Los números de Chubut: entre el logro del superávit en 3 meses y la alerta por los ingresos que caen
La fuerte reducción del gasto logró un saldo positivo frente a los recursos, incluso con una marcada caída de estos. De qué depende que la segunda mitad del año no complique las cuentas públicas y cuál es el límite para salarios estatales.
El gobierno provincial celebró la reducción del gasto y el consiguiente superávit, pero cabe una pregunta: ¿es un dato positivo, en sí mismo? ¿En qué se diferencia del superávit de Javier Milei, que lo persigue contra viento y marea, aun recortando ingresos a jubilados, a universidades y a las provincias?
Un informe del Observatorio Universitario de Administración Pública, dependiente de la Facultad de Ciencias Económicas de la U.N.P.S.J.B, ubicó a Chubut con un destacado resultado económico y financiero en el primer trimestre del año.
De acuerdo con ese análisis, la provincia tuvo un 32% de superávit con relación a sus ingresos, es decir con una diferencia favorable de 32 pesos por cada 100 de gastos, mientras que, al considerar la deuda y sus intereses, la diferencia se mantiene en términos positivos, con un 29%.
Así, la provincia obtuvo el mejor resultado, sobre un total de 10 de las que el Observatorio disponía de información.
Esa diferencia positiva, entre ingresos y gastos, adquiere mayor relevancia al compararse contra el escenario de diciembre pasado, cuando se proyectaba un 2024 de alta complejidad económica y financiera, pronóstico que, por otro lado, aun no está despejado.
“Estamos logrando uno de los objetivos que nos que nos fijó el gobernador Torres, que es algo tan simple como no gastar más de lo que entra -dijo el ministro de Economía, Facundo Ball, al ser consultado para este informe-. Dicho de un modo coloquial, el ‘superávit’ es lo que vamos juntando para pagar, por ejemplo, los aguinaldos del próximo mes con fondos genuinos, en lugar de recurrir a tomar más deuda.
DE AQUELLAS LUVIAS DE PRÉSTAMOS, ESTOS BARROS DE DEUDAS
La comparación con lo que pasaba en junio del año pasado le da la razón al actual ministro. En aquel momento, la Legislatura de Chubut autorizaba un préstamo que la gestión de Mariano Arcioni iba a tomar, por 14.000 millones de pesos, para el pago de aguinaldos y otros gastos corrientes, a través del Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial.
Ese mismo Fondo, que se venía utilizando en otras oportunidades con fines similares, es el que derivó en una deuda que el gobierno de Javier Milei le exigió a Chubut a comienzos de este año, por un monto del orden de los 120.000 millones de pesos. Fue cuando estalló aquel conflicto de febrero, en el que el gobernador amenazó con “cerrar la válvula” de petróleo y gas.
La mención a esta deuda encierra otra explicación para el superávit del primer trimestre. Si los recursos terminaron sobrando por sobre los gastos es porque, precisamente, el pago de aquel préstamo está suspendido por una orden judicial, cuya apelación todavía tiene resultado abierto.
Las condiciones leoninas en que fue tomado el préstamo con Nación no eximen a la provincia de la responsabilidad de pagarlo, más aún con los cortocircuitos políticos entre Milei y Torres. Al ajustarse por un sistema que sigue a la inflación, esa deuda en pesos creció fuertemente entre un año y otro.
El dato sirve para deducir otras tres conclusiones. Por un lado, esa deuda sigue elevándose, hasta que haya una negociación, que fue propuesta por la provincia, pero aún no respondida por la nación, para refinanciar y encontrar un mecanismo más equitativo y racional, acorde al entendimiento que debe haber entre dos Estados.
La segunda deducción es que, si hubiera un fallo judicial adverso a la provincia en la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia, es decir que le diera a Nación el derecho a seguir exigiendo el pago, la situación económica provincial quedaría totalmente colapsada.
La tercera, resumiendo las dos primeras, es para resaltar el dato positivo del superávit, aun con esta extensa aclaración, ya que al menos la provincia no sigue sumando deuda para cumplir con sus obligaciones corrientes. Entre éstas se cuenta el pago de sueldos y aguinaldos a docentes, enfermeras y médicos, por citar sólo a algunos de los agentes estatales.
Por otro lado, Chubut mantiene el pago de su deuda en dólares, por aquel bono conocido como BOCADE, por el que en julio próximo debe cancelar otra cuota de 34 millones de dólares, lo que equivale a un mes completo de recaudación de regalías petroleras.
A diferencia del ‘Fondo Fiduciario’, con esa deuda colocada a través del bono no hay posibilidad de postergar pagos, ya que se descuenta automáticamente de los ingresos generados por la actividad petrolera.
¿HAY UN SUPERAVIT ‘BUENO’ Y OTRO ‘MALO’?
En este punto del informe, es útil volver a la pregunta del comienzo. ¿Cabe a Chubut el mismo cuestionamiento que al gobierno de Javier Milei, que persigue el superávit aun a costa del recorte a jubilados y la obra pública, por ejemplo? El superávit alcanzado, ¿pone un tope infranqueable a los reclamos salariales de los agentes públicos?
La pregunta fue trasladada al ministro Facundo Ball, quien lo explicó del siguiente modo.
“Lo que ha hecho el gobierno nacional para llegar a esos resultados fue, por ejemplo, cortar casi todas las transferencias no automáticas a las provincias. Además, bajó los subsidios drásticamente, como el caso del transporte, o el fondo de Incentivo Docente. Ha eliminado gastos importantes”.
Para Ball, hay una diferencia entre recortar gastos a cero, frente a la opción de sostenerlos, pero en base al ritmo de la recaudación.
“Lo que hacemos nosotros -planteó Ball-, es adecuar los gastos a la evolución de los ingresos. Con una porción diferencial en cada mes, para hacer frente a la previsión de gastos que tenemos. Por ejemplo, lo que viene en julio con los aguinaldos. Para enfrentar eso sin tener que emitir letras o algún otro instrumento financiero. Nosotros vamos gastando de acuerdo con la evolución de las variables externas, como regalías, coparticipación y transferencias. El gasto tiene que adaptarse a esa devolución de los ingresos. Va creciendo, pero no tiene que superar la evolución de los ingresos mensuales”.
¿Esto puede tensionar la relación con los gremios estatales? “El máximo esfuerzo que estamos haciendo con respecto a determinar hasta dónde se gasta nos ha permitido incluso pagar a algunos sectores por encima de la inflación -afirmó-. La responsabilidad fiscal es poder asegurar que lo que se ofrece se puede pagar, no sólo un mes, sino garantizarlo a partir de una tasa de crecimiento que se va a poder sostener”.
LA ALERTA POR LA CAÍDA DE INGRESOS
En el capítulo de ingresos, hay señales preocupantes en el horizonte cercano. La coparticipación viene cayendo en términos reales, ya que entre enero y abril los recursos enviados por Nación no se incrementaron al ritmo de la inflación acumulada en ese período: subieron 205%, frente a una inflación promedio del 277% en los primeros 4 meses del año.
Esa caída real se suma a la merma de ingresos por regalías, que retrocedieron 4% en dólares, también en el primer cuatrimestre de este año, mientras que, al considerarse en pesos, la cifra acumulada quedó 3 puntos por debajo de la inflación.
En mayo hubo un rasgo positivo, con una fuerte suba en la coparticipación, que pasó de promedio de 33.000 millones de pesos, a un salto de casi 76.500 millones de pesos. La mala noticia es que fue sólo un mes excepcional, por el pago de ganancias de empresas, por lo que junio volverá a retrotraer fuertemente en al menos unos 20.000 millones, según estimó Ball.
Frente a ese escenario, en el que también la recaudación propia se ve afectada por la misma recesión económica que provoca la pérdida de coparticipación, el ministro ponderó que se mantendrá la misma tónica de gestión:
“La tranquilidad tiene que venir por el lado de que la responsabilidad fiscal es lo que nos guía y estamos seguros de que no nos vamos a mover un centímetro en cuanto a que el gasto será lo que nos permitan los ingresos, porque de lo contrario hay que endeudarse y hoy ya no existe ese recurso”.
En igual sentido el funcionario dijo que “no podemos engañarnos con lo que pasó en mayo, para no caer en lo que pasó en la provincia durante mucho tiempo, que es expandir el gasto porque hay un mes con crecimiento de ingresos, cuando sabemos que es una excepción y el mes próximo volverá a caer”.
Al comparar los primeros 5 meses del año, aun con esa compensación extraordinaria, en términos reales la coparticipación cayó un 10%.
DOS VÍAS PARA RECUPERAR INGRESOS
Por otro lado, en el horizonte cercano aparece la expectativa de que los ingresos por regalías mejoren a partir de la liberación del precio del petróleo, para que las liquidaciones se hagan sobre un precio más cercano al valor de exportación.
“El desacople de precios internos con respecto al de exportación provocó que la provincia deje de ganar alrededor de 1.350 millones de dólares -dijo Ball-, por lo que a partir de la desregulación de precios vamos a tener un recupero importante”.
Volviendo a la pregunta del comienzo, para finalizar, Ball insistió en la idea de que lo que se ofrezca en la negociación salarial con los gremios estatales “debe basarse en una recomposición que resulte posible, no en algo que no se podrá cumplir o que no tenga certeza en base a la evolución de los ingresos”.
Una segunda vía para recuperar recursos para ésta y las demás provincias se basa en el paquete fiscal que acompaña a la ley Bases. La reposición del impuesto a las ganancias sobre la cuarta categoría, es decir sobre los haberes salariales, devolverá a las provincias los ingresos perdidos el año pasado.
En el caso de Chubut, a valores de hoy, sería el equivalente a unos 40.000 millones de pesos, lo que representa alrededor de una masa salarial completa de la provincia. Una tercera alternativa (y evitar así el tributo sobre salarios) sería lograr que el Congreso apruebe leyes para repartir lo que Nación recauda por el impuesto al cheque, por ejemplo, pero hasta ahora esa opción aparece muy ‘verde’ en el tablero político nacional.