Una mujer de 73 años pidió cambiarse el apellido de su papá, quien la abandonó cuando era menor en la Patagonia
"Cuando doy mi apellido, me siento discriminada y dolida", declaró la mujer, que presentó una demanda solicitando cambiarse el apellido por el de su madre, que murió cuando ella era pequeña
Una mujer de 73 años decidió cambiarse el apellido de su progenitor, que la abandonó cuando ella era una niña. El caso ocurrió en un pequeño pueblo rural de la provincia de Neuquén, donde la mujer creció sin documentos de identidad, sin saber con exactitud su edad.
La situación se complicó aún más cuando su madre falleció, y su padre los dejó, a ella y a su hermano, al cuidado de una familia que nunca los abandonó. Desde ese momento, él no volvió a ser parte de sus vidas.
La niña vivió en el campo hasta que se mudó a Neuquén capital, donde comenzó a trabajar como niñera y empleada "cama adentro". Fue entonces cuando finalmente pudo obtener su Documento Nacional de Identidad (DNI) y empezar a asistir a la escuela, aunque no logró concluir su educación. Fue en ese momento cuando descubrió la fecha exacta de su nacimiento y, por fin, supo cuántos años tenía.
Ahora, adulta y madre de seis hijos, decidió presentar una demanda ante la Justicia de Familia para cambiar su apellido paterno por el de su madre. En la solicitud, explicó que, aunque había considerado utilizar el apellido de su exmarido, este era muy similar al de su padre y no le traía buenos recuerdos.
"No fue un buen marido ni un buen padre, no estuvo presente en nuestras vidas, ni fue un buen modelo a seguir. No me siento identificada con ese apellido y no quiero llevarlo", afirmó.
La mujer detalló que su deseo de cambiarse el apellido tiene su origen en el dolor del abandono que sufrió a manos de su padre, y que lo mantiene vivo cada vez que debe pronunciar su apellido paterno. "Cuando doy mi apellido, me siento discriminada y dolida. No quiero seguir recordando todo lo que viví de niña. El hecho de conservar el apellido paterno solo agrava mi sufrimiento emocional", explicó, resaltando que no se siente conectada con la figura de su padre, quien desapareció de su vida.
El cambio de apellido no es algo nuevo en la justicia. Habitualmente se presenta en casos de abuso sexual, particularmente cuando el agresor es el progenitor y existe una sentencia condenatoria. Sin embargo, en este caso se trata de una mujer adulta que solicita el cambio debido a la carga emocional que le genera su apellido paterno, que está vinculado a un sentimiento de desamparo.
El artículo 69 del Código Civil y Comercial establece que es posible solicitar el cambio de apellido si existen "justos motivos" a criterio del juez. Entre estos motivos se incluyen el reconocimiento social del individuo, la pertenencia a una determinada cultura, etnia o religión, y la afectación a la personalidad, siempre que esté debidamente acreditada.
En su resolución, el juez Jorge Sepúlveda señaló que, aunque los "justos motivos" no están definidos específicamente por la ley, la jurisprudencia ha reconocido situaciones en las que el cambio de apellido se justifica, siempre que no cause perjuicio a terceros. En este caso, el informe psicológico realizado por un equipo interdisciplinario destacó que la mujer había considerado hace años cambiar su apellido, debido al dolor que le generaba portar un apellido que no la representaba y que evocaba su abandono.
El informe psicoterapéutico indicó que la decisión de la mujer fue resultado de un largo proceso de reflexión, acompañado de un profundo dolor por las pérdidas afectivas que experimentó desde temprana edad, incluyendo la ausencia de su figura paterna. El apellido materno, por el contrario, la conecta emocionalmente con su linaje, brindándole un sentido de pertenencia y apoyo afectivo.
En el informe también se precisó que la mujer no se expresa desde el rencor ni el enojo, sino que estos sentimientos se han transformado en una forma de sostenerse emocionalmente, a pesar de las dificultades de su infancia. Tras escuchar a las hijas de la mujer, el magistrado consideró que estaban acreditados los "justos motivos" para permitir el cambio de apellido.