Los costos de las PASO en Chubut y los agujeros de un sistema electoral que cruje por sus propias contradicciones
El cambio del sistema electoral hacia la boleta única se impone, pero la agenda legislativa nacional no lo ha priorizado. El sinsentido del pago ordenado por la Corte al reivindicador del nazismo en el país y otras razones para priorizar la modificación, pensando en 2023.
El avance del cronograma electoral de cara a las próximas Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias abre el interrogante sobre el costo de un sistema electoral desactualizado, a partir del uso de boletas partidarias individuales, sin que se haya dado avance a ninguno de los proyectos de ley que proponen el método de boleta única.
Debe quedar claro el punto de partida. Lejos está la inquietud de este informe de considerar a la elección como un “gasto innecesario”. Sin embargo, esa convicción no debería ser impedimento para buscar formas más eficientes, partiendo desde el sentido común.
Es que el costo de la impresión de boletas partidarias individuales, para cada una de las listas de alianzas que participan de la elección, podría reducirse al menos a la mitad, permitiendo un ahorro de recursos que el país necesita asignar a otras urgencias.
Así lo ha planteado la ONG Red de Acción Política (RAP) y se condensa en distintos proyectos de ley, que no han llegado a tener tratamiento en el Congreso de la Nación. Uno de ellos fue impulsado por el legislador chubutense Gustavo Menna, pero hay iniciativas de distintos sectores partidarios .
A través de esos proyectos, se propone el sistema de boleta única de papel. En lugar de impresiones individuales para cada alianza partidaria, la propuesta es colocar todas las categorías en una sola papeleta, con todos los nombres impresos, para que el votante elija a través de un tilde escrito al candidato de su preferencia para cada opción.
En todo caso, se podrían pensar dos grandes boletas generales, si hubiera elecciones presidenciales coincidentes con las provinciales.
Según se indicó desde la RAP semanas atrás, al relanzar el pedido para que se trate esta reforma, si el Estado nacional tendrá que invertir alrededor de 1.700 millones de pesos en esta primera “vuelta” sólo para la impresión de boletas (sin contar los aportes públicos para las campañas), ese valor podría estar limitado a unos 850 millones de pesos.
El excesivo gasto en impresión de boletas individuales
La distorsión implícita que conlleva el antiguo sistema electoral utilizado en el país es que se basa en la impresión de boletas individuales, por cada una de las listas de participantes, en una cantidad que para las PASO debe ser equivalente a una papeleta por cada elector habilitado.
En el caso de Chubut hay 450.000 electores habilitados para participar en las próximas elecciones. Esto implica que cada una de las 9 alianzas partidarias debe imprimir esa misma cantidad de boletas cada una, es decir algo más de 4 millones de papeletas en total.
Sobre ese punto surgen algunos interrogantes: el primero, ¿es esperable que una opción partidaria aspire a alzarse con el 100 por ciento de los votos? Peor aún. Desde ámbitos políticos se considera que esa cantidad es insuficiente, ya que en las campañas habitualmente se espera contar con el doble de impresiones, para entregar “votos” en los lugares que se visitan. Es decir, con dos padrones.
Y la otra pregunta, cuáles son los controles sobre el costo de la impresión y sobre la cantidad de lo que finalmente se imprime?
"Somos muy estrictos en las rendiciones -explicó Betina Grossman, secretaria del Juzgado Electoral ante la consulta de ADNSUR-. Tanto en los gastos de campaña como en la rendición anual, fuera de las elecciones, por gastos de funcionamiento".
La asignación de fondos en el presupuesto nacional considera que el valor de cada boleta es de 1,33 para cada categoría (senadores y diputados), o de 2,66 pesos por el conjunto de ambas.
Ese valor es comprobable en el presupuesto asignado a las alianzas de Chubut, de 1,2 millón de pesos para impresión de ambas categorías. Al dividirlo por un padrón de 450.000 electores, el valor resultante es de 2,66 pesos.
El monto de 1,2 millón de pesos resulta de considerar que Nación dispuso la asignación de 596.000 pesos para la lista de Diputados y el mismo valor para la de Senadores, para cada una de las agrupaciones internas que participa de cada frente electoral.
Y como la norma establece que se debe asignar a cada pre candidato el monto necesario para imprimir una boleta por cada elector, puede deducirse entonces que el costo de las PASO en la provincia asciende a 10,8 millones de pesos, aportados por el Estado Nacional.
La asignación de fondos, vale insistir, es común a todo el país. Es necesario aclarar que la mención a Chubut es sólo para traer el ejemplo a nivel provincial, pero el sistema rige por ley nacional para todas las provincias y ese costo crece en función de la población de cada jurisdicción.
En Buenos Aires, por ejemplo, la asignación del monto por cada lista dentro de las alianzas es de 16,9 millones de pesos para la impresión de boletas.
Recientemente en la provincia de Córdoba hubo un fuerte cuestionamiento sobre el precio asignado por boleta. Según publicó el periodista Federico Gianmaría en La Voz, el pre candidato a senador Juan Pablo Quinteros, por Encuentro Vecinal Córdoba, denunció que “el precio que ha determinado el gobierno nacional está un 700 por ciento encima” de lo que ellos pudieron verificar en imprentas de aquella localidad.
Al momento de controlar el uso de los fondos, la justicia electoral da por cumplido el trámite con las facturas de las imprentas. Según confiaron fuentes a esta agencia, no se verifica ni el costo ni tampoco la cantidad real de papeletas que llegaron a la mesa de votación. ¿Para cuántas maniobras se presta el sistema actual?
Y aun cuando se hiciera todo en forma regular y no hubiera lugar para ningún tipo de sospechas, ¿no es un contrasentido el gasto en impresión de tal cantidad de papeletas, que podrían resolverse con una menor cantidad de papel y de dinero?
Vale recordar que el artículo 35 de la ley 26.215, de financiamiento de partidos políticos, estipula que para las elecciones generales el costo será mayor: en ese caso, la impresión deberá ser de dos padrones y medio para cada candidato que logre atravesar las PASO y participar de las generales. Siguiendo con el ejemplo de Chubut, serán 1.125.000 boletas por cada uno de los candidatos que lleguen al cuarto oscuro, que de mínima podrían ser 4.
El nazi que debe cobrar 14 millones por las PASO de 2017
Si hay un hecho que refleja la necesidad de avanzar hacia un sistema electoral más transparente y que evite la dilapidación de fondos públicos es el fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que en febrero de 2020 reconoció a favor de Alejandro Biondini (un dirigente nacionalista conocido en el país por reivindicar al nazismo) un crédito favorable por 14 millones de pesos.
Según publicó la periodista Paz Rodríguez Niell en La Nación, el fallo del año pasado reconoció el derecho de Biondini a percibir un total de 14 millones de pesos, que le hubieran correspondido para la impresión de boletas de las PASO de 2017.
Ese monto de 14 millones de pesos se suma a los 5 millones que ya había recibido el dirigente admirador del nazismo, para afrontar las elecciones en aquel momento.
En las elecciones de 2017, el ‘Frente patriota Bandera Vecinal’ que lidera Biondini había reclamado que se le otorguen los fondos para imprimir un padrón completo de boletas por cada uno de los seis pre candidatos a senadores que presentó esa estructura partidaria.
Aunque la Justicia Electoral había denegado ese pedido y había dispuesto que el monto equivalente a un padrón se distribuyera entre todas las listas, la Corte revocó ese fallo y dio lugar al derecho a que cada lista del frente debía percibir el equivalente a la impresión de un voto por cada uno de los 6 aspirantes, por lo que al ser 12 millones de electores, debían realizarse 72 millones de impresiones.
Paradójicamente, Biondini y sus amigos obtuvieron algo más de 32.000 votos en la categoría de diputados y menos de 30.000 en senadores, por lo que no superaron el 1,5 por ciento del padrón exigido para superar las PASO y presentarse en las elecciones generales.
El fallo de la Corte estuvo basado en un precedente sentado en el año 2015 por el máximo tribunal del país. Fue cuando la alianza UNEN (conformada por Julio Cobos, Elisa Carrió –que luego se fue para participar del PRO con Mauricio Macri-, Pino Solanas y Hermes Binner, entre otros) reclamó también el derecho a que se les reconociera la impresión de papeletas por cada uno de los pre candidatos.
La culpa no es del chancho, ni de UNEN ni de la Corte… sino de un sistema electoral vetusto, que cruje por sus propias contradicciones.
La pregunta es si "la política" está dispuesta a cambiar estas reglas de juego, o si las mantiene porque en este río revuelto, no son pocos los pescadores que siguen ganando.