Otra elección sin Boleta Única de Papel: los altos costos del sistema y la llamativa cantidad de aspirantes a Presidente
El sistema de elección actual redunda en gran cantidad de papel desperdiciado, miles de millones de pesos gastados de más y “sellos de goma” para hacer un negocio que el sistema no alcanza a controlar.
El nuevo período electoral transcurre sin que se haya avanzado en el país, ni en la provincia, en un sistema electoral que permita ahorrar costos, en momentos de una profunda crisis económica. Basta observar la cantidad de boletas electorales en los últimos días de campaña en las calles, arrojadas a la basura, o a la vía pública, luego de que los automovilistas las quitan de sus parabrisas, para preguntarse por qué sigue sin tratarse la ley de sistema de Boleta Unica de Papel, que propugnan organizaciones no gubernamentales y diferentes sectores políticos en el país y la provincia.
¿Qué significa reducir costos? La respuesta no implica quitar igualdad de oportunidades a las agrupaciones políticas más chicas, ni, mucho menos, considerar a las elecciones como "un gasto", sino precisamente lo contrario: garantizar más equidad y transparencia, mediante un uso más eficiente de los recursos públicos.
Para precisar cuál es el cuestionamiento, hay que reseñar cómo funciona el sistema actual. La Dirección Nacional Electoral dispuso para este turno electoral la entrega de $2,92 por cada boleta a imprimir. A cada frente político le corresponde, en la distribución de fondos que establece la ley, el monto para imprimir un número de boletas equivalente a un padrón total de electores, que en el país asciende 35,4 millones de personas habilitadas a emitir su voto. A su vez, en cada distrito se asigna el número correspondiente a su padrón, que en el caso de Chubut es de 474.242 electores.
Si se tiene en cuenta que en el cierre de listas hubo 27 postulantes para la Presidencia de la Nación, esto implicaría unos 2.790 millones de pesos en boletas para cada una de esas fórmulas. A su vez, el sistema dispone que la entrega de $2,92 por boleta se debe asignar también por cada una de las 4 categorías que integran las fórmulas, es decir presidente; parlamentarios del Mercosur distrito nacional; diputados nacionales; parlamentarios Mercosur distrito regional.
Por ejemplo, si un frente político tiene candidatos a las 4 categorías, el aporte debe alcanzar para imprimir un padrón por cada una de ellas. Y si tiene boleta corta, con 2 categorías, el costo se reduce a la mitad. Ahora bien, si se da el caso de que una misma fórmula va en dos boletas diferentes con precandidatos en las 4 categorías, el aporte se multiplica por 8.
En base al sistema legal actual, el costo total para imprimir boletas superó inicialmente los 14.000 millones de pesos, según el presupuesto previsto por el gobierno nacional, aunque recientes disposiciones, que terminaron por desestimar algunas fórmulas en distintos puntos del país, reducirían la cifra hasta los 10.000 millones de pesos (siempre y cuando los frentes políticos rechazados devuelvan rápidamente los fondos no utilizados para imprimir las boletas).
Luego del rechazo de algunas fórmulas, que se conoció en distritos como Buenos Aires, Córdoba y Neuquén, precisamente porque no todos presentaron las 20.000 boletas testigos que exige la ley, surge la primera duda: ¿se cumple con la exigencia legal de devolver los fondos asignados para la impresión, si es que no se usaron para imprimir las boletas? Y en ese caso, ¿cuándo se hace la devolución y qué pasa si se incumple?
EL SISTEMA DE CONTROL NO ALCANZA PARA EVITAR QUE ALGUNOS HAGAN NEGOCIO
“Los partidos tienen que presentar un informe final de la campaña, poco tiempo después de la elección y luego un detalle con toda la rendición que incluye los gastos de impresión de las boletas”, explicó el secretario del Juzgado Federal con competencia electoral en Chubut, Enrique Kaltenmeier, ante la consulta de ADNSUR.
“La cuestión más candente son los fondos públicos que se les asignan para la impresión de boletas, para lo que deben presentar documentación impositiva, o reintegrar la suma recibida si no imprimieron la totalidad –añadió-. Las sanciones pueden ser la pérdida de fondos públicos para funcionamiento partidario, como también para la próxima campaña y la eventual responsabilidad personal de las autoridades que correspondan”.
Días atrás, la senadora nacional por Chubut, Edith Terenzi (JxC) hizo un planteo que pone en duda la eficiencia del sistema de contralor y las rendiciones posteriores:
“Si pensamos en el combo de costo de boleta que recibe un candidato, más el aporte de campaña para publicidad, estamos en algunos casos sosteniendo desde el estado nacional fuerzas políticas que a veces son nada más que un sello de goma”, expresó. Y ante la consulta sobre el sistema de control, añadió la senadora:
“Hay un sistema de rendición, pero probablemente el Estado asigne fondos de campaña a determinados pre candidatos y ese dinero no sea utilizado con ese fin. Así se sostienen pequeñas porciones, que incluso a veces son parte de algunos de los partidos más importantes y es un montón de dinero que queda para un pre candidato que probablemente no dé el piso para llegar a la elección general de octubre, pero se encuentra con una masa dinero importante por el solo hecho de participar. La Boleta Unica de Papel disminuiría al menos una parte del costo, que es la impresión de boleta”.
Terenzi recordó además que las fuerzas partidarias mayoritarias, como la que ella integra, suelen imprimir más cantidad aún, hasta dos padrones y medio de boletas, que irremediablemente terminarán en la basura luego de la elección, además de que es obvio que ningún partido puede aspirar a obtener semejante cantidad de votos.
Ante la consulta sobre los dichos de Terenzi, Kantelmeier admitió que no hay garantías suficientes para evitar que parte de los fondos públicos termine usufructuado por “sellos de goma”:
“De movida, el control que se hace es posterior. Entonces hay una disposición de los fondos por parte de agrupaciones políticas que no sabemos qué uso hacen, si es que no aplican para imprimir las boletas. Si una agrupación recibe millones de pesos y no las imprime, acá hay una cuestión grave, que marcó esta semana la jueza Servini de Cubría: ni siquiera a ella le han presentado las boletas para distribución y contingencias, es decir que ni siquiera en la Capital han presentado todas las boletas”.
La citada jueza apuntó lo llamativo que resulta la gran proliferación de postulantes a la presidencia, de espacios políticos sin trayectoria electoral, incluso con gran cantidad de precandidatos en forma interna:
"Tan grande ha sido esta proliferación de listas electorales, que resulta llamativa la cantidad de precandidatos propuestos por agrupaciones políticas que no registran antecedentes de tener un caudal de votos que lo justifique, y que no cuentan con referentes de conocimiento masivo como para explicar la existencia real de una competencia interna”, aseguró la jueza en su fallo.
El incumplimiento de algunas agrupaciones nacionales refleja que no utilizaron el dinero para imprimir las boletas, de allí que no se oficializó a todos los pre candidatos que se habían inscripto para participar el domingo por la Presidencia.
“Mientras tanto, el dinero lo tienen las agrupaciones y sus responsables, utilizado no se sabe en qué, o depreciándose en una cuenta. Como los controles llegamos después –reconoció Kantelmeier-, es una situación inevitable, que deriva del sistema de votación actual. Hasta que no resolvamos esto, va a seguir igual. A las agrupaciones más chicas hay que garantizarles un pie de igualdad en la elección, pero esa igualdad se le puede garantizar igualmente con el sistema de Boleta Unica de Papel”.
QUÉ ES EL SISTEMA BOLETA UNICA DE PAPEL (BUP)
El sistema BUP es relativamente sencillo, ya que consiste en un solo pliego de papel, de tamaño mucho mayor a las boletas individuales, en el que se incluye la totalidad de los candidatos y frentes políticos, con un espacio en el que el elector debe tildar, mediante el uso de una birome, al que elija para el cargo respectivo.
La iniciativa se ha impulsado a nivel nacional, desde Juntos por el Cambio, pero no ha tenido avances en el Congreso de la Nación. También en la provincia de Chubut han presentado el mismo proyecto de ley los legisladores de ese espacio político, aunque tampoco ha tenido tratamiento.
Ya hay provincias que han adoptado este método, como Córdoba, Santa Fe y San Luis. Un reciente informe publicado por el diario La Voz, de la capital cordobesa, reveló incluso una comparación entre el gasto que significarán las PASO, con el sistema tradicional y el uso del BUS (en esa provincia se denomina Boleta Unica de Sufragio). Según la citada publicación, mientras el próximo domingo la elección tendrá un costo de 760 millones de pesos, las elecciones para gobernador, realizadas con el sistema provincial, costaron unos 234 millones.
A diferencia del sistema de boleta individual, en el que cada partido y candidato reciben fondos para imprimir una cantidad de boletas equivalente a un padrón o más, con la boleta única la impresión total es de un solo padrón, que será utilizado por todas las organizaciones, más un 10% del total. El ahorro se da no sólo en el costo de impresión, sino también con la reducción del costo ambiental:
“Es complejo que este papel sea reciclado, así que todas las boletas que vuelven se debe eliminar –explicó Kantelmeier-. En comparación al uso de una resma A4 que implicaría la aplicación del sistema de boleta única, es muy clara la diferencia. Además se evitarían problemas como el robo de boletas, la reposición en el cuarto oscuro, las diferencias en los colores de impresión, etc. Se evitan muchos inconvenientes, además del ahorro económico, que es mayúsculo”, insistió.
LAS SANCIONES SE LICUAN CON LA INFLACION
Un último punto a abordar, en relación a las falencias del sistema actual, es el hecho de que la sanción económica, por incumplir con las rendiciones, queda diluida en el tiempo, con el ritmo vertiginoso de la inflación en el país.
Según explicó Kantelmeir, recientemente se dispuso modificar el criterio de las sanciones, porque al momento de aplicarse ya transcurrió uno o dos años, debido a los recursos judiciales que pueden interponerse, lo que significa que si a un frente político le reducen el monto a otorgar que no había rendido en la elección anterior, la sanción quedó prácticamente licuada por la inflación.
“Estamos tratando de que la sanción no tenga que ver con el monto recibido en la elección anterior, porque en este caso se va a terminar aplicando, por ejemplo, en el año 2025. La idea es que la sanción tenga que ver con la pérdida del monto de la elección siguiente, es decir que quien incumpla ahora, no pueda recibir aportes en las elecciones legislativas que se harán dentro de dos años”, graficó.
Recordó que la ley 26.215 prevé también pérdidas de entre 1 y 4 años de los fondos públicos que reciben los partidos políticos, en forma anual, para su funcionamiento.
CUAL FUE EL COSTO EN CHUBUT
A diferencia de las elecciones del 30 de julio último, que fueron asumidas por el gobierno provincial al desdoblarse de las fechas del calendario nacional, en este caso el costo total es asumido por el Estado central.
En la elección del gobierno provincial, el monto que destinó Chubut para cubrir toda la logística, incluida la impresión de boletas, fue de unos 650 millones de pesos. Para las PASO, puede estimarse el costo del siguiente modo:
Sólo en impresión de boletas, los fondos asignados para los frentes políticos con participación en Chubut superarían los 44 millones de pesos, a lo que se suman los frentes nacionales que postulan precandidatos a presidente pero no tienen representación en la provincia.
Dentro del justicialismo hay dos fórmulas nacionales, que llevan adheridas en la provincia a la candidatura oficial que propone a José Glinski para la diputación nacional, junto a Mariano Arcioni para el distrito nacional del Parlasur, más la categoría del mismo parlamento en distrito regional. Como las categorías son 4 y las fórmulas nacionales son dos significa que el costo de impresión de boletas se multiplica por 8.
De ese modo, serían 2,92 por los 474.242 electores que integran el padrón provincial, es decir algo menos de 1,4 millón de pesos. Luego, esa cifra debe multiplicarse por 8, lo que asciende a más de 11 millones de pesos. A su vez, dentro del mismo espacio hay otras dos ‘boletas cortas’, que llevan sólo candidatos a diputado nacional, que son las que postulan a Fabricio Petrakoski y Lorena Alcalá. A ellos se suman los candidatos al parlamento del Mercosur, por lo que serían otros $2,92 asignados por cada elector, multiplicado por 4, es decir otros 5,5 millones de pesos.
También en Juntos por el Cambio hay dos fórmulas presidenciales que llevan adheridos a los candidatos de la provincia, encabezados por Jorge Avila para la diputación nacional y Carlos Maestro para el parlamento del Mercosur. Se multiplica entonces el costo de boletas por 8, por lo que debe sumarse otros 11 millones de pesos.
Dentro de este espacio hay una boleta corta, encabezada por Eduardo Conde para la diputación nacional, por lo que hay que sumar 2,8 millones de pesos.
Para no ser tediosos, resumimos el resto de los frentes políticos. El PLICH, con 4 categorías, lo que significa 5,5 millones de pesos; el FIT, con 4 categorías, otros 5,5 millones de pesos; y e GEN, que encabeza Oscar Petersen con boleta corta, otros 2,8 millones de pesos.
Si se suman los montos mencionados y si no hicimos mal los cálculos, sólo para la impresión de boletas, los fondos asignados para los frentes partidarios con representación en Chubut asciende a 44,1 millones de pesos, lo que significa una cifra relativamente baja, comparada con todo el país, pero no por ello deja de ser menos costoso y asignar esos recursos para tanta otra necesidad.
Hay que tener en cuenta también que en el cálculo anterior deben sumarse los otros frentes nacionales que tendrán precandidato a presidente, aun cuando no tienen adherentes locales, que enviarán sus propias partidas de boletas impresas. El costo, fundamentalmente, se incrementa cuando se piensa en cuánto de esos fondos públicos terminarán, inexorablemente, pisoteados en la calle o volados por el viento, o acumulados en un basural, alimentando el descreimiento de muchos ciudadanos en un sistema político que es el menos imperfecto de todos, pero que aun así tiene mucho por mejorar.