ESTADOS UNIDOS (ADNSUR) - "Creí que iba a ser algo sencillo, como máximo 30 minutos y listo", recordó Claire Turmelle, la jefa de marketing del Centro Stephenson de lucha contra el Cáncer ​en Oklahoma (Estados Unidos). Ella fue la que convenció a la conductora del noticiero Ali Meyer, de hacerse una mamografía de rutina, para promover el mes de la lucha contra el cáncer de mama. Era sólo una movida comercial aprovechando la popularidad de la periodista que transmitiría todo el estudio en vivo. Pero todo se transformó en una pesadilla.

Según informa Clarín, la mujer de 40 años se filmaba en Facebook Live en la previa recorriendo el centro médico, luego luciendo la clásica ropa que se entrega para realizar el análisis y entrevistando a las distintas especialistas que la atenderían. Llegó el momento de entregarse a las máquinas y fue entonces que la historia se empezó a complicar. Las imágenes mostraban una clara anomalía en uno de sus pechos. La técnica que la atendió se puso seria y le dijo que iba a mirar el resultado con atención.

Ali quedó sola en la helada habitación, esperando. El doctor Richard Falk confirmó la noticia: encontró calcificaciones cancerígenas en su pecho derecho y todos quedaron sorprendidos. La transmisión se interrumpió y la conductora comenzó a asimilar su nuevo presente.

"Mi corazón se detuvo porque nunca en un millón de años imaginé que esta nota sobre su primera mamografía podría llegar a terminar de esta manera", dijo Turmelle. Ali, no había presentado síntomas, tampoco tenía antecedentes familiares, simplemente la vida la puso a prueba sin que ella lo creyera posible. 

"Esperaba una mamografía de rutina, pero no fue así. Nunca olvidaré ese día. Nunca olvidaré lo que fue decirles a mi esposo y a mis hijas después de que llegaran a casa esa tarde", relató Ali. Pero no bajó los brazos y aunque lo que vino fue muy duro, lo afrontó con entereza: estudios, charlas con especialistas y un cambio de 180 grados de su rutina.

Un estudio de sangre confirmó que no tenía ninguna de las mutaciones genéticas para el cáncer de seno. "Desearía poder decir que esa fue una buena noticia que hizo todo un poco más fácil, pero simplemente no fue así. Estaba devastada", señaló Meyer.

Tuvo la fuerza necesaria y compartió su diagnóstico en Facebook. Allí describió que los médicos le habían dicho que tenía buenas chances de recuperarse, pero que había una trampa: "Entrevisté a cirujano tras cirujano, y todos dijeron lo mismo: necesitaba extirparme todo el seno derecho para eliminar todo el cáncer. Estaba desconsolada por esa recomendación".

"La doctora Denise Rable, cirujana de Oncología mamaria, me ayudó a entender que la mastectomía era mi mejor opción. Y así, dos meses después de someterme a mi primera mamografía, entré en el Hospital de Mujeres Lakeside para realizar una mastectomía con preservación del pezón y del lado derecho".

Era octubre del 2018 y Ali Meyer comenzaba su recuperación contra una enfermedad a la que hoy, 365 días más tarde, puede ver como un recuerdo, un duro momento que ya quedó en el pasado.

El doctor Rable, uno de los tantos especialistas que la trató, destacó el logro del tratamiento: "El cáncer de seno es mortal sólo si el cáncer se disemina a otra parte del cuerpo".

"Encontramos esto cuando no era invasivo y no era una masa, cuando es más probable que todo termine completamente curado y la paciente continúe con una vida normal", añadió el doctor Falk.

"Nunca dejaré de hacerme mamografías. Nunca dejaré de decirles a las mujeres que cuiden sus cuerpos y programen su mamografía", explicó Ali que concluyó: "Mi recuperación fue mejor porque la mamografía encontró el cáncer antes de que yo supiera que tenía algo allí".

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