La historia del repartidor de Madryn y el festejo furor en redes por la Selección Argentina
Jorge Villalba tiene 50 años, cinco hijos y vive en Puerto Madryn. Desde 2017 trabaja de repartidor a bordo de su moto. La noche del sábado en que se jugaba la final entre Argentina y Brasil debía trabajar y sabía que iba a perderse el partido, pero tuvo un final inesperado
En un final inesperado para el repartidor que fue conocido estos días, hizo que el festejo con los clientes -tras 28 años sin títulos para la selección- se haga viral. En un mano a mano con ADNSUR, comentó los detalles de ese momento.
"Sin querer se dio y salí en todas las redes", comentó Jorge Villalba. Y explicó que tenía un pedido de empanadas para ese grupo de amigos, "tenía que llegar un rato antes", pero se le rompió la moto en el trayecto, "la arregló como pudo", y llegó "justo a 5 minutos de la final".
Aún con una sonrisa en la cara, el trabajador del delivery recordó que "llegó y los chicos no se querían mover del sillón, entonces le dijeron 'pasa pasa, aguantá un toque, y cuando termina el partido te pagamos'", y se sumó. "Yo quería verlo, no había visto nada del partido y se dio",agregó Villalba.
De forma impensada, pudo festejar, "me dolió mucho cuando Messi erró ahí, pero bueno, después festejamos igual", manifestó el delivery.
"Este es un trabajo que todos los chicos de delivery lo saben. Por lo general siempre en los super clásicos cuando llueve es cuando más se trabaja, porque la gente no quiere salir a mojarse, porque todos están mirando el partido, y nosotros nunca podemos todo un partido, jamás. Lo ves justo de pasadita, en algún lugar, o te lo perdés todo", explicó Jorge.
Ante la consulta sobre el pedido, comentó que habían encargado empanadas y "se las dejaron de lado", por lo que le dijeron los chicos "se comieron re frías", porque primero estuvo la emoción, se justificó todo y "quedaron en un segundo plano".
En relación a su trabajo, Jorge Villalba expresó que "todo trabajo tiene su pro y su contra", y en este caso "lo pro es cuando la gente te recibe bien, por ahí te da una propina, y eso te gratifica", y "la contra es ésta, cuando llueve te mojás y cuando hay cosas importantes las perdés, por ejemplo algún cumpleaños, algún día del padre, hasta incluso las fiestas. Siempre llegás a lo último, por ahí querés programar algo, algún asado o algo, siempre tiene que ser después de las 00 horas o 01:00 de la madrugada. Hay un montón de cosas que se dejan de lado, pero ese es el trabajo de cada uno", manifestó el repartidor.
Más allá de las particularidades de su labor diaria en sí, le dedicó unas palabras de agradecimiento a su empleador:
"Le voy a agradecer mucho a mi jefe Raúl, la mensajería se llama " RG", el vago es un pingazo siempre, nunca tuvo historia para nada, es más, le comenté y se puso muy contento, me dijo 'bueno por lo menos alcanzaste a festejar', y un saludo y abrazo a toda la gente que me conoce acá en Madryn", concluyó.