La suba del dólar ‘blue’ en los últimos días, superando la barrera de los 240 pesos en Comodoro, refleja situaciones de la macro economía que sin embargo ya impactan en la vida cotidiana, aún mucho antes de la última escalada. “Vivimos con miedo a la gripe, cuando en realidad ya estamos engripados”, dijo uno de los economistas consultados para este informe, en referencia a los temores sobre la una posible hiperinflación.

El origen del temblor cambiario de los últimos días se remonta a una serie de decisiones del gobierno a través del Banco Central, entre las que se cuenta una resolución del último lunes, cuando dispuso aumentar las restricciones para las importaciones. 

Además del efecto en los precios que podría acarrear a la economía doméstica, por el traslado a precios que suele implicar la suba del dólar y el modo en que esto empuja otra vez la rueda de la inflación, el origen del salto cambiario podría tener además consecuencias fuertes en empresas locales que requieren la compra de insumos importados.

Impacto en sectores productivos de la provincia y la región

En ámbitos oficiales de la provincia ya se conocen algunas situaciones que podrían requerir de una intermediación ante organismos nacionales, por ejemplo, ante la necesidad de destrabar importaciones que se vieron bloqueadas por las nuevas medidas.

La falta de dólares para importar puede afectar la actividad de pymes a la hora de reponer insumos o repuestos que se compran en el exterior.

Según contó un funcionario provincial, se sigue de cerca la situación de una cooperativa de cereceros de la zona del VIRCH, que estaba tramitando la importación de una máquina cosechadora que tiene un costo del orden de los 2 millones de dólares, que ante las nuevas disposiciones, podrían verse demoradas, en un trámite que ya había iniciado desde tiempo atrás.

“Hay mucha preocupación porque si esa máquina no está ingresada para septiembre, se pierde toda la temporada”, explicaron desde el despacho oficial, para reflejar el alcance del problema.  

En otra situación, una pyme de servicios petroleros comodorense no encuentra, por montos que parecen irrisorios para la magnitud del déficit del país, la posibilidad de importar insumos para reparar equipos petroleros. 

Aunque se trata de unos pocos miles de dólares, la nueva norma exige que los proveedores externos financien a los compradores locales durante 180 días, algo que con el riesgo país que afecta a la Argentina parece directamente imposible.

Desde otra empresa local se comentó que también debieron “volver para atrás” la importación de insumos que, de todos modos, en este caso no eran esenciales para su actividad, pero se advirtió que salvo que se trate de actividades petroleras imprescindibles, en las que puedan mediar las propias operadoras o grandes compañías de servicios con casas matrices en el exterior, de manera de financiar las compras para sus filiales o prestadores de servicios en el país, será muy difícil que puedan sortear las trabas. 

La otra alternativa es recurrir al dólar ‘blue’, pero en esa circunstancia el importador debería trasladar el mayor costo de esa cotización al precio de su producto o servicio, lo que provoca no sólo el encarecimiento, sino la posibilidad de una ruptura de contrato con su cliente. 

Por ahora son problemas aislados, pero que pueden empezar a multiplicarse en la medida que el stock de insumos se vaya agotando en los distintos sectores.

Un economista que se desempeña en ámbitos nacionales y suele conversar con esta columna advirtió con crudeza lo que podría empezar a observarse en los próximos meses: “Hoy vale más no importar para tener los dólares y no caer en default, que evitar que las pymes se fundan”.

En efecto, según ese descarnado análisis, salvo espacios específicos como el de la actividad minera y el sector petrolero, en un caso por ser gran exportador y en el otro por ser uno de los principales importadores para abastecer la demanda de gas y gasoil, aun con las dificultades de las últimas semanas, el resto de la actividad productiva podría verse muy afectada por las restricciones. 

“Salvo que una pyme pueda demostrar que si cierra se quedan 500 tipos sin empleo, en el gobierno nacional no van a atender ningún reclamo”, reconoció el interlocutor, que conoce la región patagónica y no suele ser para nada crítico con el oficialismo del que forma parte, al menos tangencialmente. 

Los “temores del mercado”

El economista Lucas Atucha, secretario de Posgrado de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNPSJB, evaluó ante la consulta de ADNSUR, las causas de la escalada del dólar:

“Para analizar el mercado cambiario, tanto el paralelo como el dólar bolsa, hay que ver lo que está pasando en el mercado de capitales. Básicamente, los bonos en pesos, ajustados por inflación, han sufrido un desplome en los últimos 45 días de entre un 20 y 25%, en parte por la gran cantidad de rescates que hay en los Fondos Comunes de Inversión”, dijo en principio. 

“Esta huida tiene su correlato en el dólar MEP, que el viernes cerró en 248 pesos, por encima del ‘blue’ –agregó Atucha-. Esto se origina también en el descalabro inflacionario, con una gran emisión desde el Banco Central para financiar el déficit del Tesoro”.

A lo anterior, el economista añadió “la ausencia de un plan de estabilización que permita calmar los incrementos de precios. A esto se suma un Banco Central que no está logrando acumular reservas en lo que es la época de cosecha gruesa del país, lo cual hace un combo bastante explosivo para el dólar. Tengamos en cuenta también que en el último año, la cotización del dólar paralelo había estado bastante quieta, pero ahora el mercado está un poco asustado por estas métricas que estamos mencionando, en cuanto al déficit y la financiación a través de la emisión”.

El economista advirtió que además de los títulos en pesos, también han bajado los títulos en dólares, “con precios que ya proyectan un default para el próximo gobierno. La situación sigue siendo delicada para el mercado de cambios y esperamos alguna señal que pueda calmar las expectativas”. 

La inflación que viene y previsible incidencia de las tarifas

Por su parte, el economista Marco Simoes coincidió en que “si no existe un plan de estabilización creíble y confiable hoy en día no se descarta ningún escenario, tanto en un sendero positivo como un empeoramiento de las condiciones. Es totalmente incierto, pero el mayor grado de posibilidad se asigna a una inflación que va a ser creciente, con bajo aunque no nulo riesgo de hiperinflación, si los problemas de fondo siguen sin resolverse. Estos problemas son los que se originan en el déficit fiscal, dados por grado crecientes de subsidios económicos y la caída de ingresos por recaudación”.

Sobre el origen de la escalada del dólar, indicó que los títulos que el gobierno salió a re comprar para incrementa su cotización, generaron un excedente de pesos que se volcaron a las distintas alternativas de dólares, además de la mencionada restricción a las importaciones.

La suba de tarifas, a partir de la quita de subsidios, es otro de los ingredientes de la inflación para la segunda parte del año.

El analista comodorense reconoció además que la quita de subsidios a la energía, resuelta por el gobierno en las últimas semanas, implicará una nueva presión sobre el índice inflacionario.

“Para el gobierno es como estar entre la espada y la pared –evaluó-. Quitar subsidios genera inflación en el corto plazo, pero mantenerlos genera una inconsistencia macro económica que también va a generar inflación”. 
“Hay veces que los ajustes los tenés que hacer para que no te ajuste el mercado por la fuerza –añadió Simoes-. Todo lo que emitas para pagar estos subsidios que no querés sacar, para no generar inflación, termina generando inflación”.

“Tenemos miedo a la gripe, pero…”

Para Jorge Gil, ex rector de la Universidad de la Patagonia, el Banco Central ya está disminuyendo la tasa de emisión monetaria, por lo que “no veo posibilidades de una expansión continuada y me da la impresión de que la tasa de ajuste del dólar va a estar oscilando un 5% anual, no más de eso”.

Sin embargo, advirtió que “también es cierto que aparecen componentes irracionales de la historia económica argentina, que es la voracidad popular por posicionarse en dólares, creyendo que es una moneda de resguardo o un valor en sí mismo. No creo que haya una explosión del dólar o una maxi devaluación, sino que se va a ir ajustando de a poco con la inflación. La paridad teórica de intercambio está en torno a los 250 pesos, con una brecha del 100% con el dólar oficial y es una brecha aceptable todavía”.

En cuanto a si la suba del dólar blue volverá a impactar en los precios de la economía doméstica, el economista local evaluó:

“La matriz productiva nacional tiene aproximadamente un 35% de los insumos importados, o sea que a nivel general tenés que calcular que el 35 de cada 100 pesos del valor de una corbata depende del valor del dólar. Si la cotización sube un 10%, la corbata debería aumentar solamente un 3,5%. Entonces, hay una polea de transmisión y por eso el gobierno está interesado en pisar el dólar, para evitar que ese impacto se sienta en la población”.  

Ante la pregunta de si hay riesgo de hiperinflación, indicó que ésta se da cuando la inflación acumulada en 3 años supera el 100%, según la teoría clásica, por lo que el país ya estaría en un ciclo hiperinflacionario. 

“Técnicamente estamos en hiperinflación, pero no se vincula a lo que la gente recuerda de otros procesos, como el ‘rodrigazo’, pero no se avizora algo así. Estamos viviendo engripados temiendo una gripe. No cambiará nada respecto de lo que ya estamos viviendo, pero además creo que esto se debe más a factores internos que al dólar”.

"Cuando en un país se acumula 100% de inflación en 3 años está técnicamente en hiperinflación", dijo Gil, aunque advirtió que no habrá efectos como los asociados a 1975 ó 1989.

El otro período de referencia para la hiperinflación es el año 1989, cuando la cotización del dólar explotó y los precios de los productos del mercado local, ya fuera alimentos, bebidas o combustibles, subían varias veces en un mismo día. Una etapa que derivó en una grave crisis social y política, con el recambio de gobierno anticipado y otras graves secuelas.

Es de esperar que esta vez, al menos, la historia no se repita. 

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