COMODORO RIVADAVIA ( ADNSUR) - De los 21 fallecimientos por Covid - 19 hasta el 17 de septiembre inclusive, 17 personas perdieron la vida en lo que va de septiembre. Enmarcado en un doloroso promedio de una persona por día, una de las voces autorizadas en relación al tema advirtió esta semana: “todavía no llegamos al pico de la pandemia en la ciudad”. ¿Es posible predecir en qué momento llegará la parte más dura de los contagios, aun con indicadores que hoy resultan de por sí alarmantes?

La sucesión de partes diarios no deja lugar a dudas en la estadística de la pandemia. Hasta el 31 de agosto había en Comodoro Rivadavia 4 personas fallecidas. La llegada de septiembre, lejos de augurar alivio o ilusión de mejoras por el próximo cambio de estación, trajo la peor cara de los contagios, según la medición de la última semana.

La doctora Viviana Romero, representante de Terapias Patagónicas, que integra la Asociación Argentina de Terapistas, fue muy clara días atrás al afirmar que la enfermedad ha cambiado de características en la ciudad: si hasta hace tres semanas, la mayoría de los casos era de leves a moderado, desde que volvieron a multiplicarse los contagios se ha notado un mayor número de casos de moderados a graves. Esto se refleja en los últimos partes, donde se observa que hay 17 personas internadas en clínica médica y 12 en Terapia Intensiva con Asistencia Respiratoria Mecánica. Un número importante, sobre el total de 20 camas de UTI destinadas a pacientes Covid en la ciudad, según indicó la misma profesional, entre sector público y privado. 

Los números son dinámicos y la foto estadística puede modificarse en un par de días. Sin embargo, las tendencias hasta aquí siguen en ascenso. Ya no se habla de aplacar la curva, sino más bien de evitar los daños más graves del tsunami pandémico. Y la liberación de camas puede que sea por factores más negativos que positivos. Con resignada crudeza y el cansancio reflejado en el rostro, un médico terapista confesaba a esta columna días atrás, cuando todavía los fallecimientos no habían estallado: “los pacientes que nos llegan, con cuadros pre existentes, se nos mueren, no los podemos salvar”. 

EL PEDIDO DE NACIÓN QUE CHUBUT NO ACATÓ 

Claro está que el dramatismo de los números y los testimonios de quienes pelean de cerca con la muerte cada día no hace mella en aquellos que descreen de los efectos de la pandemia. Desde una mirada escéptica, se señala que la mayoría de los fallecimientos se da por enfermedades pre existentes, por lo que se niega el vínculo con el coronavirus como causa de muerte. Se resta importancia, en ese razonamiento, que lo que hizo el virus fue, precisamente, acelerar la muerte en personas que estuvieran cursando una enfermedad previa, en algunos casos de resultado terminal.

Acaso esa mirada explica también por qué los contagios siguen en aumento, pese a las nuevas restricciones impuestas para reducir la circulación. No importa que las estadísticas con proyección de muertes se haya cumplido hasta aquí al pie de la letra (o de los números): en el país se superaron los 12.700 fallecimientos. Según la previsión del Ministerio de Salud realizada en marzo, esa cifra podría escalar hasta 22.000, en un escenario de control tardío de la pandemia. Comodoro Rivadavia representa menos del 1 por ciento de ese total, en cuanto a los fallecimientos. En ese hipotético escenario, ¿hasta qué cifra podrían ascender las muertes en la ciudad?

Acaso fue ese el motivo por el cual, desde el gobierno nacional, le pidieron al gobernador Arcioni que cerrara las ciudades de Comodoro Rivadavia y Puerto Madryn, volviéndolos a fase 1, ante los indicadores que presenta la escalada. Según las fuentes que dialogaron con ADNSUR, el pedido fue denegado por Arcioni, sobre la base de que ya había emitido un decreto con restricciones. La razón de fondo, no obstante, habría apuntado a no generar más tensiones con los intendentes de esas ciudades, en circunstancias en la que el mandatario no tiene margen para sumar más conflictos.

DECIR QUE NO Y CULPAR AL OTRO

Una explicación clara del negacionamismo de la pandemia la dio un sociólogo e investigador del CONICET, Daniel Feierstein, quien en un hilo de tuit que se viralizó semanas atrás, dejó una conclusión contundente, en torno al fracaso de las medidas de prevención: “La respuesta no es médica, sino sociológica”, manifestó. Y atribuyó las dificultades para frenar los contagios en los mecanismos de “negación” y “proyección” que funcionan en la psiquis colectiva.

Según Feirstein, los mensajes del gobierno nacional, que ha tratado de llevar calma a la población para justificar las medidas y mantener la cuarentena, con valoración de datos positivos por sobre los negativos, provocan el efecto contrario, ya que favorecen la negación como auto defensa. “Nadie quiere pensar que se va a morir o perderá a sus seres queridos”, graficó el investigador. Paralelamente, la “proyección” se refleja en la búsqueda de culpables externos: en un primer momento los chinos, luego los europeos, o “los políticos que prohíben circular pero ellos no predican con el ejemplo”. Y en esos mecanismos psíquicos se juega la auto justificación para incumplir las pautas de prevención.

Mientras prime el criterio de salvación individual por sobre el cuidado colectivo, podría concluirse en base al planteo del sociólogo, no alcanzará con las restricciones ni los llamados desesperados de los agentes de salud.

PRUEBA DE FUEGO 

Paralelamente, las razones económicas juegan su propio rol. Es innegable el perjuicio que sufren todos los sectores afectados por la cuarentena. Pero tampoco se puede desconocer que ha habido contagios en algunos de esos ámbitos, aun cuando se haya cumplido con los protocolos aplicados para cada actividad.

En la próxima semana se verá si las restricciones aplicadas dan algún resultado en cuanto a reducir la curva de contagios y fallecimientos. Si el freno no se concreta, el sistema de salud se verá desbordado en capacidad de recursos materiales y humanos. En el plan de contingencia ya se evalúa la posibilidad de pedir ayuda a otras jurisdicciones, aunque todas las provincias están en problemas similares.

Será ése el punto, en definitiva, en que el miedo a lo que puede pasar mañana despeje cualquier duda sobre los cuidados que se debían adoptar ayer. Sólo cabe esperar a que no sea demasiado tarde.

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