Gabriel Leone tiene 67 años y siempre soñó con recorrer la Ruta Nacional N° 40 de punta a punta, de norte a sur. 

Por los sucesos de la vida cotidiana, trabajo, crianza de hijos, tiempo insuficiente de vacaciones, fue postergando su anhelo. 

Gabriel se jubiló y comenzó un viaje inolvidable: con su bicicleta se propuso comenzar a recorrer la mítica ruta 40 partiendo desde el norte del país, para llegar a Cabo Vírgenes en el extremo sur. En las últimas horas llegó a la Patagonia, y su historia inspira a miles de viajeros y ciclistas.

El jubilado nació en Buenos Aires, pero se crió en General Pico, La Pampa. Se considera un verdadero pampeano. 

“Cuando tenía 10 o 15 días de vacaciones salía con mi esposa, y a ella no le gustaba una travesía semejante. Se fue postergando. Fui carpintero y después comencé como viajante", dijo. 

"Trabajé 38 años de viajante, me fue bien, llegué a supervisor de zona y cuando me jubilé dije ‘¿por qué no hacer la ruta 40 en bicicleta y pedaleando en solitario?’”.

Gabriel practicaba ciclismo, saliendo alrededor de su ciudad por los caminos vecinales. Comenzó a entrenar y a rendir más. Primero hacía 20, 30, 50 kilómetros, alcanzó los 100 y empezó a escuchar a otros cicilistas que soñaban con recorrer la ruta 40.

Salió desde Tucumán el 8 de julio, y durante la mañana empezó a pedalear rumbo a su misión: llegar a La Quiaca, para hacer un recorrido de 5.080 por la Ruta 40.

“La estoy haciendo descendiendo. Algunos salen por Cafayate para no hacer el ripio o esquivar la Puna. Yo llegué al pueblo que más al norte está de Argentina, que es Santa Catalina y de ahí voy bajando”, dice desde el sur, a poco de cruzar la mitad del camino, por estos días en los que pasó Junín de los Andes.

Gabriel hace un promedio de 40 a 50 kilómetros por día. Hay días que llega a 90 o 100, según la distancia entre pueblos y el clima. Actualmente pasó la mitad del camino, ya pedaleó unos 2.600 kilómetros.

Viaja con una carpa, elementos de cocina, ropa, alimentos, el calentador y repuestos para la bicicleta. La bicicleta con carga pesa 68 kilos, más su peso son 150 kilos.

"Podés parar en hoteles, pero yo soy jubilado y el costo en zonas turísticas es carísimo. Lo que busco siempre es un camping municipal, y si no, a veces paro en el medio de la nada y armo la carpa", explicó en diálogo con el Diario de Río Negro.

El jubilado declaró que muchas personas que lo ven viajando, lo invitan a pasar a su casa, a dormir o a colocar la carpa para que pueda estar más protegido. 

SU LLEGADA A LA PATAGONIA

El enorme camino recorrido tiene varias dificultades y atractivos. En el norte, la mayor complicación fue la altura, con tramos donde tuvo que cargar la bicicleta y subir caminando. 

Ahora que entró en la Patagonia, los días de viento se empezaron a sentir, y si bien la bicicleta no es la mejor para esos caminos, pero es lo que había. 

Gabriel ahora está en el sur y le queda la mitad del recorrido por delante. En poco tiempo se meterá en trayectos solitarios, con ciudades que están muy distantes, tal vez a 300 kilómetros una ciudad de otra, o sea que es muy probable que tenga que hacer noche solo en el medio de la nada.

Cuando llegue a Bariloche, se va a juntar con su pareja, que le dará un empujón para emprender el trayecto que le queda. 

Mientras estaba en Zapala, decía que las ganas están intactas y contaba que a la vuelta, en casa, lo esperan cuatro hijos y seis nietos que hacen hinchada desde su ciudad.

Gabriel comparte su aventura en Instagram: @gabrielleone7477 y Facebook: Gabriel A. Leone. 

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