Algunas consultas que llegan a esta sección nos llevan a repasar un concepto básico para la organización financiera familiar. Armar un presupuesto puede parecer un paso simple y bastante obvio, pero hasta que no nos sentamos a elaborarlo, no podemos visualizar hasta qué punto puede ser útil para ‘surfear’ la inflación.   

Una amiga lectora disparó la inquietud para este informe de ‘Economía en casa’. Separada desde hace algún tiempo, nos trasladó la consulta sobre consejos prácticos para una mejor organización financiera, en una situación de tenencia compartida de un hijo que la lleva a buscar alternativas para hacer rendir los ingresos y controlar los gastos.

El tema puede ser incluso mucho más abarcador, ya que en una situación similar se encuentra un joven estudiante que días atrás preguntaba algo similar, considerando que debe administrar por primera vez el dinero que le envían sus padres, desde Comodoro, para sostenerse en Buenos Aires. 

En igual situación, demás está decir, podría encontrarse un hombre recién separado, que estaba habituado a un manejo financiero compartido y hoy debe afrontar esa administración en forma individual.

Elaborar un presupuesto es el primer paso para ordenar las finanzas. Imagen: Freepik.

Pero para no escapar al tema planteado por la lectora, vamos a buscar ayuda en un sitio especializado en finanzas personales, dirigido exclusivamente al género femenino. ‘Mujer-financiera.com’ es un espacio con consejos prácticos y con capacitaciones específicas en educación financiera, que parte desde la siguiente presentación, que plantea un dato revelador: 

“Si llegaste hasta acá es porque seguramente alguna vez pensaste: ¿Cómo hago para llegar a fin de mes? ¿Por qué no estoy logrando ahorrar? ¿En qué momento gasté tanto? ¿Cómo puedo alcanzar mis objetivos? Nosotras también estuvimos ahí, y somos muchas…de hecho,  en Latinoamérica sólo 1 de cada 10 mujeres tiene ahorros”.

Primer paso: elaborar un presupuesto

Quienes ingresen al sitio mencionado verán que está disponible para descargar en forma gratuita una planilla de Excel, con un modelo de presupuesto que parte de consignas básicas. De un lado los ingresos mensuales, del otro los gastos, pero además con una tarea adicional, que demanda dedicar algún tiempo: es importante identificar todos los consumos. No sólo los más grandes y fáciles de detectar, como puede ser un alquiler, o impuestos inmobiliarios o de facturas de celular, etc, sino aquellos eventuales que no quedan determinados en el trajín cotidiano.

“Con toda esta información deberíamos comenzar a armar un excel para construir nuestro presupuesto mensualizado –recomienda ‘Mujer Financiera’-. Esto es fundamental, no se puede llevar las cuentas en un cuaderno, si nos queremos comprometer realmente con este objetivo a largo plazo”.

Si bien el sitio Mujer Financiera ofrece capacitaciones pagas, la suscripción brinda acceso a contenidos gratuitos que pueden ser de gran ayuda.

Luego viene una clasificación en dos grupos: gastos fijos y variables. En el primero, los vinculados a vivienda, combustible, transporte, servicios de gas, electricidad, celular, televisión, etc. Del otro, los variables, en el que se incluye alimentación, indumentaria (ropa, calzado, carteras), entretenimiento, ‘otras comidas’ (almuerzos en el trabajo, un delivery, etc), cafecitos, etc.

Este primer pantallazo puede dar pie a algunas estrategias, según la sugerencia. ¿Puedo reducir gastos si en lugar de comprar el almuerzo para el trabajo, me preparo una vianda en casa? (lo que además, puede resultar más saludable). ¿Hay posibilidad de ahorro, o me estoy financiando con tarjeta de crédito, lo que entraña un círculo claramente riesgoso?

El siguiente paso, según la guía propuesta por el sitio especializado, es el de definir objetivos, que pueden incluirse en una gama muy amplia. La meta más sencilla, de acuerdo con la inquietud que disparó este informe, sería hacer rendir más los ingresos, que se diluyen frente a una inflación que volvió a desbocarse.

Imagen: Freepik.

En ese caso, la meta está ligada necesariamente con la reducción de gastos, para poder establecer un monto de ahorro mensual, por mínimo que sea, para luego poder acudir a algunas de las formas que otorguen algún tipo de rendimiento a ese dinero.

Inflación mata estrategia

Antes de avanzar, volvamos ahora al testimonio que nos aporta una mujer que ya pasó por esa etapa de intentar organizar y reducir gastos:

“Hice un excel con mis gastos fijos y variables (tarjeta de crédito) y empecé a ver lo que no necesitaba o usaba. Di de baja la tv satelital y me compré un Roku (un sintonizador para ver determinadas aplicaciones  y televisión On Demand); llamé a la compañía de celular y me bajé a un plan más barato. Di de baja al jardinero; dejé de hacerme tratamientos de belleza; hago sólo una compra grande en el súper y después compro lo que necesito por día; suprimí marcas y productos caros; busco los días de ofertas con tarjeta, bajé mi intensidad de vida social porque cada juntada con amigos o familia eran  más de 5 mil pesos…”.

El remate, después de toda esa estrategia, puede ser frustrante: “Antes podía separar plata para viajar en el verano o en julio, pero la verdad es que ahora, ni siquiera achicando, me sobra para ahorrar”.

El testimonio es demoledor y refleja una de las claves de la economía argentina de los últimos años, explicado mejor que cualquier especialista o un dossier estadístico. Por caso, se conoció esta semana el último informe oficial del INDEC sobre el mercado laboral: el desempleo está entre sus niveles históricos más bajos y Comodoro es la ciudad del país con menor índice de desocupación. Sin embargo, el ritmo de los precios diluye los ingresos fijos, aun cuando tengan posibilidad de una actualización periódica, reduciendo a cero las posibilidades de ahorro.

Apelando ahora a algunas de las alternativas que han sido descriptas en esta sección, en informes anteriores, podemos recordar algunas formas sencillas para intentar, al menos, reducir esa brecha. Una de ellas es la caución simple que ofrecen las billeteras virtuales, que brinda un interés diario mientras el dinero no se utiliza.

Otra alternativa, como sugería un especialista, es apalancar gastos con la tarjeta de crédito, resguardando el efecto en alguno de los fondos comunes de inversión que ofrecen los bancos, durante el lapso que va desde el cierre hasta el el pago de la tarjeta: pueden ser entre 20 y 25 días (que van desde el momento en que se cobra el sueldo u otro tipo de ingreso mensual, hasta el día de vencimiento), con lo cual se estarán compensando un par de puntos contra la inflación mensual. 

No es mucho, pero en el acumulado mes a mes puede empezar a notarse una diferencia que, por mínima que sea, significa reducir la pérdida del poder adquisitivo. El truco es bueno siempre y cuando se pague la totalidad del saldo y no se entre en la ‘bola de nieve’ de pagar sólo el ‘mínimo’ y financiar el resto, porque puede ser un camino sin salida.

Un siguiente paso en esa meta de ‘ahorro’ sería que, al cabo de 3 ó 4 meses empiecen a sobrar unos pesos, cualquiera sea el monto, para poderlos ‘detraer’ de los gastos mensuales y colocarlos en un plazo fijo a 30 días, para iniciar la cadena del interés compuesto. Es decir, renovando mes a mes, capital e intereses incluidos, al que se podría añadir un monto adicional cuando haya un ingreso extra.

Incorporar hábitos financieros saludables

Volvamos ahora a algunos de los consejos de ‘Mujer Financiera’, que requieren una adaptación a la desenfrenada inflación argentina, ya que es imposible hablar de precios fijos a lo largo de los meses.

Una de las propuestas es asignar un monto tope de gasto mensual para cada categoría, por ejemplo para alimentación. Si tomamos como punto del partida el último informe del Observatorio de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas, una familia de 4 integrantes necesitó en Comodoro casi 89.000 pesos sólo para comer durante el mes de febrero.

Si consideramos la inflación promedio del 6,6 por ciento que informó recientemente el INDEC para febrero, podríamos estimar que el gasto en comida se elevó mínimamente en 6.000 pesos durante marzo, por lo que significaría unos 95.000 pesos sólo para la compra de alimentos. Es decir, unos 24.000 pesos por semana, o unos 3.500 pesos diarios.

Seguramente se requiere mucha disciplina y un gran esfuerzo (y sacrificios), pero fijarse un tope semanal de gastos puede ser otra herramienta útil para intentar un mejor rendimiento de los ingresos. Y así sucesivamente: el tope de gastos mensuales o semanales en comida se puede ir actualizando con el porcentaje de inflación mensual (aunque convendría no perder de vista el ingreso, que no se actualiza todos los meses).

Mujer Financiera deja también una lista de hábitos financieros saludables para incorporar, que son recomendables no sólo para ellas, sino también para nosotros, vosotros, ellos y ustedes:

-Anotar todos los gastos realizados al final del día. Para que sea más fácil pueden usar la App de Mujer Financiera para registrar el día a día y luego volcar esa información en el presupuesto (Excel).

-Dedicar una hora a la semana a revisar los gastos semanales para cada categoría y completar el Excel de tu presupuesto mensual.

-Elegir un sponsor de tus finanzas. Pedirle a una amiga o un familiar que te consulte de forma habitual cómo viene tu economía, para que si no te sentaste a revisar tus finanzas, al menos te sientas incómoda al responder y cuando llegues a tu casa ¡lo hagas!

-Antes de realizar una compra, revisar tu presupuesto para asegurarte que podés realizar ese gasto sin desordenar tu economía.

-Anotar las cosas que necesitás en una nota en el celular. Entonces antes de comprar algo podés revisar esa nota para asegurarte de que lo que vas a comprar es realmente necesario. Hacer una lista de las cosas a comprar en el supermercado antes de ir, para evitar comprar cosas innecesarias.

Cualquier forma de ahorro, hoy, se convierte en un acto de resistencia, incluso para bajarse por un rato de la licuadora consumista, que también incide a la hora de sumar frustraciones, por correr detrás de una zanahoria que nunca se alcanza.

Y al cabo de un par de años, quizás, "en una de esas", quién te dice: tal vez ese ahorro te ayude a dar un paso importante, o un viaje, o cambiar el auto. O la economía argentina nos sorprenda con un nuevo período de recuperación.

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