El síndrome de Tarzán es un patrón de comportamiento que se ha vuelto cada vez más común en la era digital. Al igual que el personaje de la selva que nunca suelta una liana sin asegurarse de tener otra, las personas que padecen este síndrome tienen dificultad para cerrar ciclos emocionales después de una ruptura amorosa. En su lugar, saltan rápidamente a una nueva relación, buscando evitar el dolor y la soledad.

Este fenómeno afecta a parejas de todas las edades y generaciones. Quienes lo experimentan muestran una incapacidad para procesar el duelo tras el final de una relación. En lugar de tomarse el tiempo necesario para sanar, prefieren refugiarse en una nueva compañía, generando así una acumulación de duelos no resueltos que termina impactando tanto en su bienestar individual como en la calidad de sus futuras relaciones.

Algunas de las causas principales de este comportamiento incluyen el miedo a la soledad y la necesidad constante de validación externa. Muchas personas desarrollan su identidad en torno a estar en pareja, lo que les genera una gran angustia emocional ante la idea de estar solas. Además, la incapacidad para lidiar con el vacío que deja una ruptura se convierte en el motor que las impulsa a buscar rápidamente una nueva relación.

El síndrome de Tarzán, afecta a las personas que lo padecen y a sus parejas.
El síndrome de Tarzán, afecta a las personas que lo padecen y a sus parejas.
Instituto INFODECH

Las consecuencias del síndrome de Tarzán no solo afectan a la persona que lo padece, sino también a sus parejas. Al no tomarse el tiempo necesario para procesar las emociones y aprender de las rupturas anteriores, estas personas tienden a involucrarse en relaciones superficiales y poco satisfactorias. La acumulación de duelos no resueltos genera un ciclo destructivo que puede llevar al sufrimiento emocional continuo.

Además, el uso de aplicaciones de citas y redes sociales ha facilitado aún más el acceso a nuevas relaciones, lo que ha contribuido a la propagación de este fenómeno. Muchos prefieren mantener una apariencia de estabilidad emocional mediante la compañía constante, en lugar de confrontar las emociones negativas que surgen al finalizar una relación.

Superar el síndrome de Tarzán requiere tomar conciencia de la importancia de cerrar ciclos emocionales y enfrentar el dolor de una ruptura. El duelo, aunque doloroso, es un proceso necesario para el autoconocimiento y el crecimiento personal. Aquellos que logran tomarse el tiempo para sanar y reflexionar sobre sus errores están mejor preparados para construir relaciones más sólidas y satisfactorias en el futuro.

Desarrollar una autoestima sólida e independencia emocional es fundamental para evitar caer en el ciclo de las relaciones liana. Esto permite que las futuras conexiones se basen en el amor genuino y no en la necesidad de llenar un vacío.

Algunas señales de alerta que pueden indicar que una persona padece el síndrome de Tarzán incluyen:

  • Iniciar una nueva relación inmediatamente después de una ruptura
  • Mostrar un miedo constante a la soledad
  • Repetir patrones problemáticos en sus relaciones
  • Presentar dependencia emocional hacia su pareja
  • Evitar la introspección y el autoconocimiento
  • Cambiar constantemente de pareja o empleo en busca de nuevas experiencias

Reconocer estos comportamientos y trabajar en ellos es el primer paso para romper el ciclo interminable y construir relaciones más sanas y duraderas. Con autoconocimiento, resiliencia y el apoyo adecuado, es posible superar el síndrome de Tarzán y encontrar la estabilidad emocional que tanto se anhela.

Con información de TN, intervenido por IA, supervisado por un periodista de ADNSUR. 

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