La historia dice que en Comodoro el viento alcanzó ráfagas de 240 kilómetros por hora. Fue en 1968, según los registros históricos que datan en la prensa de la época. Pasaron 53 años de ese acontecimiento y el Eolo sigue soplando con intensidad, demostrando que Comodoro es la capital del viento, sino basta con recordar lo que sucedió el 2 de julio y el 24 de octubre, cuando las ráfagas superaron los 143 kilómetros por hora y hubo voladura de techos, árboles caídos y destrozos por doquier.

UN MUERTO Y DECENAS DE DAMNIFICADOS

El primer temporal del año se produjo el 2 de julio. En horas de la mañana el viento se hacía sentir y las consecuencias se iban a ver durante toda la jornada. Sin embargo, lo peor llegó cerca del mediodía.

Esa mañana, cuando las ráfagas de viento rondaban los 100 km/h, se produjo un accidente en la obra del aterrazamiento del Cerro Chenque. Un hombre quedó atrapado bajo un conteiner que volcó producto del ventarrón.

Cuando la Unidad de Rescate del Cuartel Central de Bomberos Voluntarios llegó hasta la zona los compañeros intentaban rescatar a la víctima levantado el tráiler con la pala de una máquina cargadora.

El hombre fue trasladado rápidamente al Hospital Regional, donde horas más tarde falleció producto de las heridas que sufrió en sus extremidades inferiores. Horacio Gallo tenía 31 años y era proveniente de Buenos Aires. Su muerte es investigada por la justicia. 

Horacio Gallo tenía 31 años y fue la única víctima fatal del temporal de viento que se produjo en julio.

Ese día también hubo diversos destrozos en la ciudad. Uno de los más peligrosos fue la voladura del techo de una casa que terminó en otra vivienda de barrio Laprida. Uno de los damnificados estaba mirando televisión cuando escuchó el estampido de la chapa en su patio. Enseguida llamó a Bomberos Voluntarios y tomó intervención Defensa Civil. Afortunadamente en ese caso no hubo que lamentar personas heridas.

Según el Servicio Meteorológico Nacional, ese día las ráfagas alcanzaron los 144 kilómetros por hora. En la ciudad hubo cortes de energía eléctrica y se vieron afectados otros servicios, como internet y los vuelos. Es que un avión que venía de Buenos Aires con destino a Comodoro Rivadavia tuvo que aterrizar en Bariloche  ante la intensidad del viento que afectaba a la zona.

Camila Bonino (23) fue una de las pasajeras de ese vuelo de terror donde hubo llantos, gente descompuesta, algunos gritos y sobre todo incertidumbre. 

En diálogo con ADNSUR, la joven contó en ese entonces que el avión “se sacudía como si estuviera en una ligera turbulencia” y la gente estaba asustada. “Se agarraban del asiento, había gente descompuesta, llorando, muchas situaciones estresantes. Incluso un pasajero tuvo que bajar a comprar insulina. La verdad es que la gente tenía mucho miedo. Fue una situación re traumática”.

El viento del 2 de julio obligó a desviar la ruta de un avión de Aerolíneas Argentinas.

MÁS DE 160 VOLADURAS DE TECHO

El segundo temporal fue igual de intenso que el primero, pero por suerte esta vez no hubo que lamentar víctimas fatales. El 24 de octubre, un temporal de viento afectó a gran parte de la provincia y obligó al Servicio Meteorológico Nacional emitir una alerta roja

Producto de la fuerza del viento, en Comodoro cuatro vecinos perdieron sus casas y otros 160 el techo, confirmó la Municipalidad, que asistió a los damnificados a través del área de hábitat. 

Por supuesto, no todos los casos fueron iguales. Sin embargo, hubo situaciones puntuales que causaron gran preocupación. Como por ejemplo, lo que sucedió en el supermercado Walmart, donde se voló parte del techo mientras el lugar estaba en funcionamiento y tuvieron que ser evacuados empleados y clientes.

La Escuela de Arte también sufrió la voladura de parte de su techo, y en Kilómetro 5 una familia tuvo que dejar su casa ante la misma situación. Pero no fue la única afectada. Otra familia del barrio Juan XXIII sufrió un gran susto cuando el techo de una vecina que vive a una cuadra cayó sobre su casa. 

El patrimonio de la ciudad también sufrió daños ese día. En Astra el viento derribó una de las torres petroleras de madera más antiguas ubicada en el ingreso al barrio. Mientras que en las rutas hubo vuelco de camiones. 

Por supuesto, como siempre sucede, ante este tipo de situaciones, hubo apagones en toda la ciudad y voladoras de árboles. 

Afortunadamente esta vez no hubo que lamentar víctimas fatales. Sin embargo, el viento una vez más volvió a demostrar la fuerza que alcanza en estas latitudes, aunque este año fue por partida doble.

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