COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR/El Análisis de la Noticia) - La situación del acueducto que abastece a Comodoro Rivadavia, Rada Tilly y Caleta Olivia tuvo un retroceso de 3 décadas. Es que del proyecto que apuntaba a incrementar el caudal del sistema, para incorporar alrededor de 2.000 metros cúbicos por hora, que se sumarían a los 4.800 m.3/h que transporta en la actualidad, hoy esa perspectiva pasa a un segundo plano debido al grave deterioro de la cañería habilitada en el año 1999. Incluso hoy el estado de este conducto parece más precario que el viejo, inaugurado en 1966 y que se rompía con frecuencia en los años 80. ¿De quién es la responsabilidad por la falta de mantenimiento y la protección catódica que no se hizo?

Ante las preguntas que por ahora no han sido planteadas en la discusión pública, hay algunas certezas: se gastaron millones de pesos en una obra que no concluyó, que tiene denuncia por sobreprecios y que, para colmo de males, si hoy estuviera terminada tampoco sería una solución. Por lo contrario, al carecer del mantenimiento adecuado, si hoy se inyectara mayor caudal al acueducto, éste se rompería aún con mayor frecuencia que la evidenciada la semana pasada.

La responsabilidad por la falta de mantenimiento no está clara: desde el convenio firmado en el año 2013, que nunca se cumplió y que origina la anunciada decisión de la SCPL de devolver la operación del sistema al Estado provincial, surge que éste debería haber aportado los fondos necesarios para esa tarea.

Sin embargo, desde 1999 tampoco pareció ser un tema prioritario en las tareas de mantenimiento, por lo que será necesario verificar si antes del convenio de 2013 la responsabilidad era también de la provincia o la ejercía la SCPL en forma exclusiva, que en 2015 reconoció oficialmente que nunca se habían hecho esas tareas, lo que significa que la obra que costó 99 millones de dólares en su momento (lo que valió también jugosos pagos por una inspección de obra que hoy resulta, como mínimo, deficiente), hoy vuelve casi a fojas cero.

En otras palabras, resulta increíble que en 20 años, ninguno de los involucrados haya alertado sobre un problema que era evidente y ponía nuevamente en riesgo el abastecimiento de agua de tres ciudades. Ni la SCPL, ni el Estado provincial (que tiene un responsable directo en el seguimiento de las obras vinculadas al acueducto), ni tampoco el municipio, que tiene un representante permanente en el consejo directivo de la institución.

Desde el punto de vista técnico, los entendidos en el tema aseguran que la tarea todavía se puede hacer, pero evidentemente el tiempo y las indecisiones juegan en contra, ya que el avance de la precariedad de la cañería sigue avanzando, ante la agresividad de los suelos.

El problema está otra vez con plena década del 80. Desde provincia se habla de convocar a ofertas nacionales e internacionales para evaluar la construcción de un nuevo acueducto, pero esa opción parece más una quimera que una posibilidad concreta, a juzgar por la situación de emergencia actual. En la cooperativa apuntan a devolver el sistema, algo en principio no ocurrirá el 28 de febrero, habida cuenta de que se comenzó a negociar una prórroga.

En un caso u otro, la solución está lejos de aparecer, porque por ahora, todos miran para otro lado.
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