COPENHAGUE - Steve Ludwin tiene 51 años y durante más de la mitad de su vida se ha inyectado el veneno de las serpientes más mortales del mundo. Mirá el video.
La experiencia es dolorosa y peligrosa, pero lo hace para ayudar con el desarrollo de nuevos y más baratos sueros antiveneno, en el marco de un programa de la junto la Universidad de Copenhague.
Aunque ha puesto su vida en riesgo, la práctica también tiene un efecto secundario positivo: según Ludwin, no ha tenido un resfrío en 15 años.
Fuente: La Nación