Tras un anuncio del Gobierno Nacional, 540.000 empleos estarían en riesgo y preocupan a un sector
Esta medida, anunciada por el ministro de Economía, Luis Caputo, busca contener la inflación y aumentar la competencia en el mercado local; sin embargo, referentes de la industria expresaron su preocupación y se mantienen en alerta máxima.
La economía argentina enfrentó históricamente una serie de desafíos, marcados por la inestabilidad y la falta de consensos en el modelo económico a seguir. En la actualidad, sigue atravesando dificultades estructurales, con una inflación elevada y un mercado interno que busca productos más accesibles.
En este contexto, el Gobierno Nacional anunció recientemente una reducción de los aranceles para la importación de ropa, calzado y telas, con el objetivo de contener la inflación y aumentar la competencia en el mercado local.
LA INDUSTRIAL TEXTIL EN CRISIS
Los aranceles para la importación de ropa y calzado pasarán del 35% al 20%, mientras que los de telas se reducirán del 26% al 18%. Sin embargo, esta medida generó preocupación entre los empresarios del sector textil, quienes advierten que podría tener un impacto devastador en el empleo y la producción local.
El viernes pasado, Luis Caputo anunció que, "con el objetivo de bajar los precios locales y aumentar la competencia", iban a "rebajar los impuestos a la importación de ropa, calzado y telas".
Sin embargo, la industria textil argentina, que emplea directamente a más de 540.000 personas y es un motor clave para el desarrollo de economías regionales, ve esta medida con escepticismo. La Federación de Industrias Textiles Argentinas (FITA) emitieron un comunicado expresando su "profunda preocupación" ante la reducción de aranceles, argumentando que sin una estrategia integral para mejorar la competitividad sistémica de la industria local, esta medida puede comprometer seriamente el empleo, la producción y el desarrollo de la cadena de valor textil en Argentina.
La industria textil argentina viene atravesando un complejo panorama económico, con caídas en las ventas que han derivado en una menor actividad en las fábricas y cierres de plantas y comercios, generando una importante merma en los puestos de trabajo. En el último año, uno de cada tres empleos perdidos en el país corresponde al sector textil. Además, la industria opera actualmente con una muy baja utilización de la capacidad instalada, lo que agrega urgencia a su llamado para proteger la producción nacional.
Los empresarios del sector textil argumentan que la rebaja arancelaria se aplica sin haber avanzado en reformas necesarias para reducir la presión fiscal, mejorar el acceso al financiamiento y optimizar la infraestructura logística. La experiencia internacional ha demostrado que una apertura comercial sin planificación puede debilitar la industria local en lugar de fortalecerla.
Por lo tanto, solicitan al gobierno reconsiderar esta medida y trabajar juntos en un plan de desarrollo que garantice condiciones de equidad y sustentabilidad para la industria nacional y los trabajadores del sector.
La Unión Industrial Argentina (UIA) también expresó su oposición a la medida, destacando que la competencia desigual y desleal generada por la reducción de impuestos a la importación de productos textiles podría ser perjudicial para la industria local.
En este sentido, la industria textil no busca beneficios sectoriales, sino trabajar en conjunto para mejorar la competitividad de la industria, igualando las condiciones frente a productos importados producidos en contextos con menos impuestos y mejores condiciones laborales.
Con información del Economista, editada y redactada por un periodista de ADNSUR
