El feroz combate por quién se queda con el poder político será la impronta que marcará este 2023 en todos los rincones del país. Y por supuesto, Comodoro Rivadavia, principal ciudad de la región patagónica, no será la excepción. En la capital nacional del petróleo no hay ningún tipo de certeza sobre la fecha en la que se votará a intendente, pero eso no quita que ya estén en marcha una serie de proyectos y de armados, algunos de los cuales ni siquiera tienen partido.

La fotografía actual de la ciudad petrolera indica que el intendente Juan Pablo Luque, quien ostenta números que marcan un alto nivel de aprobación hacia su gestión entre los vecinos comodorenses, apostó todas sus fichas por la carrera provincial, y su candidatura a gobernador no tiene marcha atrás.

Si bien en algún momento del año pasado Luque evaluó la opción de reformar la Carta Orgánica Municipal -que hoy lo inhabilita a una reelección por haber sido viceintendente en el período anterior- finalmente el intendente descartó esa opción y eligió el camino hacia Fontana 50, jugando un pleno sin dejar ninguna otra chance abierta. 

De este modo, con su candidatura firme y ya recorriendo todo el territorio provincial, quedó abierta la discusión dentro de su espacio político respecto a quien será el aspirante a sucederlo. Más allá de que hay un plan trazado desde la intendencia, hay un gran ruido en torno a la danza de nombres que quienes pretende ocupar su lugar dentro del oficialismo. 

Si bien ya a esta altura hay claras señales de quién será el elegido como “delfín”, eso no quita que existan otros aspirantes dentro del mundo peronista, e incluso dentro del mismo gabinete municipal.

El panorama es complejo, y si bien se trata de un municipio donde el PJ parece amo y señor, ya que viene ganando de manera ininterrumpida desde hace 20 años -en realidad, desde el retorno de la democracia, hubo 10 mandatos, 9 de ellos peronistas y un solo radical- el resultado en la ciudad durante las últimas legislativas de 2021, con una excelente elección de Juntos por el Cambio, fue un llamado de atención.

Juan Pablo Luque oficializó su candidatura a gobernador en noviembre pasado.

El crecimiento de figuras del PRO, aliadas con la UCR, marca un escenario distinto al de otras épocas. Se observa un panorama mucho más equilibrado, en un año que tendrá además una elección nacional con una prueba muy difícil para el oficialismo representado hoy por el presidente Alberto Fernández dentro del Frente de Todos.

NUEVO CONTEXTO

Hubo varios cambios de escenario desde la última contienda municipal que fue en 2019, cuando la elección municipal fue separada de la provincial (se había votado en junio y el intendente Carlos Linares perdió en la ciudad con otro comodorense como Mariano Arcioni), y en sintonía con la boleta nacional.

En aquella oportunidad, tanto en las PASO de agosto y las generales de octubre, la boleta de Luque pegada a la Alberto y Cristina tuvo un arrastre muy fuerte, con una candidatura presidencial de Mauricio Macri que fue muy resistida en Chubut y especialmente en la zona sur.

En la elección municipal de 2019, Luque triunfó integrando la misma boleta que la fórmula presidencial de Alberto y Cristina.

Pero este 2023 presenta muchas variantes, y una de las principales, es si Comodoro va a mantener o eliminar el sistema de primarias para resolver los candidatos a intendente de cada espacio, opción que se abrió en diciembre cuando a nivel provincial, la Legislatura aprobó la eliminación de las PASO.

Ahora el municipio petrolero tiene dos alternativas: o adherir a esa reforma de la Ley de Partidos Políticos en la ciudad, y volver a las internas tradicionales, o mantener lo que existe hoy en día y aún no fue modificado, y votar por ejemplo con boleta larga junto con Nación con el sistema de PASO.

Tampoco se conoce si habrá simultaneidad, ya que se espera qué definición tomará el gobernador Mariano Arcioni respecto a la fecha provincial, y existe la chance de que Comodoro desdoble: esto significa que la elección a intendente puede ser en soledad, o junto con las provinciales, o en simultáneo con las nacionales (e incluso todos a la vez). Un combo de posibilidades sobre las que no hay nada definido, pero mientras flota un aire de incertidumbre, hay proyectos en marcha que ya van jugando sus fichas.

EL PANORAMA OFICIALISTA

Como ya expresamos y es evidente, el oficialismo municipal tiene un conductor, que es el intendente y candidato a gobernador, Juan Pablo Luque. Y en su cabeza claramente hay un plan de sucesión, una estrategia que busca un hombre de su riñón más cercano para sucederlo en el cargo de intendente municipal hasta 2027.

En esa estrategia, el primer nombre -que fue la opción que se barajó durante el año pasado- fue el secretario de Hacienda, Germán Issa Pfister. Pero por diferentes razones políticas y personales esa alternativa fue descartada, por lo que hoy, el hombre que representa la continuidad del proyecto y que tiene las mayores chances de ser el candidato del espacio, es el actual secretario de Gobierno, Maximiliano Sampaoli.

Maximiliano Sampaoli y Germán Issa Pfister.

Más allá de algunas declaraciones en ese sentido, hay hechos que hablan más que las palabras, y está claro -como se pudo ver esta semana con las actividades llevadas adelante en Buenos Aires por Luque y Sampaoli- que el intendente comenzará a mostrarse cada vez más con el candidato a sucederlo, en la búsqueda de una mayor instalación entre la opinión pública.

Esta estrategia tiene una explicación: en el gobierno municipal se muestran optimistas con los números de aprobación popular de la gestión, y entienden que todo lo que tenga que ver con Luque tiene garantía de éxito. Por eso, confían en que un candidato que asegure “continuidad” pegado a la vez a un candidato a gobernador de la zona sur con chances de llegar a Fontana 50, tiene todas las de ganar.

Luque y Sampaoli realizaron gestiones de obras ante Nación esta semana.

Pero claro, si bien esa es la estrategia “oficialista”, no significa que tenga el consenso de todo el peronismo de Comodoro Rivadavia, representado también por otras figuras como el viceintendente Othar Macharashvili, y por el presidente del PJ, el senador Carlos Linares, quienes también mueven sus fichas.

Esta estrategia de Luque va a atada a otra cuestión, y es el cierre de un buen acuerdo a nivel provincial con Mariano Arcioni y Ricardo Sastre. Es probable que ambas figuras tengan otra mirada respecto a nombres para la ciudad petrolera, pero si bien hablan con varios actores, el pacto es no pisar territorio petrolero mientras se mantenga el armado provincial del Frente de Todos.

Si Arcioni o Sastre “apalancan” a otra figura en Comodoro, está claro que se rompe todo tipo de acuerdo. Luque se encarga de su ciudad, como Sastre de Puerto Madryn, y Arcioni del armado de su espacio del Frente Renovador y el Chusoto en otras localidades.

Lo que está claro es que el proyecto municipal no abarca, porque es imposible, a todo el amplio universo peronista comodorense, y los que van quedando afuera no se quedan quietos, y se resisten a ser dejados de lado.

PEDRA EN EL ZAPATO

Sin dudas, el principal nubarrón que está dando vueltas en torno al proyecto municipal se llama Othar Macharashvili. No es ningún secreto que la relación política del viceintendente con Luque es mala, totalmente fría, y que el diálogo estuvo cortado durante meses, hasta que se volvieron a ver las caras el último 28 de diciembre, en un encuentro a solas que no fue de lo más amistoso.

El hombre del sombrero viene jugando un alto perfil en los últimos años, alejado de la figura del intendente, y se entusiasma con mediciones que le dan un alto nivel de conocimiento y una aceptable intención de voto. Por eso, en medio de carteles que proclaman “Othar 2023” en toda la ciudad, desafía a quien se le sienta enfrente a que traigan “uno que mida mejor que yo y me bajo”.

Si bien tiene enormes expectativas de ser candidato en el próximo turno electoral, Macharashvili tiene un enorme problema: no tiene partido político por donde presentarse, ni estructura, ni mucho menos, financiamiento para una campaña.

Esto significa que, por ahora, Othar y su sombrero son solamente una cara conocida por el vecino, y si bien estuvo coqueteando incluso con la oposición del PRO, y mantiene charlas permanentes con figuras del gobierno provincial y del peronismo local, sigue a la búsqueda de un sello electoral.

Uno de los que se muestra mucho con Othar es el ex concejal y precandidato a la intendencia por el PJ, Guillermo ALmirón.

Sobran testimonios que dan cuenta de que el viceintendente está averiguando quiénes son los apoderados de los partidos locales y preguntando sobre posibles chances de que le presten la estructura. Esto significa que, como están las cosas, de presentarse para la intendencia, sería por afuera del peronismo.

Si Macharashvili legara efectivamente a ser candidato enfrentado a la boleta justicialista, le haría un enorme favor a Juntos por el Cambio, ya que sus potenciales votantes son de extracción peronista, lo que dividiría votos con el candidato del oficialismo que seguramente irá por el Frente de Todos. Por ahora es una amenaza, un amague, pero no deja de ser una piedra en el zapato.

DOLOR DE CABEZA

Otro dolor de cabeza que se incrementó en los últimos días para el oficialismo está metido dentro del gabinete municipal, y no es otro que el secretario Coordinador, Gustavo Fita. En primer lugar, porque no pierde oportunidad cada vez que lo consultan, de sumarse a los aspirantes a la intendencia, y nunca deja de bajar del todo su candidatura.

Pero especialmente, porque su rol como sindicalista y titular de la CGT Saúl Ubaldini, lo llevó a enfrentarse con los gremios comodorenses que sostienen la candidatura a gobernador del intendente Juan Pablo Luque. La interna por la central obrera llegó a tal extremo, que el último lunes generó una masiva movilización en el centro de Comodoro para pedir la intervención del intendente, quien de ninguna manera piensa entrometerse en una interna gremial.

El planteo de los gremios, expresado por el petrolero Jorge “Loma” Ávila en las últimas horas, es que Fita utiliza su cargo público en beneficio propio para hacer política sindical. Por ello, exigen a Luque que lo aparte del gabinete, algo que por el momento no parece una alternativa posible, al menos planteada como una especie de extorsión.

Gustavo Fita y Juan Pablo Luque.

Sin embargo, hay versiones de los pasillos municipales que indican que la paciencia del intendente con su funcionario no es eterna, y que la daría una fecha de vencimiento. Si Fita no arregla cuanto antes un escándalo del que Luque es ajeno pero le explota en la cara -comprometiendo la relación incluso con gremios que estaban alineados- el secretario coordinador va a tener que dar un paso al costado.

El último comunicado de la CGT local en realidad pareció “echar nafta al fuego” al hablar de renovaciones automáticas y cuestionando la movilización. Si este conflicto escala, obligará al intendente a tomar una decisión con un hombre con el que está conforme en cuanto a su trabajo en la gestión, pero que hoy le trae dolores de cabeza. Por lo pronto, el último viernes el jefe comunal optó por el mal menor, poniéndose como mediador en un conflicto que no le pertenece.

Luque se reunió el viernes con los gremios que piden la normalización de la CGT.

Para cerrar el panorama dentro de las opciones del oficialismo de cara a lo que viene, no se puede dejar afuera a José Glinski. En medio del caos de candidaturas y cierto descontrol propio de esta etapa prelectoral, el nombre del titular de la Policía de Seguridad Aeroportuaria siempre resuena en los ambientes políticos, porque nunca ha escondido sus aspiraciones y porque está dentro un proyecto nacional con espalda propia.

De todos modos, no da la sensación de que Glinski esté dispuesto a hacer una interna al espacio de Luque, ya que siempre se ha manifestado como un soldado de su campaña a gobernador. Tal como ha expresado a los más cercanos de su entorno, va a estar donde el proyecto lo necesite; pero por el momento, su nombre de ninguna manera puede ser descartado.

El nombre de José Glinski vuelve a estar entre las opciones que aspiran a la intendencia.

INTERNA EN CAMINO

Si bien el panorama dentro del peronismo no está del todo claro y aún hay varias cuestiones por resolver, la mirada en Juntos por el Cambio marca que hay nombres más instalados, aunque con una interna en el horizonte que no parece tener vuelta atrás, a juzgar por los pasos que van dando cada uno de los protagonistas.

El panorama ideal marcaría una lista de unidad integrada por figuras del PRO y la UCR, pero eso parece estar lejos de ocurrir. Es un hecho la candidatura que encabezará la diputada nacional Ana Clara Romero, quien ya jugó por la intendencia en 2019 y logró ser concejal, para luego llegar a ocupar una banca en el Congreso en 2021. Pero a la vez va tomando cada vez más forma la candidatura del actual concejal Tomás Buffa, apuntalado por el radicalismo.

Hubo intentos de acuerdos, como por ejemplo, la charla mantenida por Romero con el intendente de Rada Tilly, Luis Juncos. Allí se intentó cerrar listas de unidad en Comodoro y Rada Tilly, en la primera encabezada por el PRO y la segunda por el radicalismo.Pero la respuesta del jefe comunal fue negativa, en el argumento de que la UCR presentará listas en todas las localidades, lo que obligará a una interna por la intendencia en ambas ciudades.

Ante la postura inflexible de Juncos, que va a jugar en la propuesta provincial de Damián Biss, el PRO va a fomentar en Rada Tilly la candidatura del ingeniero Guillermo García, envalentonados con el triunfo obtenido en esa localidad hace dos años por la boleta de Torres y Romero contra la de Ongarato y Menna que llevaba el radicalismo.

Ana Clara Romero, Tomás Buffa y Luis Juncos.

Romero sospecha que la estrategia de la UCR provincial, al menos en la zona sur, es un favor y un guiño al peronismo. “Entiendo las aspiraciones si hay paridad, pero competir contra alguien que mide 6 veces más, da la impresión de querer ser funcional al gobierno”, se lamenta la diputada ante su círculo más cercano.

Por el lado del radicalismo, en la conducción provincial se sienten empoderados, y están organizando una visita de la fórmula Biss-Menna para la próxima semana a la zona sur, que va a incluir recorridas, reuniones y actos junto a Buffa, en un contexto casi de lanzamiento oficial de su postulación a la intendencia.

Es más, en el radicalismo ya hablan de una fórmula con una mujer que acompañe al concejal como viceintendenta, que muy probablemente sea una figura extrapartidaria. Sobra optimismo en la UCR, más aún luego de que Gustavo Menna se subiera al tren y prometiera que va a encarar a pleno la campaña provincial. Está claro que la figura del abogado y ex diputado es mucho más conocida que la de Biss en la zona sur.

Tomás Buffa junto al candidato a gobernador de la UCR, Damián Biss.

Por el lado de Romero, su armado no deja afuera al radicalismo, y tiene acuerdos con Miguel Echaniz, presidente del comité local, y con el sector denominado los “republicanos”, que incluso tiene contactos dentro de entidades intermedias, como la cooperativa de servicios públicos. La diputada sigue adelante con un combinado “mixto” con radicales, a la espera de definiciones de fechas por parte del municipio.

La interna en este espacio está encaminada y si se ve el panorama general, el escenario comodorense es volátil, incierto y confrontativo en cada uno de los principales frentes electorales, sin considerar aún cómo pueden llegar a jugar otros espacios políticos alejados de los partidos tradicionales. Elecciones Comodoro 2023: faltan definiciones, pero sobran pretendientes.

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