Los protectores solares, por las nubes: precios altos, poca conciencia del cuidado y el cáncer de piel crece en Chubut
Pese a ser un elemento esencial para prevenir una enfermedad grave, son productos considerados cosméticos y no como medicamentos. En Chubut hay 457 personas diagnosticadas con cáncer de piel y especialistas advierten que la cifra va en aumento.
La temporada de verano y los días de playa reabren la discusión sobre los precios de los protectores solares, que pese a que se necesita para prevenir una enfermedad grave, en todo el país se comercializa como si se tratara un producto para la estética personal, como se consideraba antiguamente.
Así por ejemplo, los precios pueden oscilar desde 2.000 a 3.000 pesos o más, con variaciones en la marca y tipo de graduación, sin olvidar que los que cumplen la función son los que se ubican a partir del Factor 30, elevándose hasta 50 y 60: a mayor graduación, más alto es el precio.
Fuentes del sector farmacéutico estiman que la suba de precios interanual oscila entre el 85 y 90 por ciento, aunque en algunas marcas la diferencia podría ser mayor, superando al índice de precios acumulado en lo que va del año.
“Los protectores solares son absolutamente importados y siempre acompañan valor dólar y obviamente el de la inflación, pero en dólares siguen en el precio histórico y orillan los 3.000 pesos o algo más de pesos”, explicó Eduardo Molina, presidente del Colegio Farmacéutico, ante la consulta para este informe exclusivo de ADNSUR.
“En general la mayoría de las drogas se producen en el exterior y en Argentina se elabora el medicamento, pero no somos los productores iniciales”, añadió. Y recordó que sanitariamente, no hay tanta diferencia entre los protectores de Factor 30 en adelante, como 50 ó 60, en tanto los precios suben conforme se incrementa esa escala.
Sin olvidar que lo básico es colocar el protector con frecuencia no mayor a 2 horas, ell farmacéutico también recordó que la cantidad y reposición también puede variar con la cantidad de melanina (color de la piel) de cada persona, en tanto las pieles más blancas son más sensibles a los rayos ultravioletas.
“Esto no quiere decir que una persona de piel oscura no necesite protección, porque también se quema y los rayos ultravioleta producen un efecto acumulativo en la piel y actúan sobre las células, produciendo un desorden genético –explicó-. Las personas de mi edad no usábamos estos productos en la infancia, usábamos una crema para las quemaduras, que se llamaba Sapolán Ferrini, pero esa radiación podría haber producido una alteración genética”.
Sin olvidar que lo básico es colocar el protector con frecuencia no mayor a 2 horas, ell farmacéutico también recordó que la cantidad y reposición también puede variar con la cantidad de melanina (color de la piel) de cada persona, en tanto las pieles más blancas son más sensibles a los rayos ultravioletas.
“Esto no quiere decir que una persona de piel oscura no necesite protección, porque también se quema y los rayos ultravioleta producen un efecto acumulativo en la piel y actúan sobre las células, produciendo un desorden genético –explicó-. Las personas de mi edad no usábamos estos productos en la infancia, a lo sumo aplicábamos una crema para las quemaduras, que se llamaba Sapolán Ferrini, pero esa radiación podría haber producido una alteración genética”.
En efecto, como se verá más adelante en este informe, uno de los tipos de cáncer de piel deviene en el transcurso de los años, por el efecto acumulativo de la radiación sobre la piel, de allí la importancia de tomar conciencia hoy que niños, adolescentes y jóvenes deben ser estrictos con el uso del bloqueador solar, ya que la prevalencia futura podría ser gravemente alta.
Por qué no se considera un medicamento
Sobre fines del año pasado, a nivel nacional hubo una discusión que incluso derivó en un proyecto de ley, para considerar a los protectores solares como un medicamento y poder incluirlo en el Programa Médico Obligatorio (PMO).
El fundamento de la discusión, apoyada desde el Ministerio de Salud de la Nación, fue que no sólo previene el cáncer de piel, sino el fotoenvejecimiento.
Según la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD), es “el cáncer de piel es el más común (de los tipos de cáncer) pero, tratado a tiempo, es el que mayor posibilidad de cura tiene”.
Según se informó desde la SAD, el problema está en que históricamente los bronceadores eran productos cosméticos “para mejorar el color del bronceado”, por lo que los protectores quedaron dentro de esa categoría y no fueron incluidos como medicamentos. Por eso, muy pocas obras sociales o prepagas los incluyen entre sus prestaciones, de allí que las personas no tienen forma de lograr un mejor precio para un producto que termina resultando esencial.
El proyecto de ley para incluirlo en como un medicamento reconocido en el Programa Médico Obligatorio fue presentado en el año 2019 en la Cámara de Diputados de la Nación, pero no ha tenido tratamiento.
“Hasta ahora no volvimos a escuchar nada sobre ese tema, lamentablemente quedó en la nada –reconoció Molina-. En Chubut hay una cobertura por parte de SEROS (la obra social provincial) y también PAMI ofrece algunas coberturas, pero obviamente siempre se necesita la receta médica de por medio”.
Es necesario recordar que el uso del bloqueador solar es efectivo si se renueva cada dos horas, como también luego de zambullirse en el agua. Además, se debe utilizar incluso en días nublados, mientras que todos los especialistas advierten que se debe evitar la exposición al sol entre las 11 de la mañana y las 16 horas.
El cáncer de piel crece en Argentina y se refleja en Chubut
Un informe publicado por el Ministerio de Salud de la Nación advierte que Argentina se encuentra entre los países con incidencia media-alta para el cáncer de piel, ubicando en el primer lugar en ese flagelo a Australia.
“Según las estimaciones realizadas por el Observatorio Global del Cáncer (Globocan), de la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), a partir de los datos producidos por registros de cáncer de base poblacional de nuestro país, en Argentina ocurrieron 130.878 casos nuevos de cáncer en ambos sexos en el año 2020 –cita el informe ministerial-. Considerando todos los sitios tumorales –a excepción del cáncer de piel no melanoma- (126.818 casos), la tasa de incidencia ajustada por edad fue de 212,4 casos por 100.000 habitantes, cifra que posiciona a Argentina dentro de los países del mundo con incidencia de cáncer media-alta (rango 181,1 a 248,3 por 100.000 habitantes)”.
La doctora Maximina Lamelza es oncóloga y está a cargo del Departamento Provincial de Cáncer de la provincia de Chubut. En diálogo con ADNSUR, advirtió la necesidad de generar conciencia sobre las medidas de prevención, en tanto en la provincia hay 457 pacientes con cáncer de piel, según un registro que abarca el período 2015-2019.
“Hay un aumento de incidencia porque tenemos mucha exposición solar, más que nada en los pequeños –explicó-. Los menores de un año no pueden estar expuestos al sol, primero porque su sistema inmune no está totalmente desarrollado y la piel no tiene melanina, es decir la protección, entonces el rayo ultravioleta pasa directamente y genera mutaciones acumulativas del ADN en el tiempo”.
La especialista advirtió que el no uso de protectores solares “genera que esta exposición sea acumulativa a lo largo de los años, en los que los rayos ultravioletas van generando daño en el ADN y permite el desarrollo de tumores de piel. Hay que hacer prevención con los más pequeños y concientizar a los papás en el cuidado de los niños con el sol”.
Un consejo básico es que se debe proteger especialmente a los niños del sol. Los niños mayores de un año, deben recibir mucha atención ya que realizan numerosas actividades al aire libre y tienen la piel más sensible que los adultos.
De los casos registrados en la provincia, entre un 45 y 48 por ciento corresponde al carcinoma basocelular; luego sigue el espinocelular y el tercero es el melanoma, con un 15 por ciento del total, siendo este último el más grave y que puede tener un desenlace fatal si no es tratado a tiempo.
Por eso, la recomendación también apunta a quienes ya estuvieron expuestos al sol a lo largo de los años, cuando no había tanta conciencia sobre la necesidad de protegerse frente a los rayos UV.
“La radiación UV es un factor de riesgo reconocido para los cánceres de piel –añade el informe del Ministerio de Salud de la Nación-. Es emitida naturalmente por el sol y por algunas fuentes artificiales, incluyendo camas solares. Según la IARC, el 52,8% de los casos de melanoma en nuestro país pueden ser atribuidos a la exposición a rayos UV, lo cual ubica a Argentina entre los países con riesgo medio, en un rango entre 49,5% y 76,9%”.
La doctora Lamelza sumó consejos preventivos:
“Si tenemos manchas en la piel, o lunares y uno de estos cambia de color, o una zona en la piel que pica o se descama, se generan úlceras y ardor frecuente, es necesario hacer la consulta con un especialista. Tenemos que hacer prevención primaria y también secundaria, apenas aparecen estos síntomas es posible evitar el desenlace más grave de la enfermedad”, precisó la médica oncóloga.
La especialista hizo especial hincapié en que las personas de piel muy blanca, o incluso pelirrojas, que tienen pecas y manchas melánicas en la piel, son las que tienen más alto riesgo de desarrollar este tipo de tumores.
“Las personas con esas características fisonómicas deben hacer un chequeo una vez al año, para verificar sus lunares. Y los pacientes que no tienen esa característica, igual deben usar protección solar, porque muchas veces estos tumores pueden aparecer, también desarrollarse en forma de nódulo, como es el melanoma nodular y también pueden aparecer en el cuero cabelludo. Por eso debemos proteger las áreas con pelos, como es el cuero cabelludo, porque los rayos ultavioletas también afecta estas áreas de la piel. Las personas con más coloración melánica (piel morena) igualmente se deben proteger”.
Los distintos tipos de cáncer de piel
El tumor más frecuente es el basocelular. “Se genera en cara, orejas y cuello, en ángulo interno del ojo, alrededor de los orificios de la nariz, en gente lampiña y de ojos claros, de piel muy blanca y tiene la particularidad de generar pequeños cambios de coloración –explicó la doctora-. A veces se ven las perlas córneas, son una sobre elevación en la piel y de contenido similar al líquido, como una ampolla chiquita. Se debe prestar atención a cambios de color, si pica o arde y consultar al médico, porque esos tumores, con el tiempo y en forma lenta, comienzan a hacer úlceras alrededor del ojo, nariz y terminan haciendo un gran orificio en el órgano afectado, por ejemplo horadando la pared de la nariz. Es de un gran poder destructivo local de la piel y estructuras que invade”.
Si se detectan a tiempo, ese tipo de tumores se operan con la denominada cirugía de Mohs, en la que se utiliza un microscopio en quirófano, para quitar cada capa del tumor hasta que no quede vestigio, realizando además la reconstrucción.
En segundo lugar de incidencia está el cáncer espinocelular, o escamoso, que genera daño en la zona de la piel expuesta al sol. “Por ejemplo, puede aparecer en el labio inferior, en las mejillas, o cuero cabelludo. Son zonas que pueden ponerse enrojecidas e inflamadas, pero además descamarse y generar infecciones. Hay que estar atentos a úlceras que no cierran en la piel. Si es un carcinoma espinocelular, también se puede tratar con cirugía y otros tratamientos con cremas, para controlar el crecimiento y que no desarrolle la enfermedad”.
“Es importante considerar que si hay una lesión que no sana, que persiste y además pica, consultar porque pueden ser un tumor espinocelular, sobre todo en gente muy añosa, mayor a 65 años, por los efectos acumulativos del sol sobre la piel”, precisó.
Por último está el melanoma, que es el menos frecuente pero también el más agresivo y el que genera mayor mortalidad por cáncer de piel.
“Se genera en la capa de la piel donde tenemos a los melanocitos, entre la epidermis y dermis y es la capa protectora. Cuanto más melanima, menos blanca es la piel y por lo tanto tiene más protección (natural) frente a los rayos UV”.
Sin embargo, la exposición prolongada puede generar mutaciones en el ADN del melanocito y empieza a crecer de forma desordenada, es decir desarrolla un cáncer de piel llamado melanoma. “El crecimiento vertical es de mal pronóstico, porque genera invasión a los vasos linfáticos que tenemos en la dermis o grasita de la piel y en los vasos sanguíneos y es lo que genera las metástasis a hígado, huesos, pulmón y sistema nervioso central. En definitiva, es lo que genera la muerte. Se utiliza la inmunoterapia como tratamiento oncológico obteniendo muy buena respuesta, pero es una enfermedad que muchas veces, ante el diagnóstico, ya está diseminada”.
Por eso es importante controlar los lunares y estar atentos a cualquier cambio de color o pigmentación, o si el diámetro se extiende u otras modificaciones.
“Hay que consultar de inmediato al dermatólogo porque el melanoma genera rápidamente metástasis y también se encuentra en las zonas de exposición solar, sobre todo en personas con muchos lunares, quienes deben hacer el control para prevenir este melanoma”.
Los protectores solares deberían formar parte de una política pública de prevención
La oncóloga coincidió en que ante el alto precio de los bloqueadores solares, debería haber un trabajo conjunto desde los distintos sectores públicos para poder bajar los costos, o incluso de libre acceso para determinados sectores sociales que no podrían adquirirlos.
“Tendríamos que hacer un trabajo de consorcio y cooperativo, porque hoy no tenemos un dispositivo por ejemplo en los hospitales, para entregarlos a quienes no puedan comprarlo. O incluirlos en el PMO, por ley, para que tengan un precio más accesible. Hoy SEROS tiene una cobertura para pacientes con antecedentes oncológicos, pero que yo sepa no está en el vademécum provincial ni tampoco en la mayoría de las obras sociales. Sería una buena oportunidad discutir esto, ahora que viene el verano”.
En todo caso, la inversión en una política preventiva será siempre mucho más baja que los altos costos que demandan los tratamientos, una vez desarrollada la enfermedad, con cuadros muy dolorosos para las personas afectadas.