La factura de gas para el próximo invierno vendría con un aumento de entre 900 y 1600% en Chubut
La estimación surge del triple impacto entre la suba de tarifas y la quita del 'subsidio' patagónico contenida en la ‘ley ómnibus’, más la indexación mensual.
El efecto que tendrá la actualización de tarifas de gas, combinada con la eventual eliminación del fondo específico para aplicar un descuento del 50% en las facturas de la Patagonia y otras regiones de baja temperatura del país, podría significar que el monto a pagar en invierno se eleve un 900% en el próximo invierno. Por ejemplo, un usuario de consumo medio, que pagó 10.000 pesos en el invierno pasado, podría afrontar unos 60.000 pesos en los meses más fríos de 2024. Y duplicar ese valor si se elimina el régimen de zonas frías.
La actualización del costo de los servicios públicos tendrá una incidencia en todo el país y las variaciones pueden ir desde un mínimo del 600%, hasta un máximo del 1.700%, según las proyecciones que se van realizando entre los distingos segmentos de usuarios. En la Patagonia, además, podría haber un cimbronazo ‘extra’, ya que la ley ómnibus contempla la eliminación de los fondos fiduciarios destinados a crear subsidios o regímenes especiales como el de esta región.
Hay todavía un margen para lo que pueda pasar en el recinto, cuando se debata el proyecto esta semana: la mayoría de los diputados patagónicos (salvo los alineados con la Libertad Avanza) votará en contra de ese artículo específico, lo que sumado a los votos de la oposición podría significar que finalmente se descarte ese recorte (luego habrá que esperar la ratificación en Senado). Sin embargo, el riesgo está latente, por lo que urge advertir la implicancia concreta que tendría esa medida.
POR QUÉ EL GOBIERO DE MILEI BUSCA ELIMINAR LA LEY QUE PROTEGE A LOS PATAGÓNICOS
Según se lee en el texto del proyecto de ley, habrá un cambio sustancial en la asignación de fondos recaudados por las leyes 25.565 y la ley 27.637. El artículo 75 de la primera norma mencionada crea el Fondo Fiduciario, solventado por un aporte adicional de todos los usuarios de gas del país, para solventar el descuento del 50% en las tarifas de la Patagonia y Malargüe y la zona de la Puna.
La segunda ley se aprobó en el año 2021 y extendió ese beneficio a otras regiones del país, incorporando a ciudades de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, entre otras, por lo que el total de beneficiarios se elevó de 900.000 usuarios a algo más de 3 millones.
Lo que pretende la ley ómnibus, en su artículo 292 (en el texto original, luego modificado, era el artículo 318) es que ese fondo fiduciario sea resignado por el Estado nacional (pese a que no hay un aporte estatal para este fondo) y se destine a subsidiar únicamente a familias de bajos recursos, cuyos ingresos no alcancen para pagar lo que de definirá como la ‘canasta básica energética’, que se creará en las próximas semanas.
En el nuevo sistema, el subsidio sólo se destinará a cubrir la diferencia entre el costo de esa canasta y el ingreso del hogar que no alcance para solventarla, lo que en la práctica significa que una gran mayoría de usuarios perderá el beneficio.
El argumento del gobierno, para eliminar los subsidios, es que así busca disminuir el déficit fiscal. Sin embargo, en lo que refiere al derecho adquirido de los patagónicos, no hay ningún aporte estatal ni generación de déficit, ya que, vale insistir, se trata de un fondo aportado por todos los usuarios de gas del país, incluidos los propios habitantes de esta región.
PRIMER IMPACTO: LA SUBA DE TARIFAS PENDIENTE DE AUTORIZACIÓN
La posible quita del beneficio a las zonas frías del país no es la única causa que provocará una drástica suba en las próximas facturas de gas. El primer impacto se vincula con las actualizaciones de tarifas en los 3 componentes básicos del servicio: Transporte, Distribución y Precio del Gas en el Punto de Ingreso al Sistema de Transporte (conocido como ‘PIST’).
Hasta ahora han trascendido estimaciones extraoficiales de los posibles impactos, debido a que no terminaron los procesos de aprobación iniciados en las audiencias públicas, que en el caso del gas fue el 8 de enero.
En esa instancia, las distribuidoras y transportistas solicitaron incrementos del orden del 560% por cada componente. A esto se suma la decisión anunciada por el secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo: desde abril se trasladará a los usuarios el precio pleno del gas, que hasta diciembre se pagó en una mínima parte de su valor.
Según dijo el funcionario, el promedio de los consumidores paga 70 centavos de dólar por ese concepto, cuando el valor real es de 4,10 dólares por unidad de gas (medida en Millón de BTU, que equivale a 28,52 metros cúbicos). La diferencia es cubierta por aportes del Estado nacional, que en este caso sí constituyen ‘subsidios’, a diferencia del régimen de la Patagonia.
Ese valor, anunció el funcionario nacional, se actualizará en tercios, a partir de febrero, por lo que en abril se abonaría el precio completo e impactará en todos los usuarios. Para decirlo de otro modo: aun cuando en el Congreso se rechace la eliminación del beneficio a las ‘zonas frías’, igualmente se afrontará la suba de la tarifa, en magnitudes que multiplicarán por varias veces el valor afrontado en el último invierno.
EL TRIPLE IMPACTO EN LA FACTURA, CON SUBAS DE ENTRE 600% Y 1.700%
De este modo, la factura de gas se verá incrementada por la suba de los 3 componentes básicos, que inciden de distinta manera en el costo final. El mayor peso lo tiene el costo del gas, que representa alrededor del 50% de la factura y se incrementará de 70 centavos a 4 dólares en 3 meses, lo que significa una suba del 500%.
A esto se suman los otros componentes, Transporte y Distribución, que también actualizarán sus valores en porcentajes cercanos al 600%, aunque con una incidencia menor dentro de la factura final.
Todo ese combo de aumentos arrojaría valores finales, en las próximas facturas, que se actualizan en rangos que van desde el 600 al 1.600%. ¿Por qué hay diferencias? Porque no todos los usuarios pagan hoy el mismo valor por el gas.
Vale recordar que todavía está vigente el sistema de segmentación aplicado por el gobierno anterior, que dividió a la población entre hogares de altos (definidos como N1), medios (N3) y bajos ingresos (N2).
Según esa clasificación, los hogares N1 ya pagan un monto que está cerca del valor real del gas, por lo que la diferencia para cubrir es inferior a los hogares N2, de más bajos recursos, que tienen hasta ahora la mayor asistencia del Estado, por lo que perderían esa cobertura. Así, la mayor suba la tendrán los hogares de menores ingresos, pudiendo llegar hasta el 1.600% de incremento, mientras los de más altos ingresos tendrán un ajuste del 600% promedio.
LA FACTURA DE CONSUMO MEDIO PAGARÍA ALREDEDOR DE $60.000 EN EL INVIERNO
A partir de las consultas realizadas por ADNSUR a distintos especialistas del sector, surgen algunas estimaciones posibles de precios en las facturas de gas. Los siguientes datos corresponden a un usuario definido como R3.1, que es el que concentra el mayor número de hogares en la región patagónica, englobado en un rango medio de consumo (vivienda de dos o tres dormitorios, cocina comedor, calefactores y termotanque, o eventualmente caldera).
Para el caso de que se aprueben los incrementos solicitados por transportistas y distribuidores (algo que todavía está en estudio), un usuario N1, de altos ingresos, que en el invierno pasado abonó una factura en torno a los $10.000, contando el período de mayor consumo, con los nuevos valores esa factura se multiplicaría por algo más de 5 veces, es decir que se proyectaría hasta el orden de los $56.000.
Para un usuario N3, de ingresos medios, que en el invierno pasado pagó una factura de entre $6.500 a $7.000, con las subas solicitadas se multiplicaría por 9 veces, es decir que la factura de invierno se elevaría hasta el orden de los $60.000.
Y una familia segmentada en el nivel N2, de bajos ingresos, que pagó alrededor de $4.000 en la parte más cruda del invierno, ahora, debería afrontar una boleta de $60.000, en caso de de aprobarse todas las subas tarifarias solicitadas, ya que sufriría el mayor aumento, multiplicando por casi 17 veces.
Hay dos salvedades para hacer sobre estos números, que sin dudas provocan preocupación. La primera es que los cuadros tarifarios todavía no están aprobados y podrían ser morigerados, al menos en lo que refiere a Transporte y Distribución. La segunda es que el mayor 'golpe' se da en los meses más fríos, ya que en las proyecciones de la factura promedio, para casi todos los usuarios (ya que la diferencia de tarifas tiende a desaparecer), se ubicaría en torno a los $25.000 mensuales.
Como contrapeso de aquellos 'atenuantes', aparecen los factores agravantes. El primero es que además, a partir de abril, habrá un sistema de indexación de la tarifa en forma mensual, es decir que se irá actualizando todos los meses de acuerdo con la inflación.
El segundo se vincula con la posible eliminación o reasignación del fondo fiduciario que rige para la Patagonia, porque si eso se concreta, entonces a los aumentos arriba reseñados habría que multiplicar, genéricamente, por dos.
EL CUARTO IMPACTO ES LA POSIBLE QUITA DEL DESCUENTO DEL 50% EN LA PATAGONIA
De mantenerse estas proyecciones del impacto en la tarifa, falta estimar qué podría pasar si se elimina el régimen de zona fría en la región patagónica.
Cuando se observa la factura, surge que hay un descuento del 50% sobre los ítems de cargo fijo y consumo de gas (donde está incluido el costo del fluido, más el costo de transporte y distribución), por lo que sin el subsidio patagónico, el valor de la última factura de invierno era equivalente al doble de lo efectivamente abonado.
En esta hipótesis de posibles aumentos, si se confirmaran las subas tarifarias arriba indicadas, habría que sumar entonces otro 100% sobre el valor final, por lo que los valores proyectados para el usuario R3.1 (y para todos los rangos de consumo) deberían multiplicarse por 2.
Así, una factura que en agosto de 2023 fue de $10.000, en la parte más cruda del invierno 2024 podría llegar hasta los $120.000. Hay que recordar que el usuario R3-1 tiene un rango de consumo que va desde 3.801 a 4.700 metros cúbicos en los últimos 12 meses (cada usuario puede observar en su factura la categoría en la que está encuadrado).
Por otra parte, los usuarios de cada categoría verían impactos en proporciones similares a las arriba indicadas, para cada uno de los segmentos. Por eso, es posible hacer una estimación sobre cada cada factura, observando cuánto pagó de gas en los meses de julio y agosto, para multiplicar por 6, por 10 ó 17 veces ese valor, según esté segmentado como N1, N2, ó N3.
Y si la mayoría de los diputados nacionales no rechaza el artículo 292 esta semana, a esos valores habrá que volver a multiplicarlos por 2.