Meses atrás, allá por principios de junio, contamos en esta sección el caso de un ahorrista que invirtió parte de la plata que había cobrado en una indemnización, a principios de año, para tratar de cuidar esos pesos mientras se acomodaba en su nuevo empleo y buscando un reaseguro frente a la inflación. Lo último que supimos de él fue que invirtió 600.000 pesos en un plazo fijo UVA. En un chat con esta sección quiso contar cómo le fue. Y relató también que ahora está en la duda, frente al reciente anuncio de la suba de tasas para el plazo fijo tradicional. ¿Le convendrá más?

Ernesto nos había comentado su situación y los ‘malabares’ que hizo desde febrero para tratar de resguardar el millón de pesos que cobró ese mes al ser “retirado voluntariamente” de su trabajo. En un rápido resumen de su historia, recordemos que había dividido el ahorro en 3 partes: 400.000 pesos los usó para comprar dólares, mientras que el resto los dividió en partes iguales, entre el plazo fijo común y el plazo fijo UVA.

Los resultados fueron claros: mientras el ahorro actualizado por inflación le rindió un 18,3% en los primeros 3 meses (entre marzo y junio), el plazo fijo tradicional le dio alrededor de un 11%, muy por debajo de la inflación acumulada en ese período, que sumó un 18,8%.

Por eso había decidido, como ya estaba trabajando nuevamente, renovar el ahorro, pero con algunos cambios a partir de los resultados. Gastó los intereses de ambos depósitos y tomó el capital inicial, de 600.000 pesos, para depositarlos en un plazo fijo UVA, que fue a retirar el 5 de septiembre último.

El rendimiento del plazo fijo UVA depositado en julio y los dólares que compró en marzo

Ese día, según constató Ernesto, la cotización del valor UVA era de 145,49 pesos, por lo que el rendimiento de los 600.000 pesos se había incrementado hasta los 707.923 pesos. La diferencia, equivalente al 18%, sumó otros 0,25 puntos de interés adicional (el UVA te da un 1% anual sumado al valor de las cuotas parte que uno ‘compra’ al momento del depósito y ‘vende’ 90 días después, con un valor que se actualizó siguiendo parcialmente a la inflación).

En definitiva, el rendimiento fue bastante parecido al que obtuvo en junio, aunque con un componente adicional. Esta vez, la inflación acumulada en el período es del 21%, por lo que el interés quedó un poquito más alejado.

En todo caso, sigue siendo mayor que el plazo fijo tradicional, porque en el mismo período, el rendimiento hubiera sido del 15,8%. Es decir, Ernesto observó que se achicó la brecha, pero todavía le resultó más conveniente el UVA. 

¿Y qué pasó con los dólares? Nuestro amigo el ahorrista retuvo aquellos 1.900 dólares que compró en el mercado paralelo en marzo, con los otros 400.000 pesos del retiro voluntario. 

Con la cotización que estuvo flotando en torno a los 280 pesos en los últimos días, Ernesto se felicita de haberlos retenido: hoy equivalen a unos 532.000 pesos, lo que representaría un rendimiento del 33%, aunque en este caso hay que recordar que la compra la hizo el 1 marzo, cuando el ‘blue’ estaba en 206 pesos para la venta (para tener en cuenta y comparar: los sucesivos plazos fijos UVA le dieron, también en el lapso de 6 meses, un acumulado del 36%).

“Los voy a seguir guardando”, contó Ernesto. “Nunca se sabe para qué pueden hacer falta”. Y al mismo tiempo que duda respecto de si le convendría algún otro tipo de ahorro (él no va con las cauciones, Cedears y otros instrumentos que hemos descripto en esta sección). Sobre todo, lo carcome una duda: con una tasa efectiva anual del 107%, ¿le puede convenir más un plazo fijo común, con la ventaja de disponer del dinero cada 30 días, en caso de necesitarlo?

El plazo fijo tradicional tiene ahora una súper tasa

Ernesto está pensando ahora qué hacer, porque leyó algunas noticias que lo llevan a replantearse su estrategia. Como en su nuevo trabajo le va bien, tiene algo más de tranquilidad para pensar sus próximos pasos, aunque le preocupa soberanamente la indecisión, porque con los pesos en su caja de ahorro, sin rendimiento, la inflación diaria le va quitando  un poquito cada día.

Según leyó o escuchó en la radio en los últimos días, nuestro amigo se enteró que en la búsqueda de absorber los pesos emitidos para la compra de dólares liquidados por los exportadores de soja, el Banco Central dispuso una medida que permite más que duplicar el ahorro si se mantiene por los próximos 12 meses.

Incluso, dato que no le pasó inadvertido en círculos financieros, el plazo fijo tradicional se transformó en un instrumento cada vez más demandado, incluso por encima del plazo fijo UVA, aún con su rendimiento más alto (por experiencia propia, Ernesto sabe que los bancos ‘esconden’ un poco esa alternativa, o no la ofrecen en forma prioritaria).

La nueva suba de tasas dispuesta por el Banco Central, que llevó el interés a un 75% nominal anual para plazos fijos de hasta 10 millones de pesos, implicaría por primera vez una tasa positiva respecto de la inflación proyectada para los próximos 12 meses.

Para eso, Ernesto ya sabe que es necesario capitalizar los intereses y tener la conducta de no retirar el dinero hasta septiembre del año próximo. Por ejemplo, quien deposite hoy 100.000 pesos, podría retirar, exactamente en un año, un total de 207.000 pesos, ya que la tasa nominal anual se elevó hasta el 107%.

La tasa efectiva anual se conforma renovando todos los meses el capital más los intereses producidos. En el caso de Ernesto, depositara hoy los 600.000 pesos en un plazo fijo tradicional, en el primer mes tendría un rendimiento de 37.500 pesos. Y en el segundo, al renovar los 637.500 pesos, obtendrá 39.843 pesos y así sucesivamente. Al cabo de 12 meses, en su cuenta habrá 1.242.000 pesos, es decir 642.000 pesos adicionales al capital inicial.

O sea, más del doble. Para alcanzar ese mismo rendimiento, el dólar blue tendría que cotizar dentro de un año a 541pesos, mientras que el plazo fijo UVA debería rendir a razón de poco más de un 25% por trimestre.  Para eso, la inflación tendría que subir aún más, a casi un 9% mensual, lo que definitivamente implicaría un escenario de hiperinflación. Escuchó también a un experto que opinó: “En unos pocos meses, no, pero en el mediano plazo, puede que esta tasa del plazo fijo tradicional rinda mejor que el UVA”.

“¿A qué, o a quién le creo?”, quiso saber Ernesto. Lamentablemente, nosotros sólo podemos sumar preguntas, pero tampoco conocemos las respuestas.

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