Tiene cáncer de ovario, necesita sangre y ruega que la gente no deje de donar por miedo al coronavirus
“Mis expectativas de vida están en manos de los donantes”, afirmó María Ayelén, quien tiene 32 años y está internada en el Hospital Argerich.
CAPITAL FEDERAL (ADNSUR) - La donación de sangre se redujo un 80% por la pandemia del coronavirus. En ese marco, María Ayelén, internada en el Hospital Argerich con un cáncer de ovarios, dice que su vida y "la de muchos dependen de la solidaridad de los demás".
"Yo lo que busco es sembrar conciencia. Si bien estamos en pandemia y debemos cuidarnos del coronavirus, podemos construirnos a partir de este parante como una sociedad más solidaria, empática e inclusiva. La sangre no se fabrica. Por favor, donemos, todos podemos llegar a necesitar sangre o alguno de sus componentes".
A María Ayelén García, de 32 años, le diagnosticaron cáncer de ovario en enero de este año, cuando el Covid-19 aún era una amenaza muy lejana, y un tromboembolismo pulmonar que le afectó hasta el corazón. Necesitó atención de urgencia y la contuvieron en el Hospital Argerich, donde se encuentra internada.
"Es una internación que estaba prevista, que tiene que ver con una sesión, la cuarta ya, de quimioterapia. Soy fuerte, pero ahora estoy angustiada. La situación me da miedo porque me darán una droga (paclitaxel) que en anteriores tratamientos rechacé, me cae fatal, me provoca mucha alergia. Espero que esta vez mi organismo pueda tolerarlo", contó a Clarín.
Por la pandemia del coronavirus y el miedo de la gente a contraer la enfermedad, la donación de sangre se redujo un 80% y la situación actual en hospitales, clínicas y sanatorios es delicada.
"La vida de muchos y la mía dependen de la solidaridad de los demás. Como paciente tengo una perspectiva diferente y puedo ver la importancia de esta causa", remarca Ayelén, que en Barracas junto a Antonio, su novio español, pero que en tiempos de cuarentena conviven con Susan en Remedios de Escalada.
"Ya me hicieron tres transfusiones de sangre, dos de glóbulos rojos y una de plaquetas, la cual requiere de siete donantes. Las expectativas de mi vida, insisto, están en manos del donante", subraya desde el área Ginecología del hospital de La Boca, que está bien alejada del sector Covid-19. "Mi testimonio, quizá, invite a reflexionar, ya que no es la típica mirada de una ONG o de un grupo voluntarios; es otra campana en un tiempo muy especial", detalla Ayelén, estudiante del Profesorado de Lengua y Literatura y de la Licenciatura en Artes Visuales.
Reconoce: "No estoy en una situación de estabilidad, pero hago un gran esfuerzo por querer salir adelante. Me enorgullezco de la actitud que le pongo incluso en los días en lo que sufro mucho dolor, lo que se suma a lo agotador que es transitar una quimioterapia y una pandemia a la vez".
"Quiero estar bien, espero no sufrir la quimio", pide y cuenta preocupada: "estando internada escuché decir a los médicos de hemoterapia que la gente no se acerca a donar sangre y los hospitales necesitan mucha sangre, no sólo para enfermedades como la mía, también para accidentes, cirugías de emergencia, partos".
"Es durísimo estar enfermo en este nuevo mundo y ver que las personas que podrían estar ayudando no saben cómo o dónde hacerlo, es desesperante. Espero llegue el día que no haya que pedir más dadores de sangre", sueña Ayelén, que repite para algún distraído: "Si a mí no me transfundían, me moría. Tenemos un país solidario, pero que está adormecido por temor al contagio".
"Si bien esto fue un baldazo de agua helada, yo tengo antecedentes: mis papas ambos fueron pacientes oncológicos, el viejo falleció en 2002 y mi mamá es una de esas grandes guerreras sobrevivientes del cáncer de mama. Así que conozco un poquito de lo que es transitar esta enfermedad, pero de verdad nunca imaginé que sería una paciente", confiesa.
Según detalla Clarín, en la ciudad de Buenos Aires, fueron trasladados los bancos de sangre a postas fijas que funcionan en escuelas de distintos barrios y que cumplen con todas las recomendaciones específicas para preservar la salud de los donantes, y respetar las normas relacionadas a la prevención del Covid-19. Para donar, se debe sacar un turno programado mediante la plataforma DonARG, o enviar un mail a la Red de Medicina Transfusional: [email protected].
Ayelén empezó a tener dolores de estómago en diciembre y en enero se hizo una tomografía. Ella pensaba que era una gastritis, pero tenía líquido en el peritoneo. "En un mes tenía una panza que parecía una embarazada a punto de parir".
Ingresó a terapia intensiva del Argerich y estuvo 40 días internada, de los cuales 22 fueron en estado reservado "porque hice un tromboembolismo pulmonar. Cuando salí del hospital me encontré con el coronavirus, la noticia de mi cáncer, la quimio y encima me entero de que hay muy pocos dadores de sangre".
"Muchos estábamos enfermos antes de la pandemia y seguimos necesitando de la colaboración de los demás... No es el único peligro el coronavirus, que es cierto que está en una curva de contagio, por eso quisiera difundir ahora la donación, antes de que sea tarde. Es simple: con una donación de sangre se salva una vida y además trae beneficios para el donante. ¿Cuáles? Al detectar que se reduce el nivel del fluido, el cuerpo genera nuevas células y da paso a una sangre limpia y fresca", dijo.
Si el coronavirus es un trastorno para quienes están sanos, ni pensar para quienes padecen un cáncer. "La cuarentena por la pandemia me afectó en todo: en la movilidad, en el trato con los médicos, en los trámites para recibir drogas y en la dinámica de los hospitales, que nada tienen que ver con lo que eran. No es lo mismo estar enfermo de cáncer en un mundo que conocemos, que en esta realidad que nos plantea el Covid-19. Y yo, como no tengo defensas, debo tener sumo cuidado ahora, porque estoy en un hospital que atiende pacientes con el virus".
"¿Si tengo miedo? Sí, mucho, pero un miedo que no me condiciona, un miedo que me hace querer saberlo todo, porque es mi cuerpo, que se expresa de esta manera y quiero saber porqué. Hablo con los médicos, les pregunto sin anestesia sobre mi calidad de vida, mi sobrevida, mi panorama a futuro. No quiero que me oculten nada, estoy preparada para lo que tenga que ser", resume.
Fuente: Clarín