¿El “dasnevismo” tiene futuro o puede desaparecer? El Chusoto ante el dilema de seguir ligado al gobierno o volver a las fuentes
Chubut Somos Todos sigue siendo el tercer partido en cantidad de afiliados en la provincia, y una herramienta electoral muy valiosa. Sin embargo, la sensación es que, si no hay una renovación urgente, corre peligro de seguir el camino del Pach y del Provech. La crisis interna por la relación con el actual gobierno, que se siente más cómodo con el “massismo”.
Siete años atrás, cuando ya estaba alejado de manera definitiva del justicialismo -al que le ganó en las urnas por paliza en 2013-, Mario Das Neves logró finalmente alcanzar su sueño de conformar su propio espacio político. El entonces diputado nacional que quería ir por su tercer mandato, logró su objetivo de conformar una fuerza de impronta provincial y alejada de las directivas de partidos nacionales, con la referencia a seguir del Movimiento Popular Neuquino.
Como líder y fundador, Das Neves le puso a su criatura el nombre de Chubut Somos Todos, y logró la personería que le permitió competir en las urnas. Tuvo éxito inmediato, ganando las elecciones provinciales a gobernador en 2015, a diputados nacionales en 2017, y luego de su fallecimiento, fue el frente electoral que triunfó en las elecciones provinciales de junio de 2019.
Pero pasado todo este tiempo, esa fuerza política que supo conseguir triunfos encadenados y que parecía haber logrado una identidad propia, enfrenta horas decisivas: luego de haber fracasado en las legislativas nacionales de 2019 –donde su lista se bajó sin competir- y en las de 2021, donde obtuvo un resultado paupérrimo con un cuarto puesto en la general, afronta una terrible crisis de identidad.
Cuando uno habla con sus dirigentes y afiliados, la sensación es de bronca por las decisiones tomadas de manera inconsulta desde la sede del poder: esto en ciertos sectores genera desazón y ganas de abandonar todo; y en otros la expectativa de que llegó el momento de barajar y dar de nuevo. Hay quienes quieren apostar a una renovación dirigencial que busque volver a los postulados que le dieron origen.
El motivo de la discusión de fondo, que ya hemos narrado en esta misma columna hace un año atrás, es la relación del partido con el actual gobierno provincial. Como se sabe, fallecido Das Neves, el sector vinculado al gobernador Mariano Arcioni tomó las riendas de un Chusoto que había quedado “groggy” a causa no sólo de la desaparición física de su líder, sino del surgimiento en cadena de causas judiciales por corrupción que involucraban a ex funcionarios y dirigentes de ese espacio.
Si a fines de 2017 sonaba con fuerza el nombre de la viuda del mandatario, Raquel Di Perna, para encabezar la continuidad del movimiento dasnevista, la ola de allanamientos y detenciones, con la publicación de planillas con sobresueldos y condenas por lavado de dinero y enriquecimiento ilícito, generaron en la sociedad un fuerte rechazo a todo aquel pasado reciente.
Pero el partido, que cuenta con más de 4200 afiliados, nunca dejó de ser una herramienta valiosa para el poder, porque su sello lo habilita a presentarse en las elecciones de cualquier tipo de categoría. Con su proyecto de reelección en marcha, Arcioni delegó en 2018 a dos personas el manejo del tema: uno dirige el órgano ejecutivo, es el actual presidente de la Junta Central de Gobierno, Máximo Pérez Catán; el otro conduce el órgano legislativo, es el presidente del Encuentro Provincial de Representantes, y es Rafael Cambareri.
Juntos, la dupla “Máximo y Rafa” ha sido artífice de que se puedan llevar a cabo las principales decisiones tomadas por el mismo Arcioni, en lo referente a alianzas y candidaturas. Pero el último turno electoral fue un duro golpe: el cuarto puesto en las legislativas, con apenas 29 mil votos de la lista integrada por funcionarios de la gestión, aceleró los cuestionamientos internos a decisiones tomadas desde la cúpula de manera inconsulta.
En este contexto, en el que se acentuó más el debate sobre si Chusoto debe ser el partido vinculado al gobierno, es que suceden los vencimientos de mandatos de las autoridades, y el llamado a elecciones para marzo. Según la convocatoria, se renuevan 70 lugares para el congreso provincial y 25 miembros de la junta central, así como las autoridades en las casas locales en cada ciudad. Se vota el 26 de marzo, pero la fecha para presentar listas vence el 24 de febrero, dentro de 10 días.
Por esta razón es un momento bisagra, y la gran incógnita que se debe develar es: ¿habrá continuidad de las figuras vinculadas a Arcioni o se armará una lista con caras nuevas, alejadas de la conducción del gobierno, que se anime a dar pelea?
¿PARTIDO DE GOBIERNO?
Chubut Somos Todos está vinculado desde siempre a la figura de Mario Das Neves y su entorno más cercano. Y el repaso por los nombres del padrón de afiliados no deja lugar a dudas. Allí siguen figurando sus hijos, María Victoria y Pablo Das Neves; su esposa Raquel y su hermana Graciela Di Perna. Así como también su histórico ladero, el ex diputado y jefe de gabinete, Jerónimo García.
Claro que también siguen apareciendo como afiliados muchos nombres que formaron parte de investigaciones judiciales, y en varios casos fueron condenados, como Diego Correa, Oscar “Chito” Alarcón, Gonzalo Carpintero, Víctor Cisterna, Alberto Gilardino, Pablo Korn, Diego Luthers, y Cristian Eguillor.
Del repaso por cada uno de los nombres del último padrón, que supera los 4 mil afiliados, surge también que hay allí dirigentes como la ex senadora Rosa Muñoz, el aspirante a la intendencia de Trelew, Pablo Mamet, el concejal sastrista de Puerto Madryn, Dardo Petroli, y dirigentes comodorenses como los ex concejales Viviana Almirón y Ricardo Gaitán, quien hoy es funcionario municipal en una gestión justicialista.
Pero el listado de afiliados permite responder a la pregunta de si Chusoto realmente es el partido del gobierno, porque uno podría pensar que figurarían en los principales cargos muchos afiliados a esta fuerza. Y claramente esto no es así: dentro del Ejecutivo, apenas figuran como afiliados el gobernador Mariano Arcioni, el ministro de Salud, Fabián Puratich, la gerente del IPV, Ivana Papaianni, el presidente del IAC, Máximo Pérez Catán, y se podría sumar a Leonardo Aquilanti, que es director en representación del gobierno en una sociedad anónima como el Banco del Chubut.
Es decir que, entre unos 50 cargos de relevancia en el Ejecutivo, apenas hay 4 ocupados por afiliados al Chusoto. Y si uno analiza la lista de diputados del bloque oficialista, que fue producto de una alianza, hay que decir que hay sólo 5 legisladores de la actual Cámara que están empadronados en ese espacio: Zulema Andén, Miguel Antín, Roddy Ingram, Pablo Nouveau y Mariano García Araníbar, quien va a jurar en los próximos días.
Más aún, siguiendo con el padrón actualizado, hay sólo 3 intendentes en funciones actualmente que figuran como afiliados a Chubut Somos Todos. Son Rubén Calpanchay de José de San Martín, Marcelo Limarieri de Gualjaina, y Claudia Loyola de Camarones.
Con esto queda claro que el Chusoto tiene presencia institucional, pero no una alta representatividad en lugares de poder. De hecho, es uno de los cuestionamientos internos: hay muchos dirigentes que se quejan de que el partido es “usado”, tanto en su sello como en su militancia para ganar elecciones, pero luego esto no se ve reflejado en la práctica. “En nuestro origen, incluso en nuestra carta orgánica, teníamos postulados que tiene que ver con lo ideológico, pero esto no lo vemos expresado en los funcionarios que hoy están y deben tomar decisiones”, dijo a una columna una de las tantas militantes desencantadas.
El mejor ejemplo fue la candidatura de Federico Massoni a senador: un histórico crítico del dasnevismo como principal bandera de la lista de candidatos al Congreso. Sin dudas, fue el “sapo más grande” que tuvieron que tragar los militantes de corazón dasnevista. Y es una de las explicaciones de que esa fuerza haya retrocedido casi 100 mil votos en dos años.
A la conducción de Pérez Catán y Cambareri le cuestionan que manejan un partido “vaciado” de discusión interna, en el que falta debate, y que sólo acata mandatos desde el poder central, a cambio de mantenerse a flote en determinados cargos. Si el poder sobre muchos afiliados se debe a que pueden peligrar sus puestos en la administración pública, ¿qué va a pasar cuando venga un gobierno de otro color? De ser así, se trataría de una imposición, que después podría traer un "efecto boomerang".
ANTECEDENTES
Chubut Somos Todos está ante una encrucijada: hay quienes creen que llegó el momento de dar pelea y armar una lista con “caras nuevas” que busque relanzar el partido de cara a la sociedad. Ocurre que el único vocero que salió de manera pública a expresarlo fue Jorge “Vasco” Etchepareborda, alguien que -según reconocen por lo bajo la mayoría de los dirigentes- no sería la imagen más adecuada para encabezar ese reclamo.
Otros son más escépticos, y ya no tienen ganas de pelear, sabiendo que las actuales autoridades manejan los principales órganos, como la junta electoral, y tendrán todas las herramientas para perpetuarse. En ese caso, la opción es desafiliarse, y volver a las filas del justicialismo, por ejemplo.
El primer escenario marcaría una interna: el “status quo” de la dirigencia actual versus la dirigencia histórica del dasnevismo que busca recobrar la conducción de su partido. El segundo escenario, sería entregar el partido al actual gobierno para que siga contando con un sello electoral a mano para lo más inmediato, que son los comicios de 2023.
Mientras tanto, Mariano Arcioni y su entorno siguen trabajando en el armado del Frente Renovador, que avanzó mucho más en los trámites ante la justicia electoral para lograr su personería. En el corto plazo, el gobernador se va a desafiliar definitivamente del Chusoto, para integrar las filas del partido de Sergio Massa.
Habrá que ver cómo sigue este proceso, pero hay dos antecedentes para tener en cuenta: los casos del Provech y el Pach. Se trata de dos fuerzas provinciales que tuvieron muy buenos desempeños electorales en el pasado reciente, y que quedaron en el olvido.
El Provech surgió como una fuerza aliada al dasnevismo, que logró un segundo lugar en 2007, con la primera minoría en la Cámara y varias intendencias, con un apoyo de estructura y de financiamiento muy alto de aquel gobierno, que lograron que le ganara incluso a la UCR. Pero sin base de pertenencia, siendo exclusivamente un sello electoral, terminó quedando como un micro espacio provincial y perdió protagonismo cuando el dasnevismo dejó el poder.
En el caso del Pach, había tenido una rica historia desde su fundación por Roque González en la década del 70. Pero luego de 40 años, se lo tragó la tierra. Ocurrió luego de que su dirigencia se aliara con Mario Das Neves en 2013 para colocar dos bancas en el Congreso. Lo que pareció un triunfo, fue finalmente su certificado de defunción, porque implicó un vaciamiento de su identidad, y el éxodo de sus afiliados de siempre. El partido “se dejó usar” con acuerdos de cúpula, y fue su fin.
Es inevitable mirar a Chubut Somos Todos con ese prisma, más aún después del último resultado electoral. Si no logra ser parte de un proyecto colectivo, de una coincidencia ideológica de vecinos de la provincia, y se mantiene únicamente como un sello electoral al servicio del poder de turno, va a camino a desaparecer de manera inexorable.
La pregunta final que quedará, en caso de ocurrir esto último, es que ocurrirá con el dasnevismo como espacio político. Mario Das Neves fue el dirigente político sobre el que pivoteó la provincia del Chubut durante 15 años, entre 2002 y 2017. Manejó los hilos del poder mientras su salud se lo permitió, pero cometió el error de tantos otros líderes: no dejó un sucesor. Claro, hay quienes opinan que el poder no se hereda, sino que se conquista y se ejerce.
¿Hay un legado del dasnevismo desde lo ideológico? Muchos de sus militantes siguen creyendo que sí, y aseguran que seguirán luchando por sus postulados. Muchos otros aseguran que no, que fue una doctrina “personalista” asociada a exclusivamente a un líder, que una vez desaparecido, dejó huérfana a la tropa. Por lo pronto, el partido político soñado y creado por Das Neves, afronta una encrucijada que será crucial para su futuro. En 10 días se cierran las listas, y va a ser un primer anticipo de lo que viene.