CAPITAL FEDERAL - El sismo se prolongó varios minutos, provocó explosiones y fugas de gas. Fue de 7, 1 en la escala de Richter. Buscan sobrevivientes bajo los edificios derrumbados.

Gritos pidiendo silencio, el ruido de las sirenas y oleadas de polvareda se entremezclan en las calles de la Ciudad de México, donde la incertidumbre reina en los numerosos rescates desencadenados tras el fuerte terremoto de magnitud 7,1 en la escala de Richter que ya ha dejado más de 210 muertos.

El terremoto de magnitud 7,1 que sacudió el martes el centro de México dejó al menos 217 fallecidos, informó hoy el coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente.

Hubo 86 fallecidos en Ciudad de México, 71 en el estado de Morelos, 43 en Puebla, 12 en el Estado de México, cuatro en Guerrero y uno en Oaxaca, tuiteó Puente.

El coordinador de Protección Civil rebajó la cifra de 248 muertos que había proporcionado previamente.

El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera explicó en declaraciones a la cadena Televisa que por el momento sólo reportaron 87 fallecidos en la capital y señaló que era posible que algunas cifras estuviesen duplicadas.

Todavía se buscan víctimas entre escombros, principalmente en una escuela de Ciudad de México de la que ya se han sacado los cuerpos de más de 20 niños sin vida.

Felipe, vigilante de seguridad privada, estaba en la planta baja del edificio en el que trabaja cuando a las 13.14 hora local el suelo empezó a temblar. Cuando salió a la calle, una vecina le echó hacia atrás: "No puede estar ahí", le dijo. A unos metros, en la esquina de la calle Amsterdam con Laredo, un bloque de viviendas empezaba a colapsar.

Unos técnicos que trabajaban en el lugar, la céntrica colonia Condesa, arreglando el alumbrado público fueron los primeros en llegar. Con el paso de los minutos, el lugar se convirtió en una marea de gente en la que todos se hacían la misma pregunta: ¿cuántas personas quedaron atrapadas?.

Entre los escombros, relata a Efe Felipe, quedó una mujer pidiendo auxilio. Gracias a la maquinaria que se emplea para subir hasta los cabezales de las farolas, se le pudo salvar. En el momento del rescate, las cifras son inciertas. Se escucha que son cinco las personas que han quedado atrapadas; otras versiones señalan que son diez o más.

LA BÚSQUEDA DE SOBREVIVIENTES

Los rescatistas, encima de lo que ha quedado de edificio, piden silencio entre el caos de voces para que se puedan escuchar las instrucciones: han localizado a dos personas y el tiempo es valioso. Demandan cubos para ir retirando los escombros; los voluntarios recorren rápidamente los locales y portales de la calle y en poco tiempo, cubetas y recipientes de todos los colores comienzan a llegar.

Frente al edificio derruido, de cinco pisos de altura, Claudia se mueve nerviosa. Tiembla cuando explica que dos amigos viven allí y no sabe qué ha sido de ellos.

"Este edificio ya estaba viejito", lamenta la capitalina, quien en vano busca respuestas a sus preguntas entre el personal de los servicios de emergencia. Formando largas hileras, los voluntarios se pasan los escombros para limpiar la zona poco a poco; hay piedras, trozos de madera y de mobiliario, hojas de diapositivas, volúmenes de enciclopedias.

Alfonso y Alma estaban en su casa en el momento del derrumbe. "No se podía ver nada", evoca ella. Tanto Alma como su marido tienen muy presente el terremoto de 1985, que dejó miles de muertos en la capital y del que justo hoy se cumplen 32 años. Entonces, explica, el edificio del lado opuesto de la calle se cayó.

LA RECUPERACIÓN, UNA LEJANA ESPERANZA

Cuando hay incidentes como este "tardas semanas en recuperarte", apunta Alma, mientras que Alfonso recuerda también el susto del pasado 7 de septiembre, cuando otro terremoto, de magnitud 8,2, sacudió la capital.

Los voluntarios intentan, sin éxito, que las personas que han acudido al lugar y no estén ayudando desalojen la zona. Otros hacen diferentes peticiones mientras se abren paso entre el gentío: "Los que puedan ayuden a traer el agua, en la casa verde", "Se necesita ayuda en Nuevo León, aquí ya somos muchos".

Con una cinta roja, en una calle aledaña, unos hombres cortan el acceso: un edificio está a punto de derrumbarse.

No hace falta alejarse más que unos metros para ver que las escenas de los rescates se repiten. Condesa y la Roma son de las zonas más golpeadas en la capital tras el sismo, que ya suma 119 víctimas mortales en varios estados del país.

En las calles se repiten las mismas imágenes de gente abrazándose, llamadas telefónicas tranquilizando a familiares, unidades de emergencia pidiendo paso. Quedan muchas horas por delante. (EFE)

Fuente: Clarín

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