El Papá Noel de Chubut que regala sonrisas e ilusiones a niños de toda la Patagonia
Papá Noel no solo está en el Polo Norte, también tiene base en el sur de la Patagonia, donde los dinosaurios son un ícono del turismo y las ballenas nadan cerca cada año. En está crónica te contamos del Santa Claus chubutense, un hombre de carne y hueso que regala sonrisas e ilusiones, en un trabajo diferente.
Papá Noel no para. El sábado, mientras entregaba regalos en todo el mundo, hizo una parada en una casa en particular, donde saludó a los padres y los niños, un trabajo diferente que realiza hace 9 años, sacando sonrisas en niños y grandes.
Noel vive en el Polo Norte, pero también tiene base en el sur de la Patagonia, más precisamente en Trelew, ciudad que se encuentra a 376 kilómetros de Comodoro Rivadavia. Allí Jorge Nórdico, le da vida a este personaje que maravilla tanto a niños como a grandes.
Con 64 años, y recientemente jubilado del Servicio de Protección de Derecho del Niño, del Ministerio de Familia de Chubut, donde trabajó 17 años, regala sonrisas e ilusiones, en un trabajo diferente.
Previo a la Nochebuena, y mientras alistaba los regalos que esta madrugada dejó debajo del árbol, Papá Noel dialogó con ADNSUR, recordó el viaje que hizo hace poco a Comodoro, donde se sacó fotos en el estudio babyluzfotografia, y contó cómo es trabajar para los niños en tiempos navideños.
LA MAGÍA DE LA NAVIDAD
Este Papá Noel nació en Capital Federal y creció en un hogar humilde de Florencio Varela, provincia de Buenos Aires. Cuenta que en su infancia no tuvo un buen pasar económico y a los 14 tuvo que dejar la escuela técnica donde estudiaba porque sus padres no podían costear sus estudios. Así, en cuanto pudo entró a la Infantería de Marina donde se quedó durante 10 años.
Tras su paso como Infante, Papá Noel se radicó en Esquel, donde conoció a su señora, quien lo acompaña hasta hoy. Como muchos argentinos, también sufrió la crisis de 2001, y eligió mudarse a Brasil para buscar nuevos horizontes.
En tierras brasileñas, aprovechando sus conocimientos de buceo abrió su propia escuela. Cuenta que le iba bien, hasta que en un accidente perdió sus equipos en el mar y tuvo que volver a empezar. Así terminó viviendo en Trelew, donde poco tiempo después ingresó al Servicio de Protección de Derechos.
El protagonista de esta historia llevaba una vida normal, hasta que hace 9 años una idea solidaria cambió todo. “Hace 9 años atrás se me ocurrió que teníamos que comprar juguetes para los niños que estaban en nuestro programa. La idea era entregarlos a los padres, para trabajar en el refuerzo del vínculo familiar en Navidad. La respuesta fue positiva a medias, porque me dijeron ‘está muy buena la idea pero plata no hay’, entonces yo le dije, 'no te hagas problema que los juguetes los voy a conseguir de alguna manera’”.
Su parecido con Papá Noel era innegable. Siempre lo cargaban porque se parecía mucho a Santa Claus. Sabiendo eso, decidió ir a ver al gerente del Shopping, y le propuso una idea.
“Le conté lo que quería hacer, le gustó, le resultó simpático y esa temporada me hizo trabajar en el shopping. Con el dinero de mi pago se compraron 400 juguetes y se cumplió con el objetivo del proyecto”.
Hace 9 años, el Papá Noel trelewense aparece cada temporada previa a la Navidad. Al principio el trabajo comenzaba en diciembre, pero después se adelantó a noviembre y ahora inicia a mitad de octubre.
“El año que viene ojalá empiece igual o antes”, dice Noel y se sorprende por todo lo que sucede alrededor. Es que más allá de las presencias en lugares, las sesiones de fotos y las visitas a casas, el personaje es parte de su vida. Así lo pueden encontrar caminando en una calle de Trelew o comprando en un supermercado, donde suceden cosas atípicas para cualquier persona.
“Me vuelven loco”, dice entre risas. “Caminar una cuadra es terrible. En algunas ciudades trato de bajarme de un auto y meterme en algún lado. En Trelew no tanto porque ya me conocen, pero si voy al supermercado los chicos me ponen la cartita en el changuito o en el limpiaparabrisas del auto. En cualquier época del año. Yo las guardo, las tengo coleccionadas, es un gusto que me doy”.
Padre de dos hijos - Mijaíl de 19 y Abigail de 21- Papá Noel asegura que es emocionante ver la reacción de los chicos y mucho más aún cuando la presentación se da en Nochebuena. “Es súper emocionante porque, que tengas que ir un 24 a la noche, quiere decir que hay padres que están propensos, ávidos a que llegues y que comparten esta ilusión con los chicos. A veces se emocionan más los grandes que los chicos, porque los chicos están esperando los juguetes y los padres a Papá Noel”.
Papá Noel por muchos años continuó con las colectas solidarias, aunque ahora casi ya no las realiza. Admite que “se complica un poco el tema y que a veces son un poco decepcionantes”.
“La gente no dona de corazón, sino lo que les sobra. No en todos los casos, pero ese tipo de actitudes por ahí te frenan. Entonces lo que hago es destinar un poco de lo que gano a comprar juguetes y eso se dona a través de la iglesia, las vecinales u otras instituciones. Lo único malo es que la distribuidora nunca me hizo descuento”, dice entre risas, desnudando una realidad.
Con 64 años, y muchas veces acompañado por su hija, Papá Noel disfruta su trabajo y no duda en afirmar hasta cuando continuará. “Esta ocupación tiene algo que es muy difícil, por ejemplo, comer fideos con tuco, porque se te llena la barba de salsa y es terrible. Lo que quiero decir es que el día que me ponga el traje rojo y no me pueda meter en el personaje, no me emocione o no se me caigan las lágrimas cuando abrazo a un chico dejare de hacer el personaje. Yo me emociono con los chicos, con lo que estoy representando para ellos, y trato de dar todo de mi, porque los chicos tienen sueños, son muy frágiles y hay que saberlos cuidarlos”, dice este hombre chubutense que siguió los pasos de San Nicolás, regalando sonrisas y alegrías en niños y grandes.