Tiene 20 hijos, todos de padres diferentes y piensa tener más: "Lo tomo como un negocio"
La historia de Marta tomó repercusión tras una entrevista. La mujer está embarazada nuevamente, contó cómo es su vida a diario en su precaria vivienda, y afirmó que seguirá tiendo hijos "hasta que el cuerpo me dé".
“Doña Marta” y sus 19 hijos viven en una casa de tres habitaciones en Colombia. La mujer está embarazada y coordina a todos los chicos para que realicen las tareas de la casa y organización cotidiana.
La historia de esta mujer de 39 años se viralizó en las últimas horas en las redes sociales, ya que Doña Marta aseguró que desea seguir teniendo hijos, a pesar que no todos los días encuentra la forma de alimentarlos adecuadamente. Todos los chicos son todos de un padre diferente.
“Yo lo tomo a esto como un negocio. La verdad es que como el Gobierno me ayuda por cada niño, entonces yo recibo un dinerito por cada uno", aseguró la mujer.
Por los hijos más grandes recibe entre 300.000 y 320.000 pesos (76 a 81 dólares o 70 a 75 euros al cambio de enero del 2024), mientras, por los más pequeños, el Gobierno colombiano le otorga un bono que ronda los 120.000 pesos (30 dólares o 28 euros al cambio de enero del 2024).
En total recibe unos dos millones de pesos. La mujer dice que desea seguir dando a luz, a pesar de haber sido madre a los 14 años y no dar abasto con los niños que tiene a su cuidado.
Sus dos hijos mayores, explicó según publica Infobae - "Ya no están, se fueron porque son adultos y empezaron a hacer su vida”, lejos de sus hermanos, que se ven entre los 15 y los 2 años.
“Es difícil sí, pero mirándolo positivamente es hasta bueno, porque así no trabajo, con las ayudas del Gobierno, con eso tengo y fuera de eso los vecinos me ayudan, también si me veo muy atrancada o algo así, me voy para la iglesia y eso me ayudan”.
Sobre el papá de su último niño dijo no conocerlo ni saber dónde encontrarlo: “Ni idea, la verdad yo me fui de rumba y en esa rumbita me gustó el muchacho y así quedé, la verdad no sé ni dónde vive, no lo conozco ni tampoco me interesa”.
Los niños no tienen dónde jugar, dónde estirarse o dónde aprender sobre la privacidad. En la casa solo restan una pequeña cocina, un cuarto de lavado y la sala, en donde, no caben más de tres personas
“Es complicado, a veces me toca hacer esas olladas de sopa, yo voy a la galería y consigo de esos huesitos baratos y hago sancochos, frijoles para todos, pero cuando no (tienen dinero) comen poquito. Ellos ya saben, el día que hay comen bien y si no, pues comen lo que haya, poquitico”.