Tienen entre 10 y 13 años, son de Chubut y le hicieron una canción al coronavirus
“Orgánicos Telepáticas” se llama la banda que formó un grupo de chicos de Trevelin junto a su profesora, la chelista Leila Cherro. Con su mirada y su propia experiencia ellos le cantaron al coronavirus; la pandemia que los dejó aislados, sin clases y sin poder salir a la calle.
COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) – “Dónde está mi barbijo”, comienza diciendo la canción. Se escuchan risas. “Probando, probando… un, dos, tres, cua”, y el primer rasqueteo de guitarra. “Cómo el coronavirus se expandió por casi todo el mundo”, canta y se pregunta Olivia Simonato con su dulce voz.
“Cuarenteando” ya suena a través del parlante. Son nenes de entre 10 y 13 años que compusieron su propia canción al coronavirus y son de Trevelin, la cordillera de Chubut, donde la nieve tiñe todo de blanco por estos días. La banda se llama “Orgánicos Telepáticas” y se formó en el taller se música que dirige la profesora Leila Cherro, ex chelista de Lisandro Aristimuño.
A principio de año cuando el coronavirus era sinónimo de China, los chicos comenzaron a asistir a “Los Talleres de la cuerda rota”, sin pensar que tan solo dos meses después iban a tener que suspender las clases presenciales.
Por ese entonces ya habían grabado siete canciones y hecho su primer concierto. Estaban en el cielo. Sin embargo, el aislamiento los pinchó, los dejó sin ganas y aburridos. Pero la profe encontró la forma de motivarlos: escribir una canción.
“Les dije que escriban lo que quieran respecto al momento que estaban pasando, que estaban aislados, porque acá hubo como un mes y medio en que estuvimos todos encerrados. Después empezaron a levantar pero los chicos no podían salir ni a la esquina. Entonces era una forma de expresarse. Yo no tengo ningún equipo de sonido ni ningún estudio casero, pero lo primero que queríamos hacer era que ellos grabaran desde un celular. A partir de ahí algunos empezaron a escribir, otros no querían saber nada, y cuando empezó a tomar forma la canción, en base a lo que ellos están expresando, yo le termine de dar forma”, contó Cherro.
UNA CANCION DE TODOS
Olivia envío lo que luego se convirtió en la primera parte de la canción. Lighuen Fornari lo que fue la segunda parte, pero también sin saberlo le dio la melodía.
El pequeño envío la letra grabada en un video y al tararearla le terminó dando el ritmo adecuado.
En mayo comenzó a tomar forma el tema. Leila lo grabó con guitarra y le puso voz en base a lo que le habían enviado los chicos. Luego les acercó un instrumentó a cada uno y se pusieron a trabajar desde la virtualidad. Como dice la canción no era la mejor opción y todo se hizo más dificultoso, principalmente para los chicos que demostraron que no hay mejor interacción que el frente a frente.
En la Cordillera no se registraron casos de coronavirus y poco a poco se fue flexibilizando el aislamiento. Esa fue la oportunidad perfecta para volver a trabajar cara a cara y continuar dándole forma a “Cuarenteando”.
Para hacerlo el taller uso su propio protocolo y con autorización de los padres las clases se hicieron en forma individual o por dúo, según el instrumento. Por supuesto, se respetó la distancia social y primó el lavado de manos.
Con la interacción cara a cada todo cambió. Leila le daba las partes que cada uno de los chicos debía tocar y ellos le contaban sus propuestas. Olivia, por ejemplo, eligió cantar y tocar el bajo. Valentín Risso propuso sumar un rap en el medio de la canción, y Franco grabó el chelo y algunas frases que terminaron de cerrar la idea. Mientras tanto, ella editaba las partes cuidando todo los detalles.
Para los chicos, que sueñan con sacar un disco y poner tener su propia ropa de la banda, fue una experiencia única, tal como contaron a ADNSUR.
Olivia: “Esta canción la hicimos para contar lo que hicimos en la cuarentena, también para entretenernos un poco. En el procedimiento de la canción me sentí muy bien, fui una de las voces, después se fueron sumando más voces, instrumentos y fue tomando forma y cada vez me iba gustando más. Espero que les guste”.
Lighuen: “Leila me pidió que escriba una canción y la termine escribiendo. Pensé cómo me sentía y en lo que estaba haciendo en casa, que me incomodaba y que no, las cosas buenas y las cosas malas. Entonces terminé escribiendo parte de la letra de la canción. Después cuando empecé a grabar los sonidos de los instrumentos me sentí un poco intimidado porque no estaba preparado todavía para todo esto. Pero después me empecé a decir a mí mismo ‘está grabado, cualquier cosa lo grabo de nuevo”. La canción quedó bastante linda, la hicimos con todos mis compañeros y espero volver a verlos pronto de nuevo y que esta cuarentena se términe rápido porque yo casi no puedo más”.
Dante: “En el proceso de la canción tanto no participé, después fui y grabé las percusiones y estuvo buenísimo. El proceso estuvo bueno para crearla, participé un poco de la letra y quedó creativa, para hacerla en nuestras casas, que era más complicado, quedó bastante bien. A mí me gusto, como no podíamos tener las clases normalmente era divertido. La canción quedó linda, me sentí bien. Me gustó mucho el resultado”.
Valentín Risso: “Hicimos clases separadas y viniendo de a poco. Leila los iba grabando en un instrumento que sabe usar. Pero me sentí normal, medio raro porque no venían todos mis compañeros. Cuando hice el rap estaba aburrido y me puse escribirlo, pero estaba motivado. Para mí es una de las mejores canciones que hicimos porque estaba buena en producción, las voces y todo. Me encanto”.
Sol: “El proceso de componer la canción fue muy divertido porque tenías que ir escuchando la canción e intentar ir tocándolo al ritmo. Yo toqué el acordeón, me mandaron un par de videítos diciéndome que tenía que tocar y fui buscando que tenía que tocar. Pero me sentí muy bien, estuvo muy divertido, cantar y después escuchar la canción fue muy divertido. No pensé que iba a quedar tan guau, fue como que quedó muy buena”.
Para Leila, la profesora, lo más valioso de toda esta experiencia “es poder ayudar a que los chicos se expresen".
“Creo que la letra trató mucho de lo difícil que es hacer las cosas virtualmente. Pero lo que más rescato es acompañar el proceso de que se puedan expresar. Realmente costo al principio, estaban muy desmotivados por no poder ir a la escuela, no poder jugar, no poder ir a la calle. La letra expresa muy bien lo que ellos estaban sintiendo”, indicó.
“Lo bueno es todo lo que demuestra esto de que sea todo online porque a pesar de todo se aburrían. No era lo que ellos creían: esa idea de que cuando vuelven de la escuela se ponen a jugar a los jueguitos y creen que es lo mejor. En este momento pudieron darse cuenta que querían otras cosas: verse, jugar a la calle y estaban muy limitados con sus relaciones sociales”, reflexionó la profesora sobre esta experiencia donde los chicos mostraron como se sienten con el coronavirus pero a través de una canción.