisfacción por cómo avanzó el proyecto y están enfocados en que siga crecimiento. "Estamos contentos, porque ya llevamos instalados uno en Rada Tilly, dos en Comodoro como invernaderos, y estos dos de Trevelin, que son refugios y ya están instalados y faltan las terminaciones. Así que el resultado es bueno. Pero también lo bueno es que el año pasado nos hicimos más que nada fuertes en toda la línea de huerta y composteras, porque la gente se volcó a producir alimentos, hacer la huerta hogareña y hacer compostaje”, dice Sebastián.
¿Pero cuál es el secreto del éxito?
Daniel que es el encargado de realizar todo el diseño industrial dentro de los domos, asegura que los domos dan respuestas a las necesidades de la gente. "Este tipo de construcciones tienen su ventajas. Por un lado tiene su trabajo importante dentro del taller, pero el ensamble en el lugar va bastante rápido. La otra es que sirve para muchas cosas. La gente no sabe bien para que son. Nos llegan muchas consultas preguntando si sirven para vivir, si se puede hacer un baño adentro o afuera, o si es solo un refugio o un espacio común. La realidad es que tiene todas esas posibilidades; ser un espacio habitacional, de recreación, un consultorio, un estudio de grabación o un quincho. Se puede adaptar a las necesidades del cliente y la gente está buscando soluciones habitacionales en principio, pero también otra alternativa a lo tradicional; no solo buscar una opción de construcción que sean las tradicionales, y eso está buenísimo porque se genera otro pensamiento”.
Entre los pro Sebastián asegura, por su parte, que son aerodinámicos, fácil de calefaccionar y se pueden apoyar en diferentes superficies, desde una platea de hormigón o en una estructura elevada del piso, hasta un encadenado en bloques de hormigón que dependiendo de la altura permitirá ganar espacio en los bordes.
Y respecto a la duda del efecto que puede tener en ellos la tierra, aclara que “el único enemigo que tiene cualquier construcción de madera es el agua".
“Por eso hay que seguir garantizando la impermeabilización, y dependiendo de la solución que se utilice para impermeabilizar tenemos mantenimiento cada un año, dos, tres, cuatro o cinco. Pero no tiene complicación con la tierra”, asegura.
El otro punto importante que tienen sus trabajos es que apuntan a lo sustentable, un valor agregado para ellos. Por esa razón también decidieron impulsar una línea de huerteros con material reciclado, porque como dicen se “trata de no desperdiciar ningún tipo de material”, y eliminar del diccionario la palabra descarte.
SEGUIR SOÑANDO
Mientras avanzan con los domos, asesorando al cliente en el diseño, la instalación, el análisis de uso y la distribución espacial, en paralelo Sebastián y Daniel sueñan con un espacio de coworking dentro del taller.
“La idea es armar tres mini talleres y brindar la oportunidad a otros emprendedores que por ahí no tienen maquinaria o no tienen las instalaciones para poner a hacer una producción en serie o a prueba", cuenta Sebastián. “Queremos brindar un espacio, porque para un emprendedor es muy difícil por ahí tener un espacio donde hacer ruido o tener las herramientas necesarias, que no es tan fácil tener al principio. Entonces consideramos que era una buena opción a alguien que quiere empezar también”, agrega Daniel.
Por lo pronto mientras sueñan con esa idea, a través del mundo online amplían su venta de huerteros y composteras ensambladas, y por supuesto quieren seguir construyendo domos. Es que como dice Sebastián el destino ya estaba marcado, y si queda alguna duda basta con leer el nombre de aquel primer libro que compró cuando comenzó a estudiar arquitectura: “Vivienda y clima”, algo fundamental a tener en cuenta en la Patagonia.