Nadie recuerda en la Cámara de Diputados de la provincia del Chubut un cambio de gobierno con mayor carga dramática que el de diciembre de 2015. A 7 años de una tarde-noche de enorme tensión, el relato de los hechos suena casi como un guión de una serie de Netflix: nunca en la historia institucional de la provincia se estuvo tan al borde del reglamento, sesionando en un lugar ilegal, sin las condiciones mínimas que establece la Constitución.

Es una buena oportunidad para recordar qué pasó aquel 9 de diciembre y por qué; quiénes fueron los protagonistas, y cómo terminó la historia. Todo giró en torno a un pedido del gobernador que llegaba, y que -se creía en ese momento- sólo podía dárselo la Legislatura que se estaba yendo. Hablamos de las últimas horas del gobierno de Martín Buzzi y la inminente asunción de Mario Das Neves para su tercer mandato.

Ya se sabía desde el inicio de ese miércoles, porque la información había circulado los días previos, lo que necesitaba Das Neves: la declaración de una ley de emergencia económica y financiera, así como la autorización para tomar un endeudamiento en dólares. Era la primera medida que consideraba fundamental para comenzar su gestión, ya que afirmaba que recibía una provincia vaciada. 

El problema político se generaba en que el nuevo gobernador iba a asumir con una Legislatura donde la mayoría era del PJ-FPV, con un bloque integrado por diputados como Javier Touriñán, Gabriela Dufour, Alejandra Marcilla, Alfredo Di Filippo y Blas Meza Evans: sus acérrimos enemigos.

El dasnevismo tenía dos diputados en la Cámara que iban a continuar cuatro años más, como Roddy Ingram y el presidente de bloque, Jerónimo García. Se sospechaba que, si iba a ser necesaria una mayoría especial, iba a ser más fácil con la Legislatura que se iba, que con la que llegaba.

Gabriela Dufour, Blas Meza Evans y Alejandra Marcilla: tres diputados que integraban la nueva Legislatura opositora a Das Neves.

Ahí es donde entra a jugar el gremio legislativo (APEL), que estaba alineado con el buzzismo/kirchnerismo, que decretó un paro; ningún empleado trabajó ese 9 de diciembre, algo que cada vez que ha ocurrido, significa que es imposible desarrollar una sesión. Si bien nadie en la Legislatura prestaba servicios, los diputados del dasnevismo -todavía poseedores del voto popular por último día- querían sesionar y sacar la ley clave.

Con ese antecedente comienza a vivirse el clima de tensión ese miércoles: en un contexto absolutamente adverso, con el acceso al recinto copado por un ruido ensordecedor de bombos y redoblantes, los diputados dasnevistas estaban dispuestos a avanzar igual, y para ello contaron con un aliado fundamental: el vicegobernador Gustavo Mac Karthy

Dos actores de aquella jornada. Ángel Sierra, de APEL, decretó un paro y buscó impedir la sesión; el vicegobernador Gustavo Mac Karthy, colaboró con los diputados para la sanción de la ley.

El plan B fue buscar otro lugar para hacer la sesión y reunir un mínimo de 18 de los 27 diputados, que significa la mayoría mínima que requiere la Constitución para tratar un tema sobre tablas.

UN CLIMAX HACIA LA MEDIANOCHE

Mientras transcurrían las horas de aquel miércoles, la tensión iba en aumento. Todo el mundo comenzó a leer la Constitución y a consultar con abogados especialistas en derecho administrativo. ¿Hasta cuándo había tiempo para hacer una sesión y sancionar una ley? ¿Cuándo terminaba el mandato de las autoridades que se iban y comenzaba el de quienes llegaban? Nadie nunca había tenido que preguntarse esas cosas, porque los traspasos democráticos habían sido normales.

Lo llamativo es que la misma discusión se daba a nivel nacional: debía asumir el nuevo presidente, Mauricio Macri, pero la presidenta saliente, Cristina Kirchner, imponía las condiciones hasta el último minuto: dónde se hacía el traspaso y en qué condiciones. Fue un momento de papelón institucional en todo el país, del que Chubut no estuvo ajeno.

El mismo clima de tensión se vivía por esas horas en el traspaso de mando entre la Presidenta saliente, Cristina Kirchner, y el electo Mauricio Macri.

En Rawson, la discusión era que los diputados debían sesionar antes de que termine el miércoles 9, porque pasada la medianoche ya nada tendría validez. Y la estrategia fue sancionar una ley al filo de las 12 de la noche, para no dar tiempo al gobierno que se iba, a firmar un veto, algo para lo que el equipo de Buzzi con su ministro Coordinador, Juan Garitano, estaban preparados.

Y para lograr todo esa esta maniobra, hacían falta 18 votos: Jerónimo García hizo el trabajo fino desde adentro para garantizar las manos, con apoyo de figuras que políticamente trabajaron fuerte: Víctor Cisterna, Gonzalo Carpintero y Diego Martínez Zapata.

Gonzalo Carpintero, Victor Cisterna y Diego Martínez Zapata: tres protagonistas que ayudaron a conseguir la mayoría en diputados aquel 9 de diciembre.

Cuando estuvieron los 18 votos, dos tercios del total de la Cámara, aún faltaba el recinto -tomado por los manifestantes de los gremios estatales- así como los taquígrafos, que estaban de paro. Por ello, junto al vicegobernador Mac Karthy, se buscó cómo hacerlo: el lugar elegido fue la sala de reuniones de la presidencia, en el segundo piso, con el registro de una cámara de video a falta de taquígrafos, y con la presencia de dos escribanos para oficiar de garantes de la legalidad: algo que no tenía antecedentes, con las garantías constitucionales al límite.

OPERATIVO DISTRACCIÓN

En un primer momento, los trabajadores legislativos creían que iban a poder impedir la sesión, pero cuando vieron que los diputados del dasnevismo no iban a aflojar y que la “sesión secreta y a escondidas” se iba a hacer igual, comenzaron a pedir apoyo. El piso intermedio de la Legislatura fue copado en horas de la tarde por otros gremios estatales, como Atech con Santiago Goodman y Sitravich con Carlos Milani.

Por esa razón, comenzó a llenarse la casa de policías, que no sabían qué orden obedecer: ¿le hacían caso a las autoridades que todavía estaban y no querían la sesión? ¿O en todo caso debían obedecer a las autoridades que estaban por asumir en pocas horas y que les pedían que den las garantías y protejan a los diputados de los manifestantes? Un dilema increíble que algunos jefes policiales vivieron y que marca lo increíble de aquel cambio de mandato.

Santiago Goodman (Atech) y Carlos Milani (Sitravich), dos dirigentes que se sumaron a la movida para impedir la sesión aquella noche.

Decir que se vivía un clima de guerra suena exagerado, pero las anécdotas que cuentan los protagonistas dejan ver que no estuvo muy lejos de eso. Algunos recuerdan una maniobra militar de “operativo distracción”, que fue ya sobre las 20 horas, al momento que debían reunirse ya los 18 votos, para lo cual necesitaban subir al segundo para hacer la sesión en Presidencia.

¿Cómo hacían los diputados dasnevistas para subir un piso si los manifestantes tenían tomadas las escaleras y los ascensores? Hubo un sacrificado, que fue el más “fortachón” del grupo: mandaron a Roddy Ingram a encarar a los gremialistas en las escaleras, y todo derivó en forcejeos y algún golpe de puño con Santiago Goodman.

Entre agarrones y empujones, Ingram logró su objetivo: distraer la atención para que, en el mismo momento, Jerónimo García “arreara la tropa” y llevara a las mujeres del bloque por la escalera del fondo, detrás de la biblioteca, y permitiera que accedieran al segundo piso, sin que nadie los viera. Fue una maniobra estratégica propia de una batalla, que permitió que hubiera quórum en el segundo piso.

LOS PROTAGONISTAS

Hay que explicar el contexto político de aquel entonces para entender luego quiénes fueron los actores principales. La Legislatura que se iba tenía mayoría del FPV; eran los diputados del kirchnerismo que habían acompañado la lista de Carlos Eliceche (Nuevo Espacio) y que se tuvieron que convertir a la fuerza en el bloque oficialista del gobernador Martín Buzzi.

Luego de ganar en elecciones complementarias en mayo de 2011 -con aquel famoso “ganamos carajo” en Camarones-, Buzzi dio una voltereta en el aire y meses antes de asumir, abandonó a su “creador” Mario Das Neves para volverse hincha fanático de la Presidenta Cristina Kirchner, que terminó ganado la reelección con el 54 % de los votos.

Fue un proceso para nada sencillo, que llevó meses hasta que la sociedad entre Buzzi y el bloque comandado por Argentina “Ica” Martínez se fue aceitando. No eran del mismo palo, no habían hecho campaña juntos, pero la orden desde la Casa Rosada fue que había que acompañar. Y el matrimonio político se fue dando en el mismo gabinete del Ejecutivo, donde los integrantes de la fórmula rival a Buzzi, es decir Javier Touriñán y Carlos Eliceche, terminaron siendo ministros.

Buzzi, Das Neves y Mac Karthy festejaban en mayo de 2011 el triunfo contra el kirchnerismo en Chubut. Dos meses después, la fórmula electa se pasaría al bando K.

Esa Legislatura tenía un bloque de 16 que en determinado momento se partió con un interbloque: un grupo de diputados empezó a comulgar con el dasnevismo y no acataba las órdenes del resto. Cuando Das Neves ganó la elección como diputado nacional por el Pach en 2013, blanquearon su salto a la otra bancada. Las dos primeras en hacerlo fueron la diputada comodorense María José Llanes y la legisladora de la meseta, Alejandra Johnson Táccari.

Así las cosas, cuando Das Neves hizo la campaña a gobernador en 2015, ya varios legisladores terminaron jugando en su equipo, y una vez que ganó, no le fue tan difícil obtener lo que parecía imposible: 18 manos para una mayoría especial.

Las diputadas Alejandra Johnson Táccari y María José Llanes fueron las primeras en romper con el FPV y pasar al dasnevismo.

Finalmente, los diputados que se sumaron al pedido de Jerónimo García fueron Elba Willhuber, Félix Sotomayor, María José Llanes, Oscar Petersen, Mónica Gallego, Adolfo Mariñanco, Exequiel Villagra, Juan Ale y Alejandra Johnson Táccari, todos del ex bloque kirchenrista, que unieron voluntades con los del bloque de Chubut Somos Todos, como Roddy Ingram, Raquel Di Perna, Myrian Crespo, Mirtha Romero, Carlos Gómez, Ana Barroso, Gustavo Muñiz y José Karamarko.

Los que no accedieron fueron los dos radicales, Roberto Risso y José Luis Lizurume, y los 7 que se mantuvieron fieles a la gestión Buzzi, que fueron Ica Martínez, Gustavo Reyes, Anselmo Montes, Vicente Jara, Héctor Trotta, Eduardo Daniel y Javier Cisneros.

CÓMO TERMINÓ TODO

Reconstruir un período tan caótico no es fácil. Aún hoy los protagonistas dudan de qué pasó finalmente con aquella ley sancionada “entre gallos y medianoche” que nadie vio, y que tomaba un endeudamiento de 600 millones de dólares. La versión más verosímil es, paradójicamente, la más increíble: quedó en la nebulosa entre dos gobernadores.

La versión final de los hechos indica que, una vez sancionada la ley, a las doce menos cuarto de la noche del 9 de diciembre de 2015, el secretario general de los empleados legislativos, Ángel Sierra, fue corriendo con la tinta fresca a Casa de Gobierno, en Fontana 50. Allí le entregó la flamante ley en mano al todavía gobernador Martín Buzzi, quien firmó el decreto con el veto.

Sin embargo, al otro día entregó el mando a Mario Das Neves, quien se negó a publicar ese veto firmado por su antecesor, lo que indicaba que la ley quedaba firme. Increíble pero real: una ley de emergencia con un endeudamiento, votada en una sesión que no fue pública y en un lugar no habilitado (única vez en la historia que el cierre del texto decía “dada en la Sala de Reuniones” y no de Sesiones), que fue vetada a los 15 minutos por el gobernador saliente, en un decreto que luego no fue publicado y que quedó trunco.

Al día siguiente, el 10 de diciembre, Mario Das Neves asumió su tercer mandato, acompañado por el Presidente electo, Mauricio Macri.

El desafío lo tenían las nuevas autoridades: ¿cómo hacer para enfrentarse con inversionistas que estuvieran dispuestos a poner dinero en una provincia con ese nivel de garantías institucionales? Hacía falta una ley en serio, votada por la Cámara en una sesión pública, y es lo que finalmente ocurrió.

El nuevo gobierno consensuó con la nueva Legislatura una sesión extraordinaria que se hizo en pleno mes de enero de 2016, y que obtuvo 25 votos para declarar la emergencia y tomar el préstamo por 650 millones de dólares que, según las autoridades, necesitaban para afrontar el pago de deudas y hacer obra pública.

Martín Buzzi deja la Legislatura el 10 de diciembre de 2015, luego de entregar el mando.

En el medio, quedó para los anales legislativos el traspaso institucional más traumático de la historia, que merecería al menos una miniserie de 6 capítulos en alguna plataforma de streaming. ¿Habrá servido de experiencia para futuros cambios de mando? Luego quedará para escribir un libro que explique qué se hizo con aquel dinero tomado en dólares, que aún Chubut estará pagando hasta 2030. Pero esa, es otra historia.

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