Un equipo argentino creó un páncreas artificial que funciona con el celular
A través de dos parches impulsados por tecnología móvil se puede aplicar la insulina y controlar los niveles de glucosa en sangre.
BUENOS AIRES (ADNSUR) - La diabetes es una enfermedad crónica que se origina porque el páncreas no elabora la cantidad justa de una hormona llamada insulina que necesita el cuerpo para su correcto funcionamiento. En Argentina, 400 mil personas la padecen y en todo el mundo son más de 4 millones. Esta afección no difiere de sexo ni de edad, y hace que los niveles de azúcar en sangre se eleven más de lo normal.
“Empecé a estudiarlo en el 2010, cuando vi al nieto de tres años de un colega que era insulinodependiente, en un contexto donde pasaba que por las noches lo despertaban para pincharlo”, señaló Ricardo Sánchez Peña, ingeniero en electrónica de la Universidad de Buenos Aires, con un doctorado del Instituto Tecnológico de California y quién encabeza el proyecto, informó TN.
¿Cómo funciona el Páncreas Artificial?
Trabaja con un sistema de control automático y fusiona dos elementos por medio de tecnología y modelos matemáticos conocidos como algoritmos. Por un lado, la bomba que provee de insulina y por el otro, el monitor de glucosa. Ambos se conectan al paciente de forma subcutánea, mediante parches que tienen una aguja muy poco invasiva. El sistema está pensado para ser operado desde la practicidad de una celular y en un futuro por relojes inteligentes (Smartwatch).
Esta tecnología móvil se conecta por bluetooth y trabaja por medio de un algoritmo que marca con exactitud cuánto debe inyectarle al paciente. Controla el azúcar en sangre cada cinco minutos y es más preciso que si la persona tuviera que valerse por sí misma, controlando las porciones de alimentos que consume y pinchándose cuatro o cinco veces al día.
La practicidad del parche
Puede resultarle sumamente cómodo a quien lo use ya que es chico, se disimula con la ropa, se puede mojar y la persona puede hacer su vida más normal. Se cambia una vez por semana o cada diez días, dependiendo de la vida útil de la aguja.
¿Cómo trabaja el algoritmo?
El sistema de control se basa en que el paciente no tenga que estar pendiente de cuando va a comer, ni contar los carbohidratos. Si la persona antes pesaba y calculaba su comida, ahora el algoritmo lo hace por ella.
Esta investigación cuenta con la participación de investigadores de CONICET de la Universidad de La Plata, de la Universidad de Quilmes y de Sánchez Peña como representante del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), además de estar avalada por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), y sustentada económicamente por Fundación Nuria de Argentina y por Fundación Cellex de España.
“En el 2012 armamos un consorcio con un grupo de La Plata e hicimos pruebas en un simulador computacional”, menciona el investigador. Cuenta que, en Estados Unidos lo chequeó con un simulador aprobado por la FDA (Agencia responsable de regulación de alimentos, medicamentos y productos biológicos, equivalente a la ANMAT).
Luego de varias etapas de perfeccionamiento, en el 2016 y 2017 lograron efectuar con éxito pruebas clínicas con cinco pacientes del Hospital Italiano que se conectaron al dispositivo durante 36 horas. Hoy aspiran a realizarlas con ocho chicos y adolescentes del Hospital de Pediatría Garrahan a fin de año. El dispositivo es experimental y requiere más controles por parte de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica – ANMAT: “Antes que hacerlo comercial, lo ideal sería poder distribuir esto a partir de la Secretaría de Salud”, concluyó Ricardo Sánchez Peña.